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Se caen proyectos junto con el aeropuerto
Ante la incertidumbre, acaparadores de terrenos en la Riviera Maya buscan ahora vender las propiedades que compraron a sobreprecio.
Cancún, Qroo. La incertidumbre generada en Tulum primero por el fallo de la Corte que sacó de los planes de desarrollo turístico una extensa zona sobre la que se proyectaban grandes inversiones, así como por la suspensión del aeropuerto de la Riviera Maya al declararse desierta la licitación, han pospuesto el inicio de dos proyectos hoteleros con una inversión de aproximadamente 75 millones de dólares y desatado una venta al por mayor de terrenos que fueron adquiridos a sobreprecio cuando existía aún la expectativa de una terminal aérea en esa zona.
Emilio Heredia Lima, dirigente de los hoteleros de Tulum, aseguró que los dos proyectos, uno de una cadena española y otro de capital mexicano, sumaban en conjunto poco más de 500 nuevas habitaciones con una inversión aproximada de 150,000 dólares por cuarto, es decir, aproximadamente 75 millones de dólares, que eran parte importante de la proyección de crecimiento de Tulum, cifrada en unas 3,000 llaves hoteleras más en los próximos cinco años que complementarían las 7,000 existentes.
La proyección de por sí ya era limitada en primer lugar porque la apuesta en Tulum siempre ha sido por un desarrollo armónico con el ambiente, y sobre todo procurando desarrollos ordenados y orientados a un turismo de mayor poder adquisitivo que los que visitan Cancún, explicó Lima Heredia.
Pero esa expectativa se ha venido abajo o al menos se encuentra en stand by, lo mismo que las esperanzas de recuperación de la inversión turístico-inmobiliaria, al menos en el corto plazo, aseguró el dirigente hotelero.
TODO SE DETIENE
En eso coincide Wilberth Gutiérrez, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) de la Riviera Maya, quien explicó a El Economista que la terminal aérea generó expectativas de inversión del orden de 1,500 millones de dólares que hoy también están detenidos, hasta en tanto no se conozca a ciencia cierta qué sucederá con la obra.
No se debe perder de vista que el aeropuerto en sí representaba una inversión de 3,200 millones de pesos que también está detenida, sin contar con toda la infraestructura de servicios aeroportuarios, comerciales y urbanos que en torno a éste se detonarían y que también están en el aire, pues en teoría se trataba de una obra que competiría directamente con el aeropuerto de Cancún, con una proyección de 3 millones de pasajeros desplazados anualmente, añadió.
Las inversiones no se detendrán por completo, pero esa obra aceleraría la recuperación de la dinámica inmobiliaria que desde el 2008 se perdió con el inicio de la crisis financiera mundial y de la influenza en el 2009. La dinámica de compra-venta de inmuebles y el nivel de inversión cayó en más de 60% , aseveró el profesional inmobiliario.
COMPRA-VENTA DE TERRENOS
El Presidente de la AMPI dijo que el tema de la compra-venta de predios en Tulum fue un claro ejemplo de la especulación en torno de la expectativa de una obra como el aeropuerto, que generó operaciones con un sobreprecio de hasta 1000% por arriba del costo de la tierra.
Ahora que la licitación del aeropuerto se ha declarado desierta, comentó que quienes han entrado en pánico son principalmente los pequeños inversionistas que buscan recuperar algo de la inversión que hicieron a precios muy elevados.
Los grandes poseedores de la tierra tienen la capacidad para esperar el desenlace de esta situación y no se puede hablar de que a esos niveles haya un fenómeno de ventas o malbaratamiento de la tierra, explicó.
Y AFECTA AL EMPLEO
La otra arista de la baja de inversiones es el tema del empleo. El secretario general del ayuntamiento de Tulum, Víctor Mass Tah, aseguró que la llegada de mano de obra para la industria de la construcción proveniente de Tabasco y Chiapas, principalmente, ha disminuido en 50% desde inicios del 2011 y consideró que es atribuible a que no existen nuevas obras donde emplear a tanto trabajador que llegaba a Tulum y a la Riviera Maya.
jvazquez@eleconomista.com.mx