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¿Realmente les importará?
¡Por las restricciones fiscales, lo más probable es que tendrá que haber ajustes operativos en el mastodonte petrolero...!
La organización México Evalúa y el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) parecen estarle jugando una mala trastada de encueramiento a la empresa estatal Pemex. Por un lado, la primera de esas entidades reporta que, a lo largo del actual sexenio, que ya va terminando, el gobierno federal le ha hecho transferencias a la perdidosa empresa por un total de 2.1 billones de pesos. Es decir, por aproximadamente el 6.1% sobre el PIB. Por su parte, aunque en un sentido parecido, el Imco ha informado que la deuda financiera bruta de Pemex asciende ya a 5.3% del PIB.
¿La culpa de esos malos datos la tiene el PIB por no crecer lo suficiente y dejar a los cocientes citados en niveles tan elevados? Desde luego que, desde un punto de vista estrictamente aritmético, ese no es el caso. Simplemente, los apoyos gubernamentales a la paraestatal no han podido reducirse por insuficientes ingresos por parte de esta. Los ingresos de Pemex no han podido elevarse en razón de la reducción de la producción. En el semestre de enero a junio de 2024, Pemex tuvo el peor registro de producción desde el año 1996, para el que hay datos disponibles. De enero a junio del presente año, la producción de la entidad se contrajo en 5% frente a igual lapso del año precedente. Según la nota periodística de consulta, “la explicación es que se han ido agotando las reservas en el subsuelo, al tiempo que Pemex invierte menos en exploración”. ¡Como se aprecia, no precisamente un caso modelo de administración organizacional!
En una parte muy interesante del reportaje citado, se habla del costo de oportunidad aplicable a los apoyos a Pemex. Es decir, a la inversión alternativa de los recursos que pudo haberse decidido. Y uno de esos destinos alternativos pudo haber sido el gasto en salud. En concreto, elevar el gasto en salud “al nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 6% del PIB”. Sin embargo, la pregunta de verdadero fondo no es esa, sino otra menos académica: ¿será posible mantener a futuro al barril sin fondo que ya es Pemex, sin que ese gran lastre arrastre a la deuda pública total a la pérdida de su calificación crediticia? Por las restricciones fiscales que ya se están padeciendo, parece que lo más probable es que tendrá que haber ajustes operativos en el mastodonte petrolero.