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Opinión

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A 15 años de la Crisis Financiera Global

Los acontecimientos ocurridos en el sector bancario a principios de este año muestran que no podemos bajar la guardia. El sector bancario estadounidense se vio sometido a graves tensiones, lo que provocó la corrida bancaria más rápida en la historia de EU.

El mes pasado se cumplieron 15 años desde el colapso de Lehman Brothers. Esta quiebra es emblemática de los excesos en el sector financiero que en última instancia condujeron a lo que se conoce ampliamente como la Crisis Financiera Global (CFG). El colapso de Lehman y la CFG se produjo en un momento en que los responsables políticos y la sociedad en su conjunto consideraban que la mejor forma de regulación era la de “toque ligero”. Que la economía y los mercados financieros funcionan mejor para la sociedad cuando los gobiernos y los reguladores permiten a los individuos y a las empresas la máxima libertad.

El sector financiero aprovechó al máximo esa libertad. Chuck Prince, director ejecutivo de Citigroup, captó bien el espíritu de la época cuando dijo: “Cuando la música se detenga, en términos de liquidez, las cosas se complicarán. Pero mientras suene la música, tienes que levantarte y bailar. Todavía estamos bailando”. Eso fue en 2007, la liquidez se agotó poco después y, como resultado, Citibank tuvo que amortizar miles de millones de dólares. Chuck Prince se quedó sin trabajo cuatro meses después y el sector público tuvo que intervenir para evitar una crisis económica.

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Los bancos tuvieron que reconstruir sus reservas de liquidez y capital desde niveles exiguos hasta niveles que salvaguarden a la institución misma y al sistema en su conjunto. Los reguladores y el sector público, en general, se prepararon para responder con rapidez y congruencia ante las primeras señales de problemas. Si no hubiera sido por estas medidas y la revolución en el enfoque de la regulación del sector financiero, la recesión causada por la pandemia de Covid-19 casi con certeza se habría transformado en una crisis financiera y una depresión económica varias veces mayor que la CFG.

Los acontecimientos ocurridos en el sector bancario a principios de este año muestran que no podemos bajar la guardia. El sector bancario estadounidense se vio sometido a graves tensiones a principios de este año cuando los inversionistas perdieron la confianza, lo que provocó la corrida bancaria más rápida en la historia de Estados Unidos. La tensión provocó la desaparición de cinco bancos con activos de más de 1.1 billones de dólares. Sin embargo, las consecuencias económicas fueron contenidas porque, una vez más, el apoyo público llegó con rapidez y generosidad en forma de liquidez del banco central y garantías gubernamentales.

En la autoevaluación que hizo la Reserva Federal después de la quiebra del Silicon Valley Bank se menciona el mal manejo que realizó el banco en torno a los riesgos derivados de las tasas de interés y de liquidez y, al mismo tiempo, se describe cómo los supervisores no tomaron medidas contundentes para detener su deterioro. Esto nos lleva a concluir que no es suficiente establecer medidas regulatorias restrictivas, sino que deben de estar acompañadas de una supervisión efectiva.

La crisis de 2007 y las posteriores perturbaciones en el sector financiero han demostrado una y otra vez que la mano invisible tiene sus límites. Que no podemos tener un sistema en el que el sector financiero disfrute de la fiesta y el sector público sea responsable de enfrentar las consecuencias inevitables. La crítica más mordaz de Adam Smith fue contra el sistema mercantilista en el que demasiado poder estaba en manos de unas pocas empresas. Se necesitaban entonces y se necesitan ahora instituciones sólidas y estables que trabajen en beneficio de todos, y la regulación y la supervisión deben desempeñar un papel importante.

Después de todo, incluso los seguidores más fervientes de Adam Smith estarían de acuerdo con la regulación y supervisión de los sectores alimentario, farmacéutico y de la construcción. ¿Por qué no del sector financiero?

Lucía Buenrostro es Maestra en Economía por El Colegio de México y Maestra en Matemáticas y Finanzas por el Imperial College (Reino Unido). Es Doctora en Economía por la Universidad de Warwick (Reino Unido). Ha desempeñado labores de docencia e investigación en la UNAM, en la Universidad de Warwick y en la Universidad de Oxford. Cuenta con una amplia y sólida trayectoria en el sistema financiero internacional donde laboró por casi 15 años en Londres como responsable de áreas de administración de riesgos en la banca de inversión.

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