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Cultura para la Armonía, 800% más presupuesto
Entre los proyectos exitosos del programa están el de rock indígena en Oaxaca y el de trabajadores internacionales deportados en Tijuana.
Morelia, Michoacán. Es la Reunión Nacional de Cultura. Todos los secretarios culturales del país se reúnen para que su quehacer sea articulado. Que los programas culturales de los estados tengan coherencia entre sí y con el programa federal del Conaculta, la Cruzada contra el hambre de la Secretaría de Desarrollo Social y la subsecretaría para la Prevención del Delito y la Participación Ciudadana de la Segob.
Todos hablan de fines comunes, de acciones articuladas, de programas transversales. Y también de los planes de Enrique Peña Nieto para la cultura y las artes.
El año pasado se dijo que el objetivo de la administración encabezada por Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, es claro, todos los presentes lo mencionan: que la cultura tenga fines sociales, que sirva para reparar el tejido social dañado por el crimen y la violencia. Es decir, que la cultura impulsada por el Estado sea útil para la mayor parte de las personas, no un pasatiempo, no un adorno gubernamental ni propaganda.
El programa estrella es el de Cultura para la Armonía, el cual lleva ya un año en funcionamiento en todo el país. A través de la creación de orquestas, grupos de baile, cineclubes (o mejor: cine en plaza públicas), talleres artesanales, etcétera, se espera que las comunidades se unan y superen las heridas causadas por la violencia, el hambre, la pobreza.
A un año de su puesta en funcionamiento, Cultura para la Armonía crece. Su presupuesto pasa de 20 millones de pesos a 179 millones, un aumento espectacular. Según Tovar se espera alcanzar a 120 municipios del país, la gran mayoría de ellos lugares vulnerables.
Entre los proyectos que han sido exitosos está el de rock indígena en Oaxaca (que inclusive ha llevado a los participantes a tocar en el Vive Latino) y el de trabajadores internacionales deportados en Tijuana, que a través del cine se ganan el respeto y el aprecio de los habitantes de esa ciudad fronteriza.
FOMENTO A LA LECTURA
Un proyecto que se echa a andar es el de las bibliotecas comunitarias, en las que maestros retirados se dedicarán a promover la lectura en sus poblaciones. La idea es que el maestro sigue siendo una figura respetada en las comunidades y dándoles un puesto de responsabilidad se les convierte en líderes comunitarios, modelos para los jóvenes. Como dijo el secretario de Cultura de Michoacán: que el delincuente deje de ser el modelo aspiracional en que se ha convertido. La cultura como prevención de conductas antisociales, esa es la política cultural actual.