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Necesitamos una política industrial
La semana pasada en este espacio describía cómo en efecto el nearshoring es un fenómeno que ya está sucediendo, pero que México no parece estar listo para poder aprovecharlo y que sea un evento transformacional para nuestra economía. Planteaba cuatro problemas estructurales de la economía mexicana que pueden limitar nuestra capacidad para aprovechar esta oportunidad histórica.
A continuación, se plantean acciones a corto y mediano plazo que nos pondrían en una mejor situación frente a este fenómeno. Dejo de lado las problemáticas de seguridad y educativas al ser problemas mucho más complejos y que requieren soluciones a largo plazo que van mucho más allá de este espacio.
1. Un giro de 180 grados en la política eléctrica. Para aprovechar esta oportunidad es fundamental contar con energía eléctrica limpia, abundante y barata que hoy no tenemos. De hecho, en el Bajío y el centro del país ya es muy complicado conseguir una interconexión en los parques industriales. Y esto solo se va a poner peor. Según los datos de la CRE en el 2021 solo se otorgaron seis permisos de generación y en lo que va del año solo se han otorgado 12 permisos con una capacidad de 247 MW y de 1,089 MW respectivamente y todas prácticamente a entidades públicas como CFE Generación, Pemex TRI, Sedena y la CDMX, como referencia en 2018 se otorgaron 93 permisos para una capacidad de 13,543 MW.
Esto indica que no sólo estamos frente a un problema de inicio de escasez hoy, sino uno que se acentuará en el futuro ya que los proyectos de generación toman varios años en desarrollarse y hoy el “pipeline” no es suficiente. Por esto, en vez de ahuyentar la inversión privada debemos promoverla en generación retomando las subastas a largo plazo y dando certeza jurídica a nuevas inversiones. Al mismo tiempo, es fundamental que CFE se enfoque en llevar a cabo las inversiones en transmisión y distribución que se han venido postergando.
2. Aumentar la inversión pública con participación privada en infraestructura de transporte estratégica. Es fundamental detonar las inversiones en la infraestructura que nos permita eficientar el comercio bilateral. Por ejemplo, aunque el inicio de la construcción del nuevo puente ferroviario de KCSM en Nuevo Laredo es una muy buena noticia, 80% del comercio entre México y EU circula por la carretera Monterrey-Nuevo Laredo que empieza a mostrar saturación y necesita inversión de forma urgente.
3. Una política industrial y de incentivos activa para atraer inversiones. La competencia para atraer plantas a Norteamérica es con el sur de EU, donde no sólo el gobierno federal ha lanzado programas de incentivos como el CHIPS o el Inflation Reduction Act, sino que estados dan incentivos fiscales para atraer inversiones. Sólo en julio, Carolina del Norte dio un paquete de estímulos fiscales de 315 millones de dólares para atraer la nueva planta de baterías de Toyota. Quizá no podemos dar ese tipo de atractivos fiscales, pero podemos tener una política industrial y otro tipo de beneficios para por lo menos competir.
Pensar que sólo nuestra geografía y salarios miserables nos permitirá competir de forma exitosa por estas inversiones es una ilusión. Si no tenemos como país una política industrial activa con componentes como los recién descritos, y muchos otros, terminaremos con algunas inversiones con empleos mal pagados concentrados en ciertas ciudades fronterizas y del Bajío y no habremos aprendido nada de nuestros errores del pasado.