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El presidente Bolsonaro refugia su fracaso de la crisis sanitaria en el ejército
El pasado miércoles fallecieron más de 4,000 personas por Covid-19 (330,000 en total) y removió a la cúpula castrense.
Río de Janeiro. “Tenemos que cambiar este Brasil. Algunos morirán en el camino, pero en 2018 estoy dispuesto, si Dios quiere, a intentar llevar este país a la derecha (...) Brasil es una maravilla, tenemos de todo. ¡Lo que faltan son políticos”.
Estas palabras las dijo el entonces diputado Jair Bolsonaro. En noviembre de 2014.
El diario El País recordaba en su edición de ayer 4 de abril, que al pronunciar estas palabras en los jardines de la Academia Militar das Agulhas Negras, los militares que lo escuchan corean “líder, líder, líder”.
Esta anécdota ayuda a comprender la nueva crisis que estalló al presidente Bolsonaro la semana pasada que cobra el puesto del ministro de Defensa, primero, y un día después con la cúpula completa de la Armada y la Fuerza Aérea.
Uno de los militares que renunció es el general Edson Leal Pujol. Cuatro meses atrás advirtió públicamente: “No queremos ser parte de la política de gobierno ni del Congreso, y mucho menos, que la política entre en nuestros cuarteles” (El País, 4 de abril).
La crisis de la semana pasada es consecuencia de “la politización de los militares, un fenómeno que impulsa Bolsonaro, y la militarización de la política, que no empezó con él”. Comenta el investigador de la Universidad Federal Fluminense Eduardo Heleno.
“El Bolsonaro candidato germinó en medio de una ola gigantesca de desencanto con la política”, escribe la periodista Naiara Galarraga Gortázar en El País de ayer.
Control total
La destitución del ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo, y de la cúpula militar se trata de un hecho insólito, pero revela el pulso que Bolsonaro ha mantenido los últimos meses con el ejército: lo quiere controlar para que lo apoye en sus controvertidas decisiones políticas y negacionistas contra la pandemia, escenario al que se venía oponiendo Azevedo.
Bolsonaro sabe que los errores que ha cometido en el manejo e la crisis sanitaria le podría costar la reelección el próximo año. Con casi 4,000 muertos por día (el miércoles de la semana pasada), la ocupación hospitalaria del 95% y escasez de medicinas para su uso en la intubación de pacientes con Covid-19, los números de las encuestas no le favorecen a Bolsonaro.
Los militares calificaron en off the record a Bolsonaro como personaje “autoritario” (La Vanguardia, 4 de abril) por su intento frustrado de que el Parlamento le otorgara poderes especiales durante la pandemia para declarar el estado de excepción o de sitio.
Aunque en algún momento fueron la mitad, ahora ocho de los 22 ministros de Brasil, más el vicepresidente, son militares o policías. La visión de Bolsonaro demuestra un perfil de un político con visión del siglo pasado.