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Biotecnología, dependencia o autosuficiencia
México tiene una industria biotecnológica dormida, por no decir apagada.
El gobierno debe avanzar hacia una postura de mayor protección a la industria nacional.
La industria local lo que pide es certidumbre para poder invertir en investigación y tecnología.
Se tiene que generar un ecosistema de investigación; y, la industria nacional es la única que puede invertir en investigación.
Las empresas internacionales no van a invertir en investigación en México, porque ya lo hacen en sus propios países.
La autosuficiencia en materia de medicina biotecnológica, implica que México tenga la capacidad de innovar, diseñar, investigar y fabricar.
El gobierno mexicano debe tener la capacidad para importar medicamentos biotecnológicos para cubrir una parte de la demanda, pero al mismo tiempo debe planear y organizar a todos los actores para que se genere el ecosistema que permita en el mediano y largo plazos, contar con una industria biotecnológica nacional.
Se debe avanzar hacia la autosuficiencia y evitar la dependencia total de la compra de medicina biotecnológica en el extranjero.
Esas son las premisas básicas de la doctora Sonia Mayra Pérez, químico farmacéutica bióloga egresada de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, con maestría y doctorado en Ciencias en Inmunología por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN.
Es la encargada de dirigir la Unidad de Desarrollo e Investigación en Bioterapéuticos, centro medular de la investigación e innovación tecnológica.
La doctora Pérez-Tapia se ha especializado en la innovación, desarrollo, evaluación y regulación de biológicos y biotecnológicos para uso humano.
Es innovadora, educadora y representante de la nueva generación de científicos emprendedores en México, seleccionada por la revista Forbes en el 2020 y 2021 como una de las mujeres con mayor influencia en el país.
La doctora Pérez-Tapia es miembro permanente del Subcomité de Evaluación de Productos Biotecnológicos del Comité de Moléculas Nuevas de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y experto técnico del Control Analítico y Ampliación de Cobertura (CCAyAC).
La doctora Pérez-Tapia sabe del tema y tiene muchos méritos que la respaldan.
Su perspectiva está sustentada en el conocimiento profundo del tema y en su larga experiencia.
En las últimas semanas se han registrado movimientos positivos desde la Cofepris para avanzar en la importación de medicamentos biotecnológicos, pero también para buscar una política de fomento de la industria biotecnológica nacional.
Destaca que percibe una postura positiva de la autoridad sanitaria.
Cofepris está clara –anota– de que tiene que apoyar a los laboratorios nacionales.
La científica y tecnóloga mexicana es optimista recalcitrante.Observa con entusiasmo lo que está ocurriendo en México, luego de un largo periodo en el que la industria biotecnológica se mantuvo dormida o apagada.
Recuerda que hace un lustro, en México se registraba un impulso sostenido en biotecnológicos y biosimilares.
Luego se detuvo; cayó en stand by y posteriormente vino la pandemia del Covid-19.
Es muy clara y específica al señalar que lo que requiere la industria nacional es certidumbre legal. Es un elemento esencial para detonar las inversiones en el sector.
La industria local a través de sus inversiones puede generar un ecosistema de investigación.
La industria nacional es la única que puede invertir en investigación, reitera.
La industria internacional no va a invertir en investigación en México, simplemente porque ya lo hacen en sus respectivas sedes.
Por eso en México se tiene que procurar la investigación básica, fomentar ecosistemas de investigación, generar propiedad intelectual. Eso no les interesa a las grandes trasnacionales en México porque ya lo tienen en sus países de origen.
Asevera que los medicamentos biotecnológicos a nivel mundial y las terapias avanzadas, son la terapéutica moderna.
Y advierte que “tener únicamente como proveeduría productos de importación, nos pone francamente en un estado muy sensible, de dependencia tecnológica y sensible de no poder ofrecerle a nuestra sociedad, medicamentos de vanguardia a buen costo”.
Hoy se tiene la gran oportunidad de analizar cómo vamos a generar fuentes de trabajo y cómo vamos a aprovechar este reordenamiento que se está dando a nivel mundial con respecto a la biotecnología y a la fabricación de principios activos.
La perspectiva es muy clara. En la agencia sanitaria, Cofepris, tienen claro el panorama. Entre los laboratorios nacionales agremiados en Amelaf, presidido por Juan de Villafranca, hay interés y disposición. Ojalá se reúnan todas las piezas y se tome la mejor decisión para México. Al tiempo.