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Opinión

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45 años de Live And Dangerous de Thin Lizzy

Thin Lizzy: Brian Downey, Phil Lynott, Brian Robertson y Scott Gorham. Foto: Facebook.com/ThinLizzy

45 años después de su lanzamiento, Live And Dangerous de Thin Lizzy suena como ese concierto de rock al que siempre quise asistir. Si tuviera una máquina del tiempo elegiría viajar al Hammersmith Odeon en noviembre de 1976 o al Philadelphia Tower Theatre en octubre de 1977 para experimentar por una noche el poder de Thin Lizzy. 

Live And Dangerous tiene un poco de todo. Hay riffs poderosos, canciones para cantar a todo pulmón, un par de baladas como contrapeso para liberar la tensión y la garantía de que será una experiencia transformadora.   

El álbum publicado el 2 de junio de 1978 buscaba capturar la esencia de Thin Lizzy en vivo, algo que ninguna de sus producciones anteriores —con la excepción de Jailbreak— había logrado. Junto con el Frampton Comes Alive (1975) de Peter Frampton, Alive! (1975) de Kiss y Live at Budokan (1978) de Cheap Trick, Thin Lizzy también trató de engrandecer sus cualidades musicales con un espectáculo en vivo, mucha teatralidad y uno que otro arreglo en posproducción. 

Live And Dangerous preserva el sonido de lo que es la alineación más conocida de Thin Lizzy: Phil Lynott en el bajo y la voz, Brian Downey en la batería y el ataque doble con las guitarras de Scott Gorham y Brian Robertson. Durante sus casi 15 años de historia, con nueve discos editados, la alineación de Thin Lizzy estuvo en constante cambio, pero la alineación de Lynott, Downey, Gorham y Robertson le dio a Thin Lizzy un sonido definitivo y posteriormente imitado por muchas bandas. La base rítmica de Lynott y Downey son el contrapeso perfecto para el ataque de guitarras de Gorham y Robertson con sus líneas melódicas duplicadas. 

El productor Tony Visconti fue el encargado de producir Live And Dangerous, que se compone por grabaciones que Thin Lizzy realizó en el Hammersmith Odeon de Londres en 1976, y el Tower Theatre de Philadelphia durante su gira de 1977 por Norteamérica como telonero de Queen. El álbum tiene material de sus discos Nightlife (1974), Fighting (1975), Jailbreak (1976), Johnny The Fox (1976) y Bad Reputation (1977). 

Los conciertos del Hammersmith Odeon, grabados entre el 14 y el 16 de noviembre de 1976, durante la gira para promocionar el álbum Johnny The Fox tuvieron de acompañamiento a la banda Clover, donde el estadounidense Huey Lewis tocaba la armónica. Lewis aparece acreditado como Bluesey Huey Lewis en “Baby Drives Me Crazy”. 

Esta semana se lanza una reedición del Live And Dangerous para conmemorar los 45 años de su lanzamiento. Además del álbum doble original, esta edición contiene siete discos adicionales con las tres fechas del Hammersmith Odeon; dos conciertos del 20 y 21 de octubre de 1977 grabados en el Tower Theatre de Philadelphia; una grabación del 28 de octubre de de 1977 en el Seneca College Fieldhouse de Toronto, y un concierto en el Rainbow Theatre de Londres del 29 de marzo de 1978. Son un valioso documento de Thin Lizzy en vivo en su mejor momento. 

Live And Dangerous recrea un momento que realmente nunca existió. Thin Lizzy nunca pudo encabezar una gira por los Estados Unidos y cuando lo hicieron ya habían sido desbancados por el fenómeno del punk y una serie de bandas que le siguieron. Nunca encajaron tampoco dentro del heavy metal, pero el formato de guitarras dobles se convirtió en un estándar para toda agrupación de la New Wave of Heavy Metal y los géneros de metal que surgieron en los ochenta y noventa.  

Phil Lynott es uno de los músicos que se han convertido en uno de los mitos trágicos del rock. En su lírica Lynott construyó una mitología de forajidos y rebeldes que mezcló con la música tradicional irlandesa, la psicodelia de Jimi Hendrix y el romanticismo de Van Morrison. Y aunque mucho se ha escrito sobre su muerte el 4 de enero de 1986, víctima de años de adicciones, excesos y perseguir el elusivo fantasma de ser una verdadera estrella de rock, Lynott es uno de los músicos más celebrados en Dublín, Irlanda, donde, igual que el escritor James Joyce, tiene una estatua erigida en su honor.  

Thin Lizzy nunca alcanzó el reconocimiento de otros de sus contemporáneos, pero en sus discos nos dejó un legado musical inigualable. En los años setenta Thin Lizzy abrió las puertas para una serie de bandas irlandesas como The Boomtown Rats y por supuesto U2, pero su influencia ha trascendido más allá. Metallica, Anthrax, Sade, The Smashing Pumpkins, Fu Manchu, Golden Smog son algunos de los artistas que han reinterpretado la música de Thin Lizzy, manteniendo vivo el espíritu de Lynott y pasándolo a las nuevas generaciones. 

Live And Dangerous es el testamento que Thin Lizzy dejó como prueba de que es una de las mejores bandas en la historia del rock. Bajo una marquesina roja el nombre de Thin Lizzy parpadea en el Hammersmith Odeon, mientras suenan las alarmas de una fuga. Entre una multitud al borde de la ebullición, que suena como una porra de hinchas en el estadio, Phil Lynott nos pregunta: ¿Están listos? Y nosotros estamos ahí para presenciar, tal vez, el mejor concierto en nuestras vidas.  

antonio.becerril@eleconomista.mx 

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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