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Opinión

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La emergencia sanitaria en la región sur: Menor desigualdad, mayor pobreza

JUCHITAN, OAXACA, 19SEPTIEMBRE2018.- A más un año de del sismo que sacudió el itsmo de Tehuantepec aun siguen las labores de construcción y remoción de escombros. El presidente electo de México visitó la zona afectada y se comprometió evaluar los avances cada seis meses como parte del plan nacional de reconstrucción.FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

JUCHITAN, OAXACA, 19SEPTIEMBRE2018.- A más un año de del sismo que sacudió el itsmo de Tehuantepec aun siguen las labores de construcción y remoción de escombros. El presidente electo de México visitó la zona afectada y se comprometió evaluar los avances cada seis meses como parte del plan nacional de reconstrucción.FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

La pandemia por Covid-19 nos deja una gran lección: Nos muestra, descarnadamente, los efectos de cualquier política económica que busca reducir las desigualdades destruyendo valor. Se trata de un aprendizaje que debería ser de la mayor importancia para un gobierno que, según su dicho, pone a los pobres en el centro de sus afanes. Y es en la región sur, la más afectada por este flagelo, en la cual se puede observar lo anterior con la mayor nitidez.

A lo largo de abril y mayo, los dos meses de aplicación más amplia de las medidas de emergencia sanitaria, su Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó en 40,632 millones de pesos, un 6.3% menos que el monto alcanzado en el 2019. La escasa presencia de las manufacturas de exportación en esas entidades, explica que este porcentaje fuera inferior al registrado por la economía mexicana en conjunto (-7.5%), pero se da en una región cuyo PIB por habitante es casi cuatro veces inferior a la media nacional. La caída más intensa se observó en Oaxaca (-7.3%), seguido por Guerrero (-5.1%) y Chiapas (-3.6 por ciento).

El valor bruto de la producción disminuyó en 102,560 millones de pesos en el ámbito regional (45% de ese total en Oaxaca, 29% en Chiapas y el resto en Guerrero). Casi dos tercios de la reducción en el valor de la producción ocurrió en cinco actividades económicas: construcción; servicios inmobiliarios; fabricación de productos químicos, de plástico y hule; comercio al menudeo, y transportes y almacenamiento. En el caso de Guerrero, la minería y los servicios de alojamiento sustituyen al comercio al por menor y al transporte en este grupo.

La brusca disminución en el ritmo de actividad económica destruyó el soporte de valor de 128,908 puesto de trabajo formales e informales. Nuevamente Oaxaca encabezó al grupo de estados del sur, con 42% del total de las pérdidas de empleo, seguido por Guerrero (31%) y Chiapas con el restante 27%; la reducción de fuentes de trabajo fue particularmente aguda en la industria de la construcción, pues agrupó poco más de un tercio de la erosión en el mercado laboral. Otras cuatro actividades elevaron el porcentaje acumulado hasta prácticamente 70% del total: otros servicios, servicios de apoyo a los negocios, comercio al menudeo y servicios de alojamiento y preparación de alimentos.

La reducción de la producción y el empleo arrastra a la baja los ingresos de los propietarios de los factores (trabajo y capital) y, con ello, el ingreso disponible en los hogares. En la región sur, los dos meses de aplicación de estas medidas abatieron en 33,385 millones de pesos el ingreso disponible. En promedio, cada residente de la región registró una reducción de 2,511 pesos, con un nivel mínimo de 1,758 pesos en Chiapas y máximo de 4,130 en Guerrero. En Oaxaca, esta cifra fue de 4,125 pesos.

Y éste es el punto que vale la pena destacar: en todos los grupos de ingreso se registraron disminuciones importantes, pero en un patrón que se repite con algunas particularidades a lo largo y ancho de todas las regiones y entidades federativas del país, la caída fue mayor en términos absolutos y relativos en los niveles de ingreso más elevados. Consecuentemente, las desigualdades de ingreso entre los hogares se reducen, pero en todos ellos se registran pérdidas. Así, como resultado de las consecuencias económicas de la pandemia, han disminuido las disparidades de ingreso, pero han aumentado los niveles de pobreza.

Debido al escaso desarrollo de sus cadenas productivas, la región sur es muy dependiente de las importaciones de bienes y servicios, tanto del resto del país y como del extranjero. Por esa razón, poco menos de 60% del ingreso disponible en los hogares de esos estados se gasta en la compra de bienes y servicios producidos en su economía. De manera que la contracción del consumo por las acciones adoptadas durante esos dos meses se estima en una cifra de 20,056 millones de pesos, la cual se distribuye entre los tres estados en las siguientes proporciones: Oaxaca (41%), Guerrero (33.6%) y Chiapas (25.4 por ciento). Las actividades productivas más sensibles a la reducción en la demanda de bienes y servicios regionales fueron comercio al menudeo, servicios inmobiliarios, transportes, industria alimentaria y fabricación de productos químicos, de plástico y hule.

Ponderadas respecto a su población, el descalabro en sus principales variables económicas es tres veces menor que el promedio nacional en los casos del valor de la producción y el empleo y 2.6 veces inferior en el valor agregado. La región más afectada por el paro en las actividades no esenciales, el noreste de México, experimentó caídas por habitante 6.6 veces más elevadas en el caso del valor de la producción, un factor de 5.1 en el empleo y de 4.6 en el valor agregado.

Finalmente, si analizamos la contracción del PIB per cápita, la reducción por habitante en este indicador fue 6.9 veces superior en la Ciudad de México respecto a Chiapas, y 5.5 veces mayor en la región noreste en relación con el sur. Sólo que, como ya señalamos, en este último caso, llueve sobre mojado, pues en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, que ocupan 11.8% de la superficie nacional y en los cuales habita 10.6% de los mexicanos, apenas se produce 4.6% del PIB.

Si la política económica de un gobierno mina la capacidad de generación de valor en una economía, el resultado puede ser catastrófico. En aras de la igualdad, la 4T puede comportarse como el enano acomplejado del grupo que le pide al genio de la lámpara maravillosa, moche las piernas a los compañeros más altos. Hay que tener cuidado con lo que deseamos, o terminaremos todos bastante chaparritos.

*Investigadores nacionales del Conacyt, adscritos al Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila

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