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Colapso de la burbuja de plata
Hoy como hace 30 años, especuladores acumulan plata tanto física como en los mercados de futuros, a manera de cobertura ante la debilidad del dólar.
A billion dollars isnt worth what it used to be , fue la respuesta de Bunker Hunt a las llamadas de margen después de que el 27 de marzo de 1980 colapsó la más conocida burbuja del precio de la plata. En agosto de 1979, cuando costaba 8 dólares la onza, la plata inició un movimiento parabólico o spike que triplicó su valor en octubre y alcanzó un máximo histórico de 50 dólares por onza en enero de 1980. Entonces todo cambió. En el jueves negro, el precio de la plata cayó a 10.8 dólares por onza, forzando la bancarrota de los hermanos Hunt, petroleros de Texas, quienes habían logrado arrinconar el mercado de futuros de la plata.
En agosto de 1971, el presidente Nixon sorprendió a los mercados, cerró la ventilla de oro de la Fed, donde los bancos centrales (BC) convertían dólares en oro; prohibió la acumulación privada de éste y puso en flotación el dólar. Los 70 fueron los años de la estanflación, caída del crecimiento, dólar barato, inflación alta y tasa de interés real negativa. La Fed no sabía qué hacer. Los Hunt sí: acumular plata física y, en los mercados de futuros, financiar la posición con dinero prestado en dólares que la Fed imprimía a montones para financiar el déficit de balanza de pagos de EU, que entre otros factores provocaba la guerra de Vietnam y los altos precios del petróleo.
Pronto, Bunker y hermanos encontraron apoyo entusiasta para su esquema en el Jeque Khalid bin Mahfouz, cercano colaborador de la casa real de Arabia Saudita.
A principios de 1980, los hermanos Hunt acumulaban entre físico y futuros, 235 millones de onzas de plata, más que las 200 millones de onzas que constituían el acervo de plata comerciable en todo el mundo. La plata que esperaban recibir al vencimiento de sus contratos de futuros en la CBOT y Comex era superior a la cantidad en sus almacenes. Un short squeeze en el que los titulares de las posiciones cortas no podían entregar la plata porque no existía físicamente. Fue cuando su precio alcanzó los 50 dólares por onza.
El legendario Paul Volcker entró a escena en agosto de 1979, cuando el Presidente Carter lo nombró Presidente de la Fed. Corrige la política del BC, eleva la tasa de interés nominal, cae la expectativa de inflación y sube la tasa de interés real, elevando el costo de acarreo de la posición larga de los hermanos, forzándolos a vender en un mercado bajista para cubrir múltiples llamadas de margen. Casi al mismo tiempo, la CBOT y Comex adoptan nuevas reglas de operación que limitan el tamaño de posiciones, forzando la liquidación de la posición larga de plata de los hermanos.
Treinta años después se genera otra burbuja en el precio de la plata. En agosto del 2010, la plata cotizaba en 17.4 dólares por onza. Al cierre de diciembre se había elevado a 30.2 dólares por onza y el pasado 27 de abril alcanzó 48.4 dólares por onza, no lejos del máximo histórico nominal de enero de 1980. Hoy como entonces, la tasa de interés real en dólares es negativa o muy baja y un grupo de especuladores acumula plata física y en los mercados de futuros como cobertura de la debilidad del dólar y falta de confianza en el papel moneda. Ahora no será diferente, será igual: la burbuja se colapsará. Ayer, la plata cayó a 38.3 dólares por onza, 21% menos que el 27 de abril, en respuesta a que Comex comenzó a incrementar los requerimientos de margen. Pronto, las tasas de interés comenzarán a subir.
rfeliz@eleconomista.com.mx