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Opinión

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Against All Odds 1974-1982: Redescubriendo a Blondie

Blondie en 1978. Foto: Blondie

En 1974 Blondie comenzó a trabajar en la maqueta para una nueva canción. El título de la obra en desarrollo era “The Disco Song”. La canción suena descuajaringada, más cercana a un reggae jamaicano que una canción casi perfecta de pop y es un esbozo de lo que se convertiría en uno de sus grandes éxitos en 1978: “Heart of Glass”. “The Disco Song” es uno de los tesoros incluídos en Against All Odds: 1974 - 1982, una caja lanzada la semana pasada que recupera los seis álbumes de Blondie —Blondie, Plastic Letters, Parallel Lines, Eat to the Beat, Autoamerican y The Hunter— editados hasta 1982, cuando ocurrió su primera separación. Además incluye una serie de demos, versiones inéditas y alternativas que ayudan a mostrarnos otra perspectiva de la banda.  

El lanzamiento de Against all Odds es un gran pretexto para redescubrir la magia de Blondie y lo diferente que sonaba a sus contemporáneos de la escena. En su música incorporaron sonidos diversos desde la sensibilidad de los grupos de pop femeninos de los años sesenta, hasta el reggae y posteriormente el hip hop. La base de Blondie sigue siendo casi cincuenta años después la misma, la inigualable presencia de Debbie Harry en la voz, Chris Stein en la guitarra y Clem Burke en la batería. 

La historia de Blondie siempre estará conectada al mitológico CBGB‘s, el club ubicado en barrio de Bowery en Nueva York, que ayudó a desarrollar a una camada de grupos como Patti Smith, The Ramones, Talking Heads, Television. Mucho se ha escrito sobre el lugar y la escena que ahí se cultivó se ha romantizado mucho. En su libro de memorias Face It, publicado en 2019, Debbie Harry describe los primeros siete años de Blondie como una locura total. La escena en CBGB‘s se desarrollaba paralelamente mientras la ciudad de Nueva York colapsaba económica y socialmente.  

El álbum debut Blondie, publicado en diciembre de 1976, pasó un poco sin pena ni gloria. Aunque la banda tenía un sonido retro que evocaba el pop de los sesentas y la psicodelia, quedó opacado por los debuts de Patti Smith, el extraordinario Horses y el disco simplemente titulado Ramones

“Tocamos en CBGB ‘s cada fin de semana durante siete meses seguidos. No ganamos ni un centavo; nos pagaban con cerveza. Tenías suerte si cobraban dos dólares en la puerta”, recuerda Harry sobre el bar ubicado en el número 315 Bowery, propiedad de Hilly Kristal y su perro Jonathan que utilizaba los pisos del bar como su baño personal. 

La banda terminó su contrato inicial con Private Stock y firmó en 1977 con Chrysalis con quien editaron Plastic Letters. Para su tercer disco, Blondie se consolidó como una de las bandas más sobresalientes de la escena de Nueva York. Parallel lines, lanzado el 1 de septiembre de 1978, fue el álbum que los definió como uno de los actos más importantes de la escena que salió del mitológico CBGB 's

Parallel Lines llegó al #1 en las listas en Reino Unido y al #6 de la lista Billboard en Estados Unidos en 1978. El sencillo “Heart of Glass” también llegó a la cima de las listas en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Suiza y Nueva Zelanda. 

El éxito de “Heart of Glass” colocó a Blondie fuera de sus contemporáneos, mientras que Talking Heads, Patti Smith, Ramones y Television habían recibido buenas críticas por sus primeros trabajos por parte de la prensa especializada, ninguno había alcanzado el éxito comercial de Blondie. El crítico Robert Christgau celebraba en el Village Voice que Parallel Lines era una síntesis entre las armonías pop de las Dixie Cups y la psicodelia de los Electric Prunes. John Rockwell en el New York Times eligió a Parallel Lines entre sus mejores álbumes del año, con More Songs About Buildings and Food de Talking Heads en el número uno.  

Blondie seguiría cosechando éxitos como “Call Me”, producida por el productor italiano Giorgio Moroder, y que fue utilizada prominentemente en la película American Gigolo. La canción fue su segundo # 1 y le siguió “The Tide Is High”. La canción, un cover a una original de The Paragons, fue el primer sencillo del álbum Autoamerican. Además de transformar una canción de rocksteady de 1967 para agregarle una inflexión de mariachi, Blondie integró en su siguiente sencillo otro género naciente justo como lo había hecho unos años antes con la música disco.  

Con  “Rapture”, Blondie fue una de las primeras bandas en incorporar el naciente sonido del hip hop que comenzó a gestarse durante los años setenta en Nueva York. El álbum lanzado en noviembre de 1980 se adelantó por un mes al lanzamiento de “The Magnificent Seven”, el track inicial del Sandinista! de The Clash, que también incorporaba el rap.  

Conforme llegó el éxito, la personalidad de Debbie Harry comenzó a opacar al resto de la banda y ella quedó expuesta en los reflectores y el escrutinio. Los problemas de adicción, pleitos personales entre la banda y una serie de malas decisiones llevaron a la  desintegración de la banda en 1982. Pese a que Debbie Harry y Chris Stein libraron problemas con las adicciones, continuaron haciendo música, mientras el legado de Blondie creció.  A finales de los años noventa Blondie resurgió gracias al éxito de “Maria”, una canción que los llevó hacia nuevas generaciones. 

Entre la escena de CBGB ‘s, la música de Blondie siempre fue un poco desdeñada. Debbie Harry nunca recibió el mismo trato que Patti Smith, a quien se le ha considerado como la poetisa y madrina de la escena, y a Blondie nunca se le dio el mismo reconocimiento mitológico que bandas como Television, Talking Heads o los mismos Ramones. 

Against all Odds es un recordatorio de que la música de Blondie esconde muchos secretos. Aunque Blondie queda minimizado y acomodado usualmente en el cajón del punk por sus conexiones con CBGB‘s y que además de tener con grandes canciones que se convirtieron en éxitos, este periodo de su discografía refleja una banda que estaba en constante exploración de diferentes sonidos e influencias más allá de los cuatro acordes. 

antonio.becerril@eleconomista.mx 

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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