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El cómic asalta el Louvre
Las tiras cómicas, por años alimento básico de la dieta literaria francesa, están pasando a las "grandes ligas".
Las tiras cómicas, por años alimento básico de la dieta literaria francesa, están pasando a primer plano.
Desde Asterix y Obelix hasta Tin Tin y el héroe Largo Winch, el público de Francia ha adorado siempre a sus héroes de papel. Ahora el museo del Louvre le da al mundo visual de los cómics la bienvenida por primera vez.
Bajo la luz difusa en las paredes de piedra del salón Medieval del Louvre, Bernar Yslaire dio vida al más reciente personaje de su tira ``El cielo sobre el Louvre'', un tempestuoso joven revolucionario.
El caricaturista belga de 52 años invitó al público a entrar en su mundo digital de cómics, donde las imágenes no se crean con un bloc y un crayón, sino con el clic _ o más bien varios _ de un ratón.
``Mi tira cómica se hace exclusivamente en una pantalla digital, no hay nada de papel'', dijo Yslaire. ``Estamos en el siglo XXI de las comunicaciones''.
Usando su ``lápiz electrónico'', el artista fue revelando lentamente a su protagonista: primero los ojos negros de mirada feroz, luego la nariz afilada, el cabello de rizos despeinados y finalmente unos hombros anchos.
La muestra, ``Pequeño diseño: El Louvre invita a los Cómics'', abrió el jueves e incluye a cinco autores.
Tres trabajos ya fueron terminados: ``Periodo glacial'' de Nicolas de Crécy, ``El sótano del Louvre'' de Marc-Antoine Mathieu y ``Horas irregulares'' de Eric Liberge.
El libro de tiras de Yslaire estaría listo en mayo, mientras que el de manga de Hirohiko Araki, ``Rohan en el Louvre'', saldría el próximo año.
En cada trabajo, el Louvre es la locación principal. La historia de Yslaire transcurre en 1793, cuando el recién inaugurado museo le encarga al pintor David un retrato de Maximilien Robespierre.
La tira cómica de Yslaire, sólo en sepia o blanco y negro, refleja los tonos sombríos de una revolución. Detalles ocasionales en rojo, dice, ``le recuerdan a los lectores que existe vida, sangre, tristeza y amor''.
Cabe preguntarse cómo encajan estos personajes animados y diálogos lacónicos en uno de los museos más prestigiosos del mundo.
El curador Fabrice Douar dice que la iniciativa no pretende ``modernizar'' el Louvre, ni validar las tiras cómicas como un arte o atraer a la juventud.
``Quisimos presentar este arte con la meta de mostrar su ... calidad estética, pero también su calidad en el sentido de la confrontación entre el mundo del Louvre y este universo alternativo, que es el de los cómics'', dijo.
Cada tira cómica se escogió para reflejar la diversidad del arte: ``Los cómics no son sólo algo ligero... Hay cómics contemporáneos... novelas gráficas, historias de detectives y manga''.
Y ``así como los cómics son sólo diversión, del mismo modo el Louvre no es polvoriento y aburrido'', concluyó Douar.
klm