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Opinión

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¿Mexicana cabalga de nuevo?

La promesa presidencial de apoyar el regreso de Mexicana tomó desprevenidos hasta a los mismos extrabajadores de la empresa. Nadie atina hoy a explicar en qué consiste el apoyo ni los plazos, condiciones o financiamientos que se tengan estipulados para ello.

El problema de anunciar una decisión de este calibre sin tener los datos precisos es que levanta expectativas entre los 8,500 trabajadores que aún viven (han fallecido ya un poco más de 150), no porque crean que todos volverán a ser parte de su empresa, lo cual sería punto menos que imposible, sino porque la forma artera y sinsentido de la suspensión de actividades de la primera línea aérea de Latinoamérica mantiene en vilo a quienes formaron parte de ella y a los usuarios, en espera de esta mínima justicia.

Casi al mismo tiempo, se anunció que la orden de aprehensión que ya había sido girada en contra del exaccionista mayoritario de la empresa, Gastón Azcárraga Andrade, fue ratificada después de los últimos esfuerzos de los abogados del empresario por escapar a ésta, la única orden que quedó vigente después de varias demandas, la cual —irónicamente— es contra las violaciones a la Ley del Mercado de Valores. Es decir, lo único que logró éxito en el Poder Judicial fue lo bursátil, por encima de los quebrantos a los trabajadores y al Estado mexicano mismo. Sobre la orden de aprehensión falta aún ver si se hace efectiva y si, una vez hecha, esto resuelve en algo (aunque sólo sea testimonial) el tremendo quebranto de una aerolínea que llegó a tener mayor solidez que ninguna y que en los 10 años que han pasado desde entonces, aún queda un poco de todo aquello que fue el gran legado de los fundadores de la compañía, del liderazgo de don Manuel Sosa de la Vega y muchos otros como él y de sus trabajadores, conquistado a lo largo de décadas enteras de esfuerzo y dedicación.

Si después de 10 años aún queda algo, es sólo para darse cuenta de que todos los embates en contra de esta empresa ejemplar no han sido suficientes para doblegarla. Lo más importante, sin duda, ha sido el espíritu de sus trabajadores.

Sin embargo, no se ve fácil que Mexicana regrese a volar. El mercado actual de la aviación mexicana pasa por un momento complicado, ya que hay empresas muy endeudadas y sobreoferta de asientos, precisamente cuando hay estancamientos económicos y la posibilidad de una pandemia como el coronavirus ha frenado aún más a la industria del transporte aéreo.

Este panorama ensombrece las posibilidades, a menos que se esté pensando en ampliar ciertos mercados, de devolverle a Mexicana sus slots y sus mostradores en diversos aeropuertos y apoyarla en sus demandas dentro y fuera de México para resarcir los daños que ha sufrido. Esto tal vez perjudique a las aerolíneas que, en su momento, se beneficiaron de lo que la primera línea aérea de Latinoamérica dejó tras de sí. Tiene a su favor, además, el MRO que le da fortaleza.

Es fundamental que se aclare en qué términos se dará la posibilidad de su regreso largamente esperado y prometido, que —en caso de darse— demostrará que el tesón de los trabajadores de Mexicana tiene su recompensa. Ojalá.

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