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¿Por qué perdió Seade la carrera por la OMC? ¿Por qué México cedió el BID?
Hay lugares donde es un problema presentarse como amigo de Donald Trump. La Organización Mundial de Comercio (OMC) es uno de ellos. El presidente estadounidense ha tratado de erosionar el organismo rector del comercio mundial, usando todos los medios a su alcance. Ha desacreditado su autoridad; boicoteado el nombramiento de los jueces y dejado claro que no acepta la rectoría de un organismo donde el voto de un país pequeño vale lo mismo que el de Estados Unidos.
Por su experiencia en comercio internacional, Jesús Seade era un excelente candidato a dirigir la OMC. El problema es que empezó su campaña al cargo mandando el mensaje de que era un candidato que contaba con la simpatía de Estados Unidos. ¿Por qué lo hizo? Ser amigo de Trump en la OMC es como llevar una carta de recomendación de Genaro García Luna a la Fiscalía General de la República. El tiempo demostró que se equivocó. Esa cercanía tuvo un costo: Jesús Seade nunca pudo conseguir el apoyo de los países de Europa. Ellos, de facto, tienen poder de veto sobre un candidato. Cuentan con sus votos y con la mayoría de los que emiten los países del continente africano. Los europeos están viviendo momentos muy complicados en su relación comercial con Estados Unidos, por las actitudes arbitrarias del habitante de la Casa Blanca en la determinación de aranceles y las amenazas en torno a la política digital europea. No tienen ningún incentivo para apoyar a un amigo de Robert Lighthizer. Por qué darían su apoyo a alguien que quizá no pueda decirle no a Donald Trump, un presidente proteccionista y enemigo declarado del multilateralismo.
La derrota de Seade en la OMC no viene sola. México tenía todo para obtener la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero decidió no estirar la mano para quedarse con ella porque la prioridad era quedarse al frente de la Organización Mundial del Comercio. Esto no es una teoría. Se lo dijo el subsecretario de Relaciones Exteriores a Perla Pineda, de El Economista: “Nunca estuvo en nuestra mente proponerlo (un mexicano para la presidencia del BID). No era de nuestro interés. La prioridad es que la titularidad del banco sea de un latinoamericano. Sí es de nuestro interés llevar a Jesús Seade a la titularidad de la OMC” (4 de septiembre del 2020).
La opción de México sobre la presidencia del BID fue confirmada por Mauricio Claver-Carone a Yolanda Morales, de El Economista, “Nosotros pedimos al gobierno mexicano que nominará a algún candidato. Esto fue en diciembre pasado. Incluso decidieron no apoyar una lista de candidatos y se decantaron en febrero por el aspirante de Argentina (Gustavo Béliz)” (El Economista 24 de agosto del 2020). De manera extraoficial, se sabe que los tres candidatos que Estados Unidos le propuso a México para el BID fueron José Antonio Meade, Vanessa Rubio y Alejandro Werner. Los tres muy reconocidos en los organismos multilaterales de Washington y en América Latina. Ninguno de los tres del agrado de la 4T. Mejor apoyar a un argentino, que nunca consiguió los votos suficientes para retar a Claver-Carone, el candidato de Trump.
¿Qué sigue? Lo más probable es que la próxima directora de la OMC sea una mujer africana. Es el momento de las mujeres y de África, postulan los europeos, con mucha razón. Los esfuerzos de nuestra diplomacia económica deben dirigirse al fortalecimiento de la OMC. Puede ser un contrapeso a las arbitrariedades de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Lo necesitamos porque más de un tercio de nuestro PIB depende del comercio exterior y porque nuestro futuro implica hacer viable nuestra diversificación comercial. Para México, no necesariamente es una mala noticia la derrota de Seade. Lo del BID, pésimo. En una no pudimos, en otra no quisimos. Nos quedamos como el perro de las dos tortas.