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Internet profundiza las desigualdades
La población educada y de mayores ingresos utiliza de manera distinta el internet y desarrolla habilidades digitales mayores que las menos educadas y más pobres. Estas brechas digitales influyen de manera importante en el desarrollo social de las personas.
Aunque se han presentado avances importantes en el acceso de la población a internet, las desigualdades en su uso persisten. Las actividades que realizan las personas en las plataformas o aplicaciones digitales varían significativamente de acuerdo con su género, edad, condición socioeconómica y nivel educativo. Las personas más educadas usan internet para buscar trabajo o informarse de acontecimientos sociales y políticos; los menos educados, para entretenerse.
Esta diversidad en el uso del internet puede influir de manera importante en el comportamiento de las brechas sociales de los países, de acuerdo con el estudio How’s Life in the Digital Age realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un club de naciones ricas al que pertenece México.
La población más educada y de condición socioeconómica mayor tiende a usar la red para más actividades distintas y productivas, aunque con menor intensidad que la población de escolaridad e ingresos más bajos, que a su vez presenta menor diversidad de actividades y más tiempo ocupado en ellas.
En promedio los habitantes con educación superior de los países de la OCDE utilizan la red para realizar al menos 7.3 actividades distintas mientras que quienes no terminaron la educación secundaria realizan solo 4.6 actividades distintas.
De acuerdo con el estudio de la OCDE, la brecha se profundiza considerando qué actividades realizan los distintos grupos poblacionales. Mientras los más educados ocupan internet para acceder a servicios de salud o del hogar, buscar trabajo, conseguir información o enterarse de situaciones políticas o sociales, los de educación baja utilizan la red para conexiones sociales o entretenimiento.
La era digital requiere, además de una cobertura amplia de la banda ancha en los países, un fomento al uso efectivo de las tecnologías digitales. No sólo para desarrollar habilidades que permitan que los usuarios de internet obtengan beneficios intelectuales o culturales sino para que se integren de manera equitativa a la sociedad y principalmente al mercado laboral.
El mundo laboral
Las brechas en el uso del internet impiden el desarrollo de un mercado laboral equitativo.
En los países de la OCDE el 95% de los empleados en empresas grandes y el 65% en empresas pequeñas y medianas utilizan el internet como parte fundamental de sus tareas. Pese a la creciente necesidad de la red en los empleos, todavía el 40% de los trabajadores que utilizan la paquetería básica para oficina no sabe utilizarla de manera efectiva.
En la prueba Encuesta Internacional de las Habilidades de los Adultos (PIAAC por sus siglas en inglés), que mide el nivel de capacidades de los trabajadores para resolver problemáticas relacionadas con la tecnología en los países de la OCDE sólo el 30% obtuvo un nivel medio o alto.
El uso del internet es indispensable en el desarrollo de aptitudes digitales. La población que tiende a dar usos más productivos a la red es más propensa a desarrollar estas habilidades que son determinantes para acceder al mercado laboral en la mayoría de los empleos.
El mundo educativo
Los estudiantes de regiones más desarrolladas integran en su educación el uso de las plataformas digitales en mayor medida que quienes estudian en regiones marginadas. De acuerdo con el estudio de la OCDE, esto provoca que los alumnos marginados egresen rezagados en cuanto a habilidades digitales y que sus situaciones sociales de desigualdad se perpetúen.
En México, alrededor del 45% de los estudiantes de educación media y superior reciben educación complementada con computadoras con internet en sus escuelas. La media para los países de la OCDE es de 60 por ciento.
El uso efectivo del internet no sólo repercute en el sistema educativo de los países por el rezago en las habilidades desarrolladas sino también limita el desarrollo de nuevos modelos y oportunidades de aprendizaje como los cursos en línea o los estudios a distancia.
Sólo el 10% de la población de los países de la OCDE ha participado en algún curso o taller en línea y la mayoría de quienes han tomado esta modalidad académica pertenecen a los grupos socioeconómicos altos.
En los países que presentan los niveles más altos de población usuaria de la educación en línea, como Canadá e Islandia, se presentan menores brechas de desigualdad educativa y rezago académico. Al mismo tiempo estos países registran mejores resultados en las pruebas de habilidades laborales y brechas más delgadas en sus mercados laborales.