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Opinión

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¿Cómo se fabrican fake news en Cartagena?

La respuesta es sencilla y la tiene su alcalde, Dumek Turbay. 

Abogado y político colombiano, inició su experiencia laboral como inspector de la policía. A Turbay le interesa que la imagen de Cartagena no sea colonizada por la violencia, para ello, echa mano de estrategias lícitas, pero también de acciones reprobables ética y moralmente.

Turbay tiene influencia (lo más probable es que les pague dinero) sobre un escuadrón de páginas digitales, supuestamente de noticias, donde promocionan su imagen y la de Cartagena. En ellas no existen noticias sobre robos, violaciones y crímenes cometidos por ciudadanos colombianos. Los problemas siempre son provocados por extranjeros. Al menos así lo publican las siguientes páginas: la papaya noticias, accidentes Cartagena, política heroica y cuéntamelo noticias.

La visión propagandística de las páginas de “noticias” de referencia apunta a que malosos extranjeros llegan a Cartagena para divertirse con prostitutas y consumir drogas. Al menos esto es lo que al alcalde Turbay le gusta leer. La realidad es otra.

Dos meses atrás, Jesús Elias, junto a cuatro amigos de la universidad, pensaron en hacer un viaje turístico a Cartagena durante sus vacaciones navideñas. Finalmente, solo viajaron Jesús y uno de los amigos. El viernes 6 de diciembre volaron a Bogotá desde la Ciudad de México. Su itinerario incluía Cartagena y Barranquilla. Regresarían a la ciudad de México el 16 de diciembre.

Su pesadilla inició solo pocos minutos después de haber dejado sus maletas en el hotel Villa Colonial de Cartagena. Jesús y su amigo entraron a una oficina turística para comprar unos boletos. Al intentar pagar con sus tarjetas, la terminal no funcionó. Uno de los trabajadores los acompañó a un cajero. Jesús y su amigo le entregaron el dinero y se despidieron. Querían caminar por el centro y cenar. No pudieron.

Un grupo de delincuentes, quizás unos 18, pero siempre conformados por parejas, los coaccionaron psicológicamente. Dos de ellos se acercaron a Jesús y a su amigo para ofrecerles droga y prostitutas. Los turistas les dijeron que no querían. Uno de los delincuentes le pidió a Jesús que escondiera una bolsa con droga. “Hazlo, si no la policía se va a enterar; ve con mi jefe, ahí está”.

Los dos universitarios son llevados con el supuesto jefe. Les piden 1,200,000 pesos colombianos (5,561 pesos mexicanos).

Asustados, Jesús y su amigo fueron llevados al cajero. Ambos pensaron que si no les entregaban el dinero a los ladrones habría violencia. Al pagarles a los dos delincuentes, se les acercaron otros dos. Lo mismo. Querían dinero. Jesús entra al cajero y le escribe un WhatsApp a una amiga. Ella le dice que marque a la policía.

Otro delincuente golpea a Jesús en el estómago en “represalia” por haber escrito un WhatsApp, y le pide más dinero. A los dos turistas les roban alrededor de 24 mil pesos mexicanos.

Afuera de un restaurante una señora de edad avanzada observa el rostro de Jesús. Le pregunta qué tiene. Uno de los delincuentes le dice a Jesús: “ya, vámonos a la fiesta”. Jesús le explica a la señora lo que les ocurre a él y a su amigo. Varios de los comensales defienden a Jesús y salen corriendo tras los delincuentes.

Un periodista que se encontraba en el restaurante videograba al amigo de Jesús y le pide que explique lo ocurrido. En pocos minutos, los portales de Infobae, RCN Radio y Diario Libertad suben sus palabras y una toma fotográfica de su cara.

Estas páginas sí informaron correctamente sobre el secuestro psicológico y robo de colombianos a dos turistas mexicanos, pero las páginas al servicio del alcalde, manipularon la información agregando que Jesús y su amigo son dos tipos malosos que llegaron a Cartagena a provocar problemas.

Un policía se acerca a Jesús y a su amigo, escucha lo ocurrido y les recomienda no denunciar los hechos.

Jesús y su amigo regresan al hotel. Luego de 20 minutos, la policía los busca y los llevan supuestamente a declarar. Los recibe el teniente coronel Nieto o Neto. Los insulta. “Llámenme señor; están en mi país. Todos los mexicanos vienen al desastre, todos son iguales, ya no los quiero aquí, solo vienen a desprestigiar a Cartagena”.

Llegan a amedrentarlos policías del llamado operativo Titán. Supuestamente sus integrantes protegen zonas turísticas de Cartagena.

El teniente coronel Nieto o Neto les obliga a firmar su “declaración”; Jesús intenta leer, pero la tipografía es ilegible.

Ambos firman la “declaración”.

Poco antes de la medianoche la policía introduce a una patrulla a Jesús y a su amigo. Los llevan por el barrio para que identifiquen a los delincuentes.

El policía Manuel Romero los lleva al hotel.

El sábado 7 de diciembre Jesús y su amigo son buscados nuevamente por la policía. Bruno Hernández, secretario interino de Cartagena les avisó que irían por ellos al hotel para que declararan sobre lo ocurrido.

Jesús y su amigo decidieron regresar a México la tarde del sábado 7 de diciembre. Compraron un vuelo hacia Bogotá a las 19 horas, y el domingo temprano volaron hacia México.

Los dos universitarios mexicanos vivieron los peores días de su vida sometidos a un secuestro psicológico y fueron persuadidos por la policía para que no declararan ante la justicia con tal de que el alcalde Dumek Turbay, a través de varias páginas de noticias locales, leyera que los mexicanos solo viajan a Cartagena a consumir droga.

El presidente Petro está en México. Espero que la embajada de Colombia le reporte lo que ocurre en Cartagena.

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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