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Opinión

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La destrucción de negocios en la base de la pirámide

Como señala Gabriel Zaid, las cuestiones de mercados no son vistas como propias de una preocupación social. Las preocupaciones tradicionales, que nos llegan de Europa y los Estados unidos, de la Iglesia y del socialismo, son ante todo laborales. 

Esto se explica. Los países más avanzados en la destrucción de sus campesinos, artesanos y pequeños empresarios, en muchos países se han vuelto países de asalariados. En esa situación, las preocupaciones sociales parecen reducirse a cuestiones de personal: creación de empleos, capacitación, mayores salarios, seguro social, oportunidad de ascender, buen trato, participación en las decisiones. A ello habría que añadir que en los tiempos actuales son los subsidios que vienen del gobierno federal, ya que no está haciendo nada ni por el empleo ni por sus empresarios de toda índole. 

Estas preocupaciones son legítimas y pertinentes en un caso, que es también el sector avanzado de los países atrasados. El sector rico, moderno, avanzado es mayoritariamente asalariado; mientras que el sector pobre, atrasado, tradicional, trabaja (mayoritariamente por su cuenta). Por eso, las preocupaciones sociales que van al caso de los países o sectores avanzados, como el de las exportaciones en México, no tienen nada que ofrecer a los pobres, fuera de su piadosa destrucción. Algún día, no se sabe cuándo, sacarlos de campesinos, artesanos y pequeños empresarios para convertirlos en altos ejecutivos asalariados. 

La política del actual gobierno ha destruido la iniciativa en la base de la pirámide, ese tipo de empresarios a los que se refiere Zaid. AMLO se ha volcado a dos propósitos: dejar herencia de su legado con tres grandes obras faraónicas (el nuevo aeropuerto, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya), que al margen del análisis de su productividad tienden al sector asalariado (por poco tiempo) de la pirámide y contar con una corte de lacayos a su servicio a cambio de subsidios clientelares. Bien pensado, es la mejor forma de totalitarismo: destruidas las alas como posible microempresario, a la gente no le queda otra que incorporarse como obrero -los que alcancen- a los elefantes blancos del Gran Tlatoani o estirar la mano a la expectativa de que AMLO y no otro, lo redima de la pobreza con pensiones o ayudas que vienen además del negocio asalariado. Totalitarismo económico o dependencia económica absoluta, dos caras de una misma moneda. Esto explica los resultados electorales y el rumbo hacia 2024. 

México necesita promover medios de producción baratos que fluyan al sector pobre (donde aumentar su productividad cuesta menos), que desarrollar el área donde se concentran los medios de producción costosos (las exportaciones). De otro modo se seguirá generando la gran diferencia entre los dos Méxicos: el México de primer mundo, con buenos salarios, universidades y poder adquisitivo, y el México profundo, de los pobres, indígenas y productores o comerciantes a pequeña escala. Si estos últimos no alcanzan a la última forma de subsistencia (las dádivas desde el poder político, que a este no le cuestan), tendrán que acudir (ya lo están haciendo) a la delincuencia (robo, secuestro express, homicidios) que ofrece la economía del delito o del crimen organizado. La forma más perversa de las dependencias y la más peligrosa de la vida social. El incremento de la delincuencia tras la destrucción de los microempresarios en la base de la pirámide y la dependencia de los subsidios y los triunfos electorales, son las dos caras de una misma moneda. 

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