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Opinión

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Misiones y visiones liberales (III)

En la defensa de la conversación, debemos contemplar todo lo que nos permita avanzar hacia los fines de la libertad.

Una de las contradicciones del liberalismo latinoamericano, por lo menos en versiones modernas más sobresalientes, es que procuran misiones heroicas: el intento de reconciliar libertades individuales clásicas con una amplia gama de derechos sociales positivos. Estas contradicciones son objetos fascinantes de investigación, pero a la vez han contaminado la oportunidad de comunicar una concepción popular de la libertad. La ausencia de una conversación constructiva sobre los diferentes aspectos de una sociedad libre es producto de los efectos de una ola desenfrenada de sensacionalismo, junto con el fenómeno de desinformación deliberada. La culpabilidad por mera asociación ha cultivado una imagen del orden de mercado como un proceso desalmado de fuerzas al servicio de los de arriba , lo que realmente conocemos más por corporativismo o, su sinónimo tradicional, mercantilismo.

Los debates están llenos de distorsiones en conceptos básicos para engañar a incautos. La prioridad es emitir un mensaje que esté de moda sin cuestionar su veracidad, considerar su alcance o analizar sus posibles consecuencias para la sobrevivencia de una sociedad abierta.

En materia de comunicación, los casos más exitosos son particulares. Por ejemplo, los índices de libertad económica (o incluso reportes más aceptados, como Doing Business in the World ) han contribuido a crear una mayor conciencia sobre la imperiosa necesidad que tienen las sociedades de contar con un marco legal suficientemente sencillo para no limitar la expansión de la productividad. La ironía que caracteriza a los comunicadores más sobresalientes de la tradición liberal moderna o, específicamente, del liberalismo latino ha sido imprescindible en la defensa de una sociedad más abierta. Pero los casos que se abarcan, tienden a ser particulares: el activista que ataca la apertura comercial, el populista bolivariano que pretende reinventar un proyecto alternativo de nación o el empresario que cabildea sin cansancio la obtención de un clima de competencia.

El ejercicio de avanzar los conocimientos de la tradición de la libertad es particular, caso por caso. A veces, busca la confrontación; a veces, explica un argumento; otras veces habrá que recurrir a la ironía. En la defensa de la crítica y la conversación debemos contemplar todo lo que permita avanzar los fines de la libertad.

rsalinas@eleconomista.com.mx

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