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Opinión

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México tiene que ser cercano y amigable con EU

México ha sacado provecho del nearshoring desde el auge de la industria maquiladora de exportación en aquellos primeros años del libre comercio. Solo que ahora muchas empresas que inicialmente optaron por el offshore en China están reconsiderando acercar sus operaciones a sus centros de consumo.

La pérdida de China es la ganancia de México, dijo alguna vez el Bank of America como resumen de ese fenómeno de migración desde un país que hoy vive en tensión política creciente con el gobierno de Estados Unidos y que dejó ver graves inconvenientes de logística durante los años de pandemia.

Solo que, al mismo tiempo, el propio gobierno demócrata de Joe Biden pone sobre la mesa otro término que recomienda seguir a las empresas que busquen nuevos destinos de inversión. La definición se le atribuye a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y resume muy bien los tiempos de tensión geopolítica. La recomendación es buscar un friendshoring.

No solo cercano, no solo con buenas condiciones de mercado, sino que además comparta valores con las políticas estadounidenses.

Yellen lo dijo en el marco de la invasión rusa a Ucrania y frente a inversionistas coreanos, que ciertamente están lejos, pero son cercanos a las visiones democráticas y de libre mercado de Washington.

El punto es que México está ciertamente en un momento de gran ventaja para atraer esas inversiones que ya no encuentran las condiciones de permanencia en China, pero es indispensable que sobre todo el régimen de Andrés Manuel López Obrador entienda que ni las empresas, ni los gobiernos extranjeros están obligados a tolerar decisiones arbitrarias, ni en materia energética, ni democrática.

La firma consultora Accenture preguntó a más de mil ejecutivos de empresas que tienen negocios con Estados Unidos si consideraban las opciones de regresar a territorio estadounidense, o bien acercarse a ese mercado (onshore y nearshore), 94% respondió que sí y 54% consideró como un asunto de supervivencia acercarse a sus centros de consumo.

Serviap, una empresa internacional de reclutamiento de personal, ubica los 11 acuerdos comerciales de México, con 44 países, como una de las grandes ventajas para el nearshoring en este territorio. El vínculo con el norte y el sur del continente, su lugar número 11 como mercado con acceso al crédito y por supuesto la joya de la corona: el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.

Pero, al mismo tiempo, recuerdan que México es el país número 92 del mundo en acceso a la electricidad y el segundo lugar global con la ley fiscal más complicada. Además del crimen, la corrupción y el bajo nivel de comprensión del idioma inglés.

El Banco Interamericano de Desarrollo estima que el nearshoring podría agregar al valor de las exportaciones mexicanas unos 35,300 millones de dólares en muy poco tiempo.

Y es en este contexto que López Obrador nubla con sus telarañas ideológicas el mercado energético y acerca a México a un pelito comercial con Estados Unidos y Canadá porque ha decidido violar la Constitución y el TMEC con sus planteamientos estatistas.

Además que sus intentos de reforma antidemocrática ya fueron notados por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

México, por cercanía, es un nearshore. Pero tiene que ser también un friendshore para Estados Unidos.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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