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Hoy, en la Casa Blanca
Entre la agenda de temas para la reunión Biden-López Obrador destacan evidentemente los asuntos migratorios. Biden recibe a su homólogo con la buena noticia de que la Suprema Corte falló en favor de anular el programa “Quédate en México”, una pifia que le aceptó Ebrard a Trump en una pésima concesión a cambio de nada. Esto despresurizará el lado mexicano de la frontera, aunque Abbott de Texas manifestó que regresará a los ilegales a la frontera, como siempre ha sucedido. La tragedia del tráiler en San Antonio marcará la discusión sobre la ilegalidad migratoria. Seguramente la propuesta de Biden será reforzar la lucha para desmantelar a las organizaciones criminales de los dos lados de la frontera que en colaboración mueven el flujo de ilegales.
López Obrador planteará la propuesta de emitir permisos temporales de trabajo, para así atender a los sectores que requieran mano de obra. Sin embargo, esto es una facultad del Congreso estadounidense, que es a quien debería de presentarle esta iniciativa. Pero inexplicablemente la agenda omitió una reunión con congresistas, una falla elemental de Ebrard.
Sobre el tema de la seguridad y violencia, Biden podría exigir resultados urgentes en la lucha contra los cárteles criminales por parte de México, no solo para la seguridad fronteriza (paso de droga y personas), sino en general para las condiciones de combate a la penetración del narco en actividades económicas y políticas. Ello, porque son un obstáculo a las inversiones de su país al no existir plena seguridad mediante reglas claras e inamovibles congruentes con el cumplimiento del estado de derecho y respeto a los derechos de propiedad.
López Obrador también le quiere plantear a Biden una estrategia conjunta contra la inflación. Esto es un disparate. Tanto la Reserva Federal como el Banco de México saben qué hacer para bajar la inflación. Se da una coordinación natural entre las dos instituciones. Ambas están inmersas en un ciclo de aumento de tasas de interés para controlar la inflación. Asimismo, pensar que se puede conjuntamente controlar por acuerdo o decreto los precios del comercio internacional para frenar la transmisión hacia la inflación llevaría a un resultado final ineficaz y distorsionante ya que son precios determinados internacionalmente.
En su agenda, López Obrador ha dicho que también quiere restregarle a Biden su diatriba de inclusión latinoamericana con la que hizo el ridículo no asistiendo a la reciente Cumbre. Sería más conveniente ya no insistir en ese tema, pues la postura de Biden es muy clara. Asimismo, debe abstenerse de comentar el tema de Assange; en el mejor de los casos, Biden lo podría ver como un improperio fuera de lugar, en el peor, desatar una reclamación que es una intromisión en asuntos de justicia que no le corresponde. También no creo que la trama del embajador Salazar sea motivo de comentario.
Finalmente, de seguro Ebrard (Mr. Bottle Cap) aprovechará la escena para mostrarse ante Estados Unidos como una opción presidenciable “amigable”. Pero tendrá que ser hábil para no contradecir o irritar al gran destapador.
Twitter: @frubli