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Santiago Siri y el camino de un hacker de la política
Sovereign —la herramienta de voto digital que presentó Santiago Siri en Innovadores Menores de 35 Latinoamérica 2017 del MIT— apuesta a “volver obsoletos los sistemas políticos actuales”.
Robespierre, Marat y Desmoulins fueron de formación abogados. Sus estudios les permitieron leer el código legal con el que se regía su mundo. Encabezaron un movimiento popular que terminó con el régimen monárquico en Francia e inició el camino de la democracia en la Modernidad. Santiago Siri es programador. Sabe leer y escribir código informático. Su plataforma Sovereign potencialmente puede terminar con la democracia manejada por la clase política y con la necesidad de partidos políticos, e iniciar el tránsito a una democracia efectiva impulsada por las nuevas tecnologías.
La presencia de Siri en la presentación de los ganadores del evento Innovadores Menores de 35 Latinoamérica 2017, evento patrocinado por el MIT, es peculiar, por decir lo menos. Mientras muchos de los otros proyectos ganadores están motivados por la lógica de la disrupción o del solucionismo, lo que propone el joven argentino es algo muy cercano al anarquismo: hackear la democracia representativa depositando la soberanía en la ciudadanía. Operativa sobre cualquier tipo de blockchain —la misma tecnología usada por Bitcoin—, Sovereign, la herramienta de voto digital que presentó Siri, apuesta a “volver obsoletos los sistemas políticos actuales”.
Vayamos un paso a la vez. La democracia moderna requiere en primera instancia del voto. La democracia respresentativa debe convocar a elecciones para que los ciudadanos escojan a quienes les representarán. Estos representates son los mediadores entre los ciudadanos y los asuntos públicos. Para realizar las elecciones es necesaria una burocracia a través del cual se haga el recuento de los votos y una autoridad central que valide a los vencedores de la contienda. El sistema de voto digital de Siri prescinde de toda mediación.
Bitcoin es una estructura descentralizada. No depende de un banco central que valide toda transacción entre pares ni de una burocracia que gestione cada trámite. Blockchain, el libro de registros de todas las transacciones de Bitcoin, es alimentado por una red de nodos, donde cada uno tiene una copia actualizada del registro. Las nuevas entradas son validadas por todos los nodos de la red. Basado en software de código abierto, el funcionamiento de blockchain es accesible a todo aquel que sepa leer código. Blockchain permite a una comunidad organizarse sin mediadores.
Pone un ejemplo. La penetración de la banca en América Latina es muy baja, dice, porque hay una gran cantidad de intermediarios. Esta burocracia, por su calidad de intermediario, es altamente susceptible a la corrupción, e impide que los servicios financieros lleguen a los más necesitados. Los blockchains van a crear una democratización de la banca, y la inclusión financiera será posible gracias a que los blockchains reemplazarán a las burocracias, pero sin los problemas que les son inherentes.
“Las blockchains son burocracias automatizadas que ofrecen importantes beneficios financieros en términos de costos de transacción al tiempo que resumen la necesidad de intermediarios. Permiten sistemas de asociación libre que ayudan a romper la coacción política y financiera que imponen los gobiernos y los bancos al restringir el derecho al voto o limitar el acceso al capital”. El texto anterior se extrajo del Social Smart Contract (Contrato Social Inteligente, título que establece una línea genealógica con la obra de Rousseau), el paper que replica el publicado en el 2008 bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, y en el que se detallaba el sistema blockchain. Con el Social Smart Contract, Democracy Earth, iniciativa de Santiago Siri y un pequeño grupo de programadores, hackers y activistas, da carta natal a Sovereign.
—¿Esto implicará una transformación del Estado como lo conocemos? —pregunto a Santiago Siri.
—Volverá al Estado irrelevante —responde Siri con naturalidad. Seguro repara en mi afectación ante tal afirmación, y amable, cita a Jorge Luis Borges, esperando, supongo, que el arte alivie mis temores. “Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba”, línea de “Utopía de un hombre que está cansado” con la que, además de dar a mi perplejidad un asidero, Siri cierra su libro Hacktivismo (Sudamericana, 2015).
El joven argentino recurre a un ejemplo que ayude a mesurar la incendiaria afirmación. El progresivo aumento del valor del Bitcoin que se ha dado los últimos nueve años —reflexiona Siri— no se trata de una burbuja, sino del fin del paradigma de la centralización de la banca, misma que se sustenta en una élite que tiene el privilegio, entre otros, de determinar la cantidad de dinero a a imprimir. Bitcoin es a la desintermediación de las relaciones económicas, como Sovereign lo es —o espera serlo— a la desintermediación de las relaciones políticas, es el mensaje entre líneas. “Es en la intermediación donde está la corrupción”, sentencia Siri.
Democracia líquida
La apuesta de Santiago Siri y de Democracy Earth es por que internet sea el vehículo de transformación de la sociedad global. Internet, que ya significó una transformación en la cultura y las comunicaciones globales, ahora transformará a las instituciones.
La mutación de la democracia que propone con Sovereign es la democracia líquida, que va a caballo entre la representativa y la directa. El proceso democrático consistiría en emitir el voto personalmente (democracia directa) ante una decisión política o dar el voto al alguien más para que sufrague con él (democracia representativa). La transformación propuesta comprende también que el votar sea tan común con el dar like en Facebook. El ciudadano ya no tendría que votar para elegir representantes, sino que su sufragio iría directamente a decidir sobre los asuntos públicos. Sovereing busca ser una herramienta de uso tan cotidiano como la red social de Mark Zuckerberg. El desafío de Democracy Earth es generar un token de votación que sea un competidor del like.
Así como cualquier persona puede disponer con soberanía sobre los Bitcoins que posee, con independencia del país en el que esté y del régimen que controle el territorio en el que se ubique, los ciudadanos podrán disponer de sus votos soberanamente.
Para entender el funcionamieto de Sovereign, es útil la comparación a Bitcoin. La relación es, además, necesaria. Un gobierno es tal si tiene soberanía sobre las relaciones económicas y las relaciones políticas. Hacer a un Estado irrelevante implica quitarle la soberanía sobre estos asuntos. Con Sovereign se posibilitará trasladar la soberanía política a la ciudadanía con una criptomoneda política. Democracy Earth se ha enfocado en construir un diseño eficiente para una máquina de gobierno capaz de operar con blockchains que mantenga a sus operadores humanos como gobernantes soberanos por medio del voto.
Pero el voto es inviable sin alguien que lo emita. La identidad es fundamental para la soberanía personal y el núcleo de todos los sistemas de votación. Los sistemas de identidad estándar actuales se basan en las autoridades centrales que obligan a los usuarios a compartir información privada, arriesgando el robo de identidad si son pirateados.
Para que las identidades sean auto soberanas, no pueden ser propiedad o estar controladas por gobiernos, organizaciones o corporaciones que en última instancia tienen como prioridad la extracción de valor de sus usuarios. Por lo tanto, la clave para mantener el valor del voto token como medio para una democracia sin fronteras es validar efectivamente todas las identidades participantes a través de un proceso descentralizado que puede crear, actualizar o revocar claves. Así es como Democracy Earth Foundation otorgará acceso a los votos como un derecho humano.
Cualquier persona capaz de demostrar su propia identidad bajo un protocolo descentralizado denominado Prueba de Identidad (PDI) puede operar con la correspondiente porción de votos. Este mecanismo desencadenará una asignación a lo largo del tiempo en la dirección pública reclamada de la identidad a la que se puede acceder mediante una billetera autohospedada conectada al contenido y los datos utilizados para el PDI. Si suficientes votos validan la evidencia utilizada para la Prueba de Identidad, la billetera descongelará una cantidad correspondiente de votos siguiendo las reglas de una dinámica de Ingreso Básico Universal que asigna tokens a través del tiempo usando la cadena de bloques de Bitcoin como reloj universal.
Consultado sobre la implementación de Sovereign, Siri apuesta a que la resistencia de los políticos puede ser evadida si ven en la plataforma una herramienta de marketing, similar a Facebook y Twitter, con la cual ayudar a sus intereses. "Caballo de Troya", le atajo. Una microexpresión anuncia una sonrisa, rápidamente contenida por un remate que anuncia lo que vendrá, y que con gravedad enuncia: “Estas herramientas deben llegar a la ciudadanía, y la ciudadanía debe aprender a pensar fuera de los cánones de los que el gobierno en turno les impone”.
Preocupado por el futuro de la humanidad toda, Santiago esboza los escenarios futuros. “Tenemos que entender cómo escalar nuestra capacidad de cooperación humana”, dice, “y llega un punto en que ésta no se puede dar con burocracias”. Pero asegura que la cooperación puede darse usando la tecnología. “La tecnología es lo único que ofrece las garantías de incluir a todos”, dice con optimismo.
“¿Qué es un gobierno? Un gobierno es un cúmulo de políticos que buscan un rédito personal y tienden a tener comportamientos que inspiran poca confianza”, dice este ganador del evento Innovadores Menores de 35 Latinoamérica 2017, que presenta algunas iniciativas que suplen las omisiones de los gobiernos en su responsabilidad para con los ciudadanos. Visto así, algunos proyectos resultan en una crítica indirecta a los gobiernos, pero nadie se había atrevido a pedir su cabeza... y mucho menos a suspender la guillotina sobre sus cuellos. ¿Algún revolucionario sonríe?