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"El enemigo del pueblo", de Henrik Ibsen, llega a México en versión comedia

Abordada desde la farsa, esta puesta en escena, que se exhibe en el Foro Shakespeare, busca un diálogo profundo y reúne a grandes actores como Sergio Bonilla, Anabel Ferreira, Raúl Bretón, Enrique Chi, Américo del Río, Lucía Huacuja, Gabriela Orsen y Jorge Escandón, bajo la dirección de  Omar Olvera

Foto: Especial

"El enemigo del pueblo", la historia escrita por Henrik Ibsen en 1882, llega al Foro Shakespeare en su versión mexicana y más vigente que nunca. Se trata de la historia del doctor Tomás Stockmann y de una ciudad cuyo balneario es la principal atracción turística y el motor de la economía local. Sucede que el doctor descubre en el agua una bacteria contaminante, capaz de poner en riesgo la salud de toda la población, parecería que lo natural es advertir a los demás acerca del peligro, sin embargo esta decisión lo enfrenta a los poderosos de la ciudad; políticos, periodistas, dirigentes, incluso a su propio hermano, el alcalde Pedro Stockman. En esta puesta en escena los pobladores y las autoridades parecen más preocupados por los inconvenientes económicos que la desinfección del agua y por la posible pérdida de clientes del balneario, de esta forma se confrontan intereses económicos que priman por sobre la salud del pueblo y que ponen de manifiesto que ningún problema, tiene una respuesta absoluta.

Jorge Escandón, actor y a cargo de la adaptación de la obra, platica a El Economista que el director, Omar Olvera, recibió la propuesta para montarla simultáneamente en México, Londres y Nueva York. La idea era retomar el texto; sin embargo, en México se buscó cambiar el tono de la obra, que naturalmente es serio, trágico y en momentos hasta melodramático al evidenciar la eterna lucha del “bueno contra el malo”.

“Nosotros, a idea de Omar, lo pensamos más en farsa porque el tema en una sociedad como la nuestra cabe dentro de lo cómico, es `deschavetado´ y fuera de la realidad, incluso absurdo. Decidimos hacerlo más dinámico porque además entendemos el teatro como un entretenimiento para generar reflexión, no tanto didáctico, ni aleccionador sino más bien a través del juego del teatro, permitirnos el diálogo”.

Así decidieron que la adaptación cabía en los años 90 en México, en concreto el año 1994, pues sucedieron muchas cosas. Movimientos, levantamientos, cambio de gobierno, devaluación del peso, poca transparencia, fraudes, el cambio de siglo, de milenio, todo coronado en un ambiente de inseguridad.

El enemigo del pueblo está en todos lados

Escandón asegura que un tema muy relevante de la obra y por la que se decidió tomar el reto, es porque se habla de la justicia y la verdad ¿Quién tiene la verdad? y ¿Quién impone la justicia?, ahora bien, ¿los que tienen la verdad, son intrínsecamente buenas personas? “La obra es política en este sentido, sin embargo no es el tema principal”, el artista hace hincapié en que la verdadera reflexión es saber que no hay buenos ni malos, y que la justicia no es tan sencilla de conseguir como parece.

Para lograr transmitir eso al público buscaron que los personajes conectaran con la realidad del mexicano. “Siempre he creído que las cosas entre más particulares y específicas son, se vuelven más universales, porque no nos metemos en contradicciones e interpretaciones, lo que es, es, y punto (…) El texto nos parecía melodramático y un poco fuera de nuestra realidad, porque los personajes en Noruega, de donde es Ibsen, viven otra cosa y tienen otro contexto, para nosotros era importante ponerlo en un lugar y universo claro que pudiéramos identificar”.

Pero independientemente de los chistes o frases locales, “la obra se cuenta bien, hay un problema de agua en el pueblo y los personajes pelean por ver quién tiene la razón y qué es justo para todos”.

Escandón concluye que definitivamente la obra no intenta dar respuestas correctas, “la intención es mostrar que los humanos somos complejos y que no nos podemos determinar como buenos y malos, pero sí personas que tomen decisiones porque también ser tibios no nos lleva a ningún lado”.

El teatro una manera de confrontarnos

El actor asegura que esta obra va más allá del entretenimiento, pero sin buscar ser aleccionadora. “El teatro y en general el arte siempre nos brinda la posibilidad de la reflexión, nos permite mirarnos al espejo, enfrentar nuestras realidades, el teatro nos permite ir a reflejarnos en vivo. Creo que en muchos momentos el teatro ha sido utilizado como un evento turístico, o una forma de somnífero, pero estamos viviendo un momento histórico muy importante, donde se están abriendo muchos pensamientos, movimientos sociales y diversidad en general, por lo que no podemos dejar de entender que el arte es una especie de periódico, de revista, nos permite mirar nuestras realidades, contextos y eso busca también 'El enemigo del pueblo'”.

Se trata de buscar el equilibrio, pues también “uno va al teatro y quiere pasársela bien, no quiero que me vayan a regañar, quiero que me toquen el corazón, que me diviertan o que me dejen llorar, eso es lo hermoso del arte y en esta ocasión nos dimos oportunidad de hacerlo a través de la risa”.

Para Escandón el reto ahora es, como creadores de arte, llevar estos espectáculos más cerca de la gente, para provocar la reflexión con el ciudadano de a pie, ese que realmente construye una sociedad y mantienen el equilibrio “a mí me encantaría que ese fuera nuestro público, pero es nuestra labor generar los espacios para que se dé”.

"El enemigo del pueblo"

  • Del 22 de julio al 9 de septiembre
  • Foro Shakespeare
  • Zamora 7, Colonia Condesa Cuauhtémoc, Ciudad de México
  • Lunes 20:30 h
  • Entrada general:  $500  
  • Compañía – Grupo de las Artes, Producción Escénica S.E. y Dunkel Arts
  • Dirección – Omar Olvera
  • Dramaturgia – Henrik Ibsen, adaptación de Omar Olvera y Jorge Escandón
  • Elenco – Sergio Bonilla, Anabel Ferreira, Raúl Bretón, Enrique Chi, Américo del Río, Lucía Huacuja, Gabriela Orsen y Jorge Escandón

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Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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