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Opinión

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La hoguera de la complejidad

La inteligencia israelí tiene ahora el reto de desmontar los operativos terroristas de Hamás y que no se extienda el conflicto en la región, porque si ello ocurre el futuro previsible será devastador. El ministro de Relaciones Exteriores de Irán Hussein Amir dijo que “nadie podrá garantizar el control de la situación si Israel invade Gaza”.

La invasión a Ucrania y los peligros de una escalada de mayores dimensiones ha hecho que sus protagonistas realicen, sin abandonar la guerra, una contención estratégica.

Ahora ha surgido otro infierno en donde al igual que en Ucrania, la población civil sufre las atrocidades y las migraciones masivas. La ofensiva a Israel por parte del grupo terrorista Hamás, con el apoyo financiero de Qatar y ayuda militar de Irán ha creado una guerra. Uno de los últimos crímenes fue el bombardeo a un hospital de Gaza que mato a 400 personas. Se trata de política y religión, de errores y pasiones, de odio sistemático, de paranoia.

Hace un mes, Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita, estaban cerca de realizar acuerdos para avanzar en la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita. Tenía como correlativo para toda la región aspirar a una mejor convivencia y paz. Ese avance fue suspendido. Asimismo, al liberar Estados Unidos activos financieros iraníes que se congelaron en la época de Trump, Irán ha vuelto a su odio contra Israel.

Pero también en la frontera norte de Israel que colinda con Líbano, siguen las tensiones por los choques con el grupo terrorista Hezbolá que también está en Siria. Hezbolá está dispuesto, lo ha declarado, unirse a Hamás, si es necesario.Rusia tiene bases militares en Siria y está a la expectativa. Es aliada de Irán, que está involucrada en el conflicto entre musulmanes y judíos.

También están los rebeldes Huties de Yemen que son apoyados por Irán y que podrían sumarse a Hamás como lo han expresado.

Lo que sorprende es que la inteligencia israelí descuido que Hamás haya demostrado capacidades cibernéticas, militares y un desprecio total a los derechos humanos.

La inteligencia israelí tiene ahora el reto de desmontar los operativos terroristas de Hamás y que no se extienda el conflicto en la región, porque si ello ocurre el futuro previsible será devastador. El ministro de Relaciones Exteriores de Irán Hussein Amir dijo que. “Nadie podrá garantizar el control de la situación si Israel invade Gaza”.

Israel siempre ha respondido con dureza a las acciones de Hamás. Ahora la sociedad civil israelita reclama venganza. Mientras tanto hay un millón de personas desplazadas, 3,000 muertos, falta de agua, luz, alimentos. Gaza está sometida a un bloqueo.

Estados Unidos ha planteado la necesidad de contención al gobierno israelí para evitar un mayor desastre. El secretario de Estado de Estados Unidos convenció a Netanyahu disminuir el asedio a Gaza. Asimismo, las gestiones directas disuasivas del Presidente Biden en Israel. Pero hace falta más trabajo diplomático porque ni Netanyahu ni Hamás se caracterizan por la prudencia.

Toda esta problemática afecta a la economía mundial. Para empezar el incremento del 10% en el precio del petróleo.

En un contexto existencial no deja de ser importante una reflexión del fundador del psicoanálisis Sigmund Freud que dijo: “La inclinación a la agresión constituye el más grande impedimento a la civilización”.

smota@eleconomista.com.mx

Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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