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Opinión

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AMLO, Biden y Xi: vértices del fentanilo

Joe Biden está preparando el cierre de su presidencia. Su salud no es la óptima para buscar la reelección. Lo sabe.

El presidente de Estados Unidos quiere heredar a la próxima administración una relación estable con China: cerrar las grietas que han dejado la competencia, las sanciones y, lo más importante, la desconfianza que ha producido el espionaje aéreo y las redes de productores de fentanilo.

La política exterior de Biden ha encontrado en el segmento universitario de su país el blanco de lo que podría ser el efecto búmeran: el apoyo ilimitado a Israel en los bombardeos contra la Franja de Gaza sin distinción entre civiles y terroristas, y en particular, en contra del hospital Al-Shifa, ha comenzado a erosionar la popularidad del presidente estadounidense entre jóvenes. Se trata de un segmento que mayoritariamente votó por él en las pasadas elecciones.

Funcionarios del Gobierno de Biden aseguran que el presidente no estuvo de acuerdo en asediar el hospital de Gaza, pero poco ha hecho la diplomacia de Estados Unidos en atender la ruptura de relaciones entre Israel y la ONU. Se trata de un suceso no baladí; preocupa que el derecho internacional haya encontrado en la Franja de Gaza una zona no vinculante.

La guerra en Ucrania y el ataque terrorista de Hamás junto a la respuesta de Israel en la Franja de Gaza serán dos conflictos bélicos que la siguiente administración estadounidense tendrá que retomar. ¿Hará cambios o continuará las mismas estrategias del presidente Biden?

Para Estados Unidos no hay espacio en su política exterior para activar una bomba de tiempo contra China. Por esa razón Biden decidió relajar tensiones.

Fue Biden quien pidió al presidente López Obrador viajar a San Francisco para que hable directamente con Xi Jinping sobre fentanilo. Estados Unidos, China y México son tres vértices del tríangulo fentanilo.

Al leer el comunicado que elabora el Gobierno chino sobre la reunión entre Xi y AMLO llama la atención el párrafo sobre una lista de buenos propósitos: “intensificar (...) la democratización de las relaciones internacionales”.

¿Diversificación o democratización? Una dictadura no apela a la democracia en ninguna de sus acepciones.

Es claro que al presidente AMLO le falta horas-gimnasio en política exterior. La ventaja de viajar a la cumbre de APEC sería la tormenta de realidad sobre la necesidad de enviar al exterior a gente preparada y no a sus amigotes.

Twitter: @faustopretelin

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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