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Liga MX Femenil, con alto grado universitario

De 489 jugadoras mexicanas registradas en 2021, el 53.3% posee estudios universitarios; la formación académica, paralela al futbol, es una necesidad ante los bajos sueldos de esta liga.

Los libros y los goles van de la mano en el futbol femenil mexicano: una de cada dos futbolistas de la Liga MX Femenil posee estudios universitarios. De 489 mexicanas registradas en el torneo Guardianes 2021, 261 se han forjado académicamente a nivel profesional, desde licenciatura hasta doctorado.

Esta cifra representa el 53.3% de las futbolistas de Primera División, que se divide entre un 24.9% (122 jugadoras) que ya están tituladas y un 28.4% (139) que continúa estudiando.

Del resto, un 8.6% (42) tiene una licenciatura o ingeniería trunca, por lo que, en total, el 61.9% (303) de las jugadoras actuales de la Liga MX Femenil ha sido parte de una carrera universitaria.

En contraste, el 34.8% de ellas se quedó en nivel preparatoria (3.1% no la ha terminado) y apenas el 1% hasta nivel secundaria, de acuerdo con datos de la liga proporcionados a El Economista.

Pero el que poco más de la mitad de las futbolistas mexicanas haya estudiado una carrera, o la siga estudiando, refleja una razón más profunda que solo obtener un papel: para ellas, la universidad representa una vía real para subsistir debido a los bajos salarios de la liga.

“En el caso del futbol femenil, es algo para estudiarse, porque para muchas de las que estamos aquí nunca fue nuestro plan ser futbolistas; teníamos claro que era una licenciatura, terminar de profesionistas. A muchas ya nos agarró a los veintitantos, cuando ya habíamos empezado una carrera. Desafortunadamente, cuando las niñas se meten al futbol, se complican sus horarios (de estudio). Lo veo muy complicado, pero ojalá que la liga tomara conciencia de eso y cambiara: si los salarios no les van a dar para ganar lo que gana un hombre, jubilarse y tener un plan, pues darles chance de seguir estudiando, y que estudien una carrera bien, no nada más porque sí”, explica a este diario Cintia Monreal, portera del Atlético de San Luis y una de las dos jugadoras actuales que está titulada de doctorado.

En un reporte del newsletter El Míster, Guillermo Zamarripa, fundador de The Marketing Jersey, una de las agencias pioneras en la representación de jugadoras, y Ángel Palma, director de la agencia Total Match, revelaron que solo el 10% de las futbolistas de la Liga MX Femenil “pueden vivir del futbol”; ese porcentaje se reduce a 5% para las que tienen un salario de entre 35,000 y 40,000 pesos mensuales, señala el mismo informe.

“Desafortunadamente, para la mayoría de los clubes el equipo femenil sigue siendo un lastre”, dijo Ana Paola López, mediocampista de Pachuca y politóloga por el ITAM, a principios de 2020, mientras que la periodista Adrianelly Hernández refirió a este diario que el 85% de las jugadoras recibe un salario mensual menor a 10,000 pesos.

Ante este panorama, los estudios profesionales se han convertido en una necesidad para las futbolistas mexicanas. Incluso algunas de las referentes que militan en el extranjero han dado prioridad a estudiar una carrera: Charlyn Corral, actualmente delantera del Atlético de Madrid, se graduó de Negocios Deportivos en la Universidad de Louisville y Bianca Sierra, actual defensa de Tigres, estudió Actividad Física y Salud en la Universidad de Auburn.

“La carrera de futbolista no es tan larga y muchas veces a las personas se les olvida eso. Cuántos niños habrá que estudiaron primaria o secundaria y decidieron dedicarse únicamente al futbol, pero y cuando el futbol se acabe, ¿qué? ¿Te vas a regresar a secundaria? ¿Vas a empezar desde cero? Creo que en general en el futbol hace falta un poquito más de visión; te puede pasar una lesión o cualquier situación ajena a ti. En el futbol muchas veces se comete el error de pensar a corto plazo”, destaca la arquera del San Luis.

Sin embargo, los estudios profesionales siguen estando rezagados en México sin importar si los alumnos se dedican al deporte o no. De acuerdo al estudio Retos educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 2007, apenas el 14% de los alumnos que entraban a primaria terminaban una carrera.

Esa cifra no aumentó significativamente una década después. Según el reporte Panorama de la Educación 2017 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en México solo el 21% de los alumnos que entraron a primaria terminan una carrera, mientra que apenas el 2% de los mexicanos entre 25 y 34 años tienen una maestría o un doctorado.

La lucha para ser profesional dentro y fuera de la cancha

Cintia Monreal Jiménez nació el 12 de mayo de 1990 en la ciudad de San Luis Potosí. Es una de las dos jugadoras que posee un doctorado dentro de la Liga MX Femenil y lo mantiene vigente, ya que, además de ser portera del Atlético San Luis, es docente de licenciatura y de preparatoria técnica.

Es doctora en Ingeniería Mecánica con opción terminal en termofluidos por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, misma escuela en la que logró su maestría, mientras que su licenciatura en Ingeniería Mecánica fue en el Tecnológico de Monterrey. De sus 30 años y 10 meses de vida, ha pasado casi 27 estudiando.

“La verdad me encanta (estudiar), nunca tuve problemas con la escuela, me encanta aprender, soy bastante nerd (…) Toda la vida fui la niña del cuadro de honor, de los dieces, y no porque me encantara, sino porque para mí era divertido aprender. Siempre me gustó historia, las matemáticas no me gustaban, hasta la fecha debo confesar que soy pésima con las tablas de multiplicar. Cuando las matemáticas se hicieron más divertidas para mí y más complicadas para el resto del mundo, porque te ayudaban a resolver problemas de la vida real, dije qué padre”.

Pero combinar su pasión por los estudios y por el futbol no fue un camino sencillo. Cintia cuenta que empezó a jugar desde que tenía menos de cinco años, simulando ser Benyi Price, el portero de la serie japonesa ‘Los Supercampeones’. Ahí dio sus primeras atajadas, bajo el arco del clóset de su mamá. El juego se puso más serio después de la universidad.

Entre la secundaria y la prepa alternó la portería con la defensa, jugando como central y lateral. Sin embargo, por las tardes acudía a una escuela de entrenamiento específico para porteros, donde duró 10 años hasta antes de entrar a la Liga MX Femenil.

Su ingreso a esta liga fue gracias a la insistencia de una amiga, recuerda, ya que ella había desechado la opción debido a que ya tenía 26 años, acaba de ingresar al doctorado y a que los únicos clubes que aún no habían hecho visorías eran Necaxa y Cruz Azul, ubicados en Aguascalientes y la Ciudad de México, a 164 y 415 kilómetros de casa, respectivamente.

Fue así como en 2017, la niña que prefería jugar con un balón de futbol en vez de muñecas, la adolescente que entraba a clases de licenciatura “oliendo a pasto” de una cancha, decidió hacer las pruebas en Aguascalientes, acompañada de su padre. Fue aceptada, aunque aclaró que era estudiante.

El doctorado no fue un impedimento para convertirse en profesional del futbol, ya que viajaba cinco horas diarias (ida y vuelta) de San Luis Potosí a Aguascalientes hasta seis días a la semana e incluso poniendo dinero de su bolsa: “Debo decir que el sueldo que nos daban no era suficiente para la gasolina, yo tenía que poner de mi beca CONACYT (del doctorado) para sacar las cuentas”.

En un año con ese ritmo, jugó 1,916 minutos para Necaxa, hasta que decidió darse un descanso. Pero el futbol la volvió a llamar dos torneos después, cuando el equipo de su tierra, el Atlético San Luis consiguió el ascenso a Primera División y, por tanto, debía conformar una rama femenil. Cintia pasó las pruebas y volvió a la Liga MX Femenil para el Apertura 2019.

Con los potosinos suma 39 partidos y 3,510 minutos que sigue compartiendo con la actividad académica, ya que en la actualidad imparte 30 horas de clases a la semana.

“Lo de correr, nunca he podido evitarlo”, refiere Cintia sobre su acelerado ritmo de vida, recordando aquellos tiempos en los que viajaba a Aguascalientes comiendo atún o con una bolsa de hielo en su muslo mientras pisaba el acelerador. Pese a esos sacrificos, cuenta su historia con una sonrisa: “Tal vez tuve esa suerte de que nunca en mi entorno fue algo raro jugar futbol porque era niña, para mí era por diversión, nunca pensé que iba a terminar siendo profesional”.

Pero para la doctora Monreal, que nunca ha recibido una tarjeta amarilla ni una expulsión en la Liga MX Femenil, su talento principal no es el futbol. Su visión trasciende más allá de las canchas: “Mi talento no es el fut, yo creo que mi talento es enseñar cosas a las personas."

“Le diría a los que sí tienen el acceso y oportunidad de estudiar un posgrado, que no lo vean como una carga, sino como una inversión, y a los que desafortunadamente no tienen el acceso ni siquiera para una carrera, si les gusta el deporte, les diría que se consigan una beca. Va a estar pesadísimo, pero no dejen de estudiar. A mis alumnos siempre les pregunto cuál es su talento y el 30% me dice que no sabe. Creo que todos deberían conocerlo y si no ponerse a pensar en cuál es su talento”.

Sobre la paridad salarial en el futbol mexicano, la doctora en Ingeniería Mecánica concluye: “No queremos ganar lo que ganan los hombres, lo único que queremos es que sí sea (una actividad) profesional, que puedas vivir cómodamente y tener un poquito que te sobre para ahorrarlo, porque no sabes lo que va a pasar. Muchas jugadoras viven al día con el salario que tienen porque no hay de otra”.

fredi.figueroa@eleconomista.mx

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