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Opinión

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La austeridad franciscana de la 4T se centró en salud

A seis meses de que concluya el presente sexenio, quedó nítidamente claro que lo que menos le importó a la autoproclamada Cuarta Transformación fue la cobertura de salud de la población. No hubo secretario de salud ni nadie en el sector público que saliera a defender este rubro del presupuesto social para sostener un derecho tan fundamental como es el de la atención médica de la ciudadanía, particularmente de quienes carecen de seguridad social.

El Gobierno de López Obrador terminó cerrando 2023 con un recorte histórico de 60,000 millones de pesos del gasto para salud. Contrario a la promesa de aumentar el presupuesto en este rubro, al final el inquilino de palacio terminó aplicando su política de austeridad franciscana a tal grado al sector salud, que le obligó a cerrar el año con una caída en el gasto no vista en los últimos 20 años.

Los datos que recién expuso México Evalúa -organización enfocada a evaluar y monitorear la operación gubernamental- nos han permitido ver que de los 868,000 millones de pesos que el Legislativo aprobó para gastar en salud en 2023, el Gobierno terminó gastando en salud realmente un total de 808 millones. Y aquí hablando del presupuesto específicamente funcional para salud, es decir dejando fuera lo que IMSS, ISSSTE o Sedena destinan a otras cosas como pensiones y demás.

Faltaron 60,000 millones de pesos, mismos que terminaron restándose del gasto de todas las áreas y espacios médicos, hospitales e instituciones que conforman el sistema público nacional de salud. -y aquí hablando del presupuesto específicamente funcional para salud, es decir dejando fuera lo que IMSS, ISSSTE o Sedena destinan a otras cosas como pensiones y demás.

¿Qué pasó con ese dinero que oficialmente ya estaba aprobado? Pues al final esos recursos no se tuvieron porque sencillamente los ingresos previstos del gobierno se quedaron cortos frente a lo estimado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Realmente el faltante que tuvo el Gobierno el año pasado fue por unos 80,000 mdp. Jorge Cano, investigador del programa de gasto público y rendición de cuentas de México Evalúa, nos explica que obedeció a diferentes factores como la caída del precio del petróleo y los perdones fiscales a Pemex y una sobreestimación de los ingresos tributarios. Pero aparte el equipo de Hacienda le hizo transferencias imprevistas a Pemex y aportaciones a fideicomisos de la Sedena.

En contraparte, decidieron que Salud podía absorber la mayoría del faltante -dos terceras partes para ser exactos y le terminaron quitando 60,000 mdp. Así, cómo podía esperarse que acabara el desabasto y las carencias en hospitales y centros de salud.

El argumento del Gobierno ante ese fuerte recorte, es que se le destinó más al recién conformado IMSS Bienestar, pero realmente el aumento de recursos a dicho organismo no compensa el cuantioso recorte.

Como dice Jorge Cano, todo esto debe hacer sonar las alarmas porque es una absoluta falta de gobernanza del gasto público en salud. Y aquí otro problema evidenciado es la capacidad discrecional que el Ejecutivo tiene para hacer modificaciones al por mayor del gasto aprobado por diputados. Aparentemente sería un subejercicio, pero en los hechos fue un recorte presupuestal con todas sus letras.

Lo más grave es que los decisores hacendarios del actual gobierno no se tentaron el corazón al momento de decidir dónde recortar para que alcanzara, y terminaron viendo hacia salud como si fuera un rubro prescindible cuando todo Gobierno tendría que ubicarlo como de la mayor prioridad.

Todo esto es una señal contundente de que el discurso presidencial está hueco y absolutamente alejado de la realidad, particularmente la promesa multi repetida de dirigirnos hacia tener el mejor sistema del mundo, “incluso mejor que el de Dinamarca". Esa promesa, que todavía la reiteró AMLO la semana pasada, se tornó en burla al momento en que se decidió recortar el gasto destinado a atender la salud de los mexicanos, de por sí históricamente insuficiente.

Ante esto es vital que la próxima administración se tome en serio lo de blindar el presupuesto en salud, pero antes de eso hacer el compromiso de aumentarlo gradual y razonablemente.   

maribel.coronel@eleconomista.mx

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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