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Opinión

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En el país, sí hay violencia y no es aislada

Hace unos días el presidente de la República argumentó que la violencia que se vive en el país es aislada y sólo en territorios específicos, pero que la incidencia delictiva en general mostraba una disminución. La realidad es que, en efecto, la violencia y el número de eventos violentos que se han presentado en fechas recientes nos dice otra cosa: Michoacán, Zacatecas, Tamaulipas, Guanajuato, Guerrero, Sonora, Quintana Roo, Chiapas, Estado de México, Baja California, sólo por citar algunos, pero la lista es amplia.

La violencia y los conflictos entre grupos criminales se dan todos los días, y con ello, el aumento de homicidios, inestabilidad social, pérdidas económicas y modificaciones en las dinámicas de los ciudadanos, que, para protegerse y no volverse un daño colateral, tienen que buscar medios para resguardarse y evitar de situaciones de riesgo. Así, en efecto la violencia se vive todos los días, más allá que se pretenda justificarla detrás del conflicto que se vive entre grupos criminales, la violencia es violencia y los homicidios más allá de las causas que los provocan, son un hecho irrefutable.

De pronto, con estas declaraciones, pareciera ser que el mundo que se vive desde presidencia no logra vislumbrar la magnitud del problema. En el país se viven situaciones de riesgo a diario, y a la par, las estrategias para contener y erradicar la violencia están prácticamente imposibilitadas de dar resultados y no es ni culpa de los medios por difundirlas ni de los ciudadanos desde diferentes frentes por denunciarlas. Actualmente tenemos un despliegue militar que no ha logrado contener la violencia local, regional y estatal. Esto sumado a que en de conformidad al discurso oficial, como se declaró por parte de Presidencia, el 75% de los homicidios en el país es por “choques entre bandas criminales” por la venta y el consumo de drogas -situación que se ha justificado de la misma forma en los últimos 17 años-, y que, a su vez, nos ha mantenido algunos días con picos entre 90 y 100 asesinatos por día.

Por una parte, pudiéramos estar de acuerdo con que el problema se focaliza en la venta de drogas y la cooptación de puntos estratégicos para su trasiego, pero, por otra parte, no podemos dejar de lado, una incapacidad para confrontar, contener y desarticular las lógicas delictivas a nivel local, regional y estatal, que hacen que la violencia se vuelva un recurso vital para lograr sus objetivos. En este sentido, el problema de la violencia mas allá de un pleito entre bandas criminales, corresponde a un problema de gestión estratégico en torno a como se contiene y se controla a los grupos delictivos. Más allá de un problema social, es un problema de ejercicio y aplicación de la ley, más allá de un problema moral, corresponde a un tema de impunidad, donde los delincuentes no son detenidos y las investigaciones en torno a los delitos, pocas veces llegan a buen puerto.

Es importante pensar que, dependiendo las formas de ejercer estrategias para contener el crimen, los resultados de las lógicas delictivas se organizan para resistir. En este caso, las bandas criminales, parece ser que, en algunas localidades, operan como si fueran ellas mismas la ley, sin que alguna autoridad este dispuesta y preparada, para no sólo enfrentarlas, sino contenerlas y debilitarlas. El problema va más allá de choques entre bandas por la venta y consumo de drogas, ¿no le parece?

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