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¿Pemex se está guardando grandes secretos?
En lo que va del año, Pemex no ha hecho ningún gran anuncio de descubrimiento petrolero. De acuerdo con los datos que se han presentado a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), lleva nueve pozos descubiertos: cinco convencionales y cuatro no convencionales. Aún no hay datos disponibles sobre su comercialidad o su tamaño, pero el simple hecho de que no hayan atraído un anuncio presidencial con bombo y platillo hace pensar que no fueron tan significativos. En estos tiempos políticos, es impensable que anuncios petroleros de peso se desperdicien como menciones incidentales, de pasada, en sesiones ordinarias de la CNH.
Por eso sorprende tanto que el director general de Pemex, Octavio Romero, haya anunciado con tanta seguridad esta semana que van a poder incorporar a las reservas 2P un poco más de 2,000 millones de barriles de petróleo en el 2019, con 70% como resultado de esfuerzos netamente exploratorios. Por los números desplegados sobre las diapositivas se sobreentiende que en realidad se estaba refiriendo a reservas 3P. Pero, aun así, como el mismo Romero explicó, representaría un logro que no se ha conseguido en los últimos 15 años.
Lo que quizás no quedó tan claro es la dimensión de la proeza que plantea. Su declaración (normalizada a 3P) lo obliga a que, en los próximos tres meses, Pemex anuncie al menos un descubrimiento de clase mundial, equivalente a 1.5 veces las reservas 3P que les quedan a los 25 campos de Abkatún-Pol-Chuc, uno de los activos importantes de Petróleos Mexicanos, sumados.
Para alcanzar la meta de incorporación de 1,400 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (mmbpce) en reservas 3P, apenas sería suficiente un descubrimiento como el de Ixachí. Por más que su nombre signifique abundante en náhuatl y sustantivamente represente el descubrimiento terrestre en México más importante de los últimos 25 años, un éxito como el de Pemex en Ixachí apenas cumpliría lo que le está prometiendo al presidente: tiene poco más de 1,300 mmbce. De ahí, además, menos de la mitad es de aceite.
Y a esto le faltarían los 600 millones de barriles de petróleo crudo equivalente que se lograrían a partir de recuperación mejorada (lo cual se intuye que se refiere a nuevas incorporaciones de reservas a proyectos existentes). Si ya hay datos de estos procesos en curso, urge conocerlos: también sería histórico que Pemex, tan sólo con recuperación mejorada, pueda incorporar casi la misma cantidad de reservas que pudo incorporar en años enteros recientes (2015 y 2016).
Lo que se ha anunciado representa también un marcado incremento respecto a las metas planteadas en el Plan de Negocios 2019-2024. Ahí, la incorporación de reservas 3P, ya en total, por documentar era de 1,300 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Le han subido 100 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Pero lo más significativo es que, a pesar de que el documento se publicó muy recientemente, ahí no se incluían ambiciosas metas de reclasificación de reservas para el 2019. Hace unas semanas el indicador estaba en cero y hoy ronda los 600.
¿Qué justifica el redoblado optimismo de Pemex sobre sus esfuerzos exploratorios y de recertificación de reservas? ¿Será que los descubrimientos que ya documentó ante la CNH en realidad son mucho más significativos de lo que la ausencia de un pronunciamiento presidencial nos hace creer? ¿Será que ya descubrió algo enorme y lo mantiene como un secreto muy bien guardado? ¿O estará la dirección general haciendo una arriesgada apuesta con su credibilidad, jugándose sus fichas sobre el presentimiento de que en los próximos meses le van a pegar a uno gordo?