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Los flujos de IED en el mundo cayeron 30% en el primer semestre de 2023

Las tendencias variaron entre las economías: Australia, Francia y Japón experimentaron importantes caídas en las entradas totales; en cambio, Argentina, Canadá, Alemania y México registraron aumentos, señala el informe conjunto de la UNCTAD y la OCDE.

Foto: Reuters

Los flujos mundiales de Inversión Extranjera Directa (IED) registraron una caída interanual de 30% en el primer semestre de 2023, a 727,000 millones de dólares.

“La serie de crisis complejas ha resultado en una desaceleración de los flujos de IED”, explicaron la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en un informe conjunto. 

En todo 2022, los flujos de IED totalizaron 1 billón 295,000 millones de dólares, un descenso de 12.4% interanual

A pesar de una tendencia general hacia políticas más abiertas y transparentes para la IED, como se señala en los informes de seguimiento de políticas de la OCDE y la UNCTAD, existe una tendencia creciente a implementar medidas que aborden las preocupaciones de seguridad nacional relacionadas con las inversiones extranjeras. 

Ambas organizaciones consideraron que este cambio refleja un esfuerzo por equilibrar los beneficios económicos de la globalización con el imperativo de salvaguardar los intereses nacionales en un panorama global en rápida evolución. 

Las tendencias variaron entre las economías del G20. Australia, Francia y Japón experimentaron importantes caídas en las entradas totales de IED, y muchos otros países del G20 también registraron menores entradas en el primer semestre de 2023. 

Las disminuciones en Francia y Japón se debieron principalmente a menores flujos de capital y las caídas en Australia también reflejan menores ganancias reinvertidas. 

En cambio, Argentina, Canadá, Alemania y México registraron aumentos. México, en particular, experimentó una entrada de IED récord como resultado de una mayor reinversión de ganancias. 

Mientras que los flujos de IED en Estados Unidos se mantuvieron estables con niveles comparables de reinversión de ganancias, las mayores entradas de capital se vieron compensadas por movimientos de la deuda interna de las empresas.

Cuando estalló la crisis financiera mundial en 2008, los miembros del G20 se comprometieron a abstenerse de introducir nuevas barreras a la inversión y el comercio.

Complementaron este compromiso con una solicitud de que la Organización Mundial de Comercio (OMC), la OCDE y la UNCTAD monitorearan e informaran públicamente sobre su nuevas políticas comerciales y de inversión. Hasta ahora, se han publicado 29 informes bajo este mandato. 

Actualmente, la economía global se enfrenta a una confluencia de crisis y desafíos que se han intensificado desde la crisis financiera global. 

Entre ellos, los más importantes son el legado de la pandemia de Covid-19, el conflicto en Ucrania, las crecientes tensiones geopolíticas y los impactos generalizados del cambio climático. 

“Estos problemas se ven agravados por los crecientes costos de los alimentos y la energía, lo que aumenta el riesgo de recesión y exacerba la carga de la deuda en numerosos países”, dijeron la UNCTAD y la OCDE.

Por su parte, la República Popular China ha experimentado importantes salidas de cartera (más de 28,000 millones de dólares de enero a julio de 2023), impulsadas principalmente por las ventas de bonos chinos por parte de extranjeros, aunque las ventas netas también se produjeron en el lado de las acciones. Dentro de las economías avanzadas, Estados Unidos ha recibido un flujo constante de entradas de deuda de cartera desde marzo de 2023.

roberto.morales@eleconomista.mx

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