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Opinión

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Frontera México-EU, eje para la integración económica de América del Norte

Como es sabido, el primer ministro Trudeau, el presidente Biden y el presidente López Obrador se reunieron hace unos días en la Ciudad de México para la Cumbre de Líderes de América del Norte. El objetivo de estas reuniones ha sido fortalecer una relación amplia y profunda entre Canadá, Estados Unidos y México. Después de la Cumbre dichos líderes expresaron su compromiso renovado de continuar con la colaboración e integración económica, a partir de la oportunidad actual que brinda la reorganización de las cadenas de suministro en un mundo postpandemia. Asimismo, refleja importantes tendencias y oportunidades dentro de la región fronteriza entre México y Estados Unidos que pueden tener un efecto positivo sobre la relación binacional que respalda la integración económica en curso de América del Norte.

¿Por qué la región fronteriza es un área importante para examinar? Como afirmó el embajador de México, Esteban Moctezuma, durante el Foro Ambiental Fronterizo 2022 del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), “si queremos construir una región norteamericana más competitiva, más innovadora y más humanitaria, el punto de partida es la frontera”. Es una región compartida que alberga a más de 26 millones de personas y donde las comunidades de los dos países interactúan cotidianamente. Desde la ratificación del TLCAN en 1994 y el posterior Tratado entre los tres países en 2020, la región fronteriza entre México y Estados Unidos ha gozado de un gran dinamismo económico, social y cultural. El comercio bilateral entre los dos países ha aumentado, de 173,000 millones de dólares en 1994, a 667,000 millones de dólares en el año 2021, lo que ha generado miles de empleos.

Este éxito ha beneficiado la relación general entre México y Estados Unidos y ha sentado las bases para mejorar el bienestar de las comunidades fronterizas a través del acceso, por primera vez, a servicios básicos como agua potable, y a mejores condiciones ambientales y oportunidades económicas.

 El reciente entusiasmo por las cadenas de suministro de América del Norte es un nuevo capítulo en una historia de décadas. Las inversiones requeridas pueden ser la plataforma para brindar oportunidades a los ciudadanos de los tres países. Pero el éxito a largo plazo requiere un mayor compromiso e inversión en la sostenibilidad ambiental a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. Al aprovechar el entusiasmo actual por invertir en nuevas cadenas de suministro, la inversión sostenible permitirá acelerar y preservar las perspectivas a largo plazo de la región fronteriza y la integración de América del Norte.

Tres oportunidades entrelazadas

Si bien la integración económica es una tarea compleja, hay tres temas que se entrelazan y ayudan a enfocar y organizar las prioridades. De abordar bien estos tres temas, se contará con una base sólida para la integración y la prosperidad compartida de la región fronteriza y América del Norte.

 Economía más verde.– La simple construcción de más fábricas en la región con su clima árido y semiárido es una fórmula para un futuro no sostenible. Sin embargo, no invertir en una economía que produzca buenos empleos para las comunidades locales ignora la vitalidad de la región y podría generar tensión en la relación binacional y las comunidades. Por ello, los gobiernos tienen la oportunidad de liderar e invertir en infraestructura verde y resiliente, así como promover un transporte más limpio, un uso más eficiente de agua y energía y una mejor planeación urbana. Estas iniciativas del sector público deben impulsar la participación y el apoyo de un sector privado dinámico que genere empleos bien remunerados. Por su parte, las empresas privadas podrían invertir en instalaciones que cumplan con los estándares LEED o Edge. También utilizar tecnología e ingeniería que permitan hacer más con menos recursos. Por último, con un marco regulatorio adecuado, la valorización y el reciclaje pueden crear oportunidades comerciales para una economía más circular y verde.

 Agua.– Independientemente de cuán eficientes o ingeniosas sean las nuevas inversiones, no hay forma de escapar de las condiciones naturalmente áridas y la sequía actual. Por lo tanto, una economía más verde tiene que construirse con la infraestructura y una gestión de agua que prioricen la conservación, el saneamiento y el reuso efectivo y la diversificación de los recursos hídricos. Desde 1995, la región ha venido invirtiendo con éxito en infraestructura hídrica. Aunque quedan algunas comunidades sin acceso, la cobertura de agua potable llega al 98% de la población de la región fronteriza mexicana y es casi universal del lado estadounidense. Sin embargo, la conservación de esos logros significa mantener y adaptar la infraestructura para atender el crecimiento demográfico. Aunque es una estimación, el NADBank ha recibido solicitudes de financiamiento no reembolsable para realizar inversiones por alrededor de 530 millones de dólares. El dinero por sí solo no es suficiente. La sostenibilidad del agua requerirá de la participación de los gobiernos a todos los niveles, comunidades y sector privado. Para satisfacer las necesidades de agua a lo largo del tiempo también requerirá reforzar la capacidad institucional y humana de las autoridades a cargo de los recursos y servicio de agua.

Energía.– No se puede negar que el agua es vida; más aún, el agua limpia y confiable requiere energía. Este es el costo más grande para la potabilización y el suministro de agua en toda comunidad. Además, la energía es esencial para la economía. Apoya la producción, la movilidad, la educación y la atención de salud. La fuente de generación de energía es fundamental para la sostenibilidad a largo plazo. En esto, la región fronteriza tiene una ventaja importante. Cuenta con una gran cantidad de recursos eólicos y solares con inversiones importantes. Entre 2010 y 2019, México invirtió cerca de 24,000 millones de dólares en energía limpia y en Estados Unidos alrededor de 387,000 millones de dólares. La inversión continúa situada en la generación de energía renovable, tanto distribuida como conectada a la red, y el almacenamiento es esencial para satisfacer las necesidades de agua e impulsar una economía más verde en la región.

 Si bien esto no se logrará pronto y fácilmente, la región fronteriza aborda esta oportunidad con grandes avances durante los últimos veinticinco años. Además, las nuevas inversiones pueden beneficiarse del conocimiento, las tecnologías, las asociaciones y los foros binacionales que apoyan tanto la sostenibilidad como el crecimiento económico. Como resultado, hoy la frontera, donde Estados Unidos y México se unen, tiene la capacidad de convertirse en un eje para la integración económica de América del Norte.

*El autor es director general adjunto del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank).

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