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Opinión

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El 2017: ¿Un año perdido para las financieras?

El 2017 fue un año complejo y volátil para las emisoras del sector bancario en nuestro país; diversos eventos de gran envergadura nos mantuvieron, a los analistas, pegados a las pantallas. Los choques externos para el sector oscilaron desde la victoria del candidato republicano en EU a finales del 2016 y los riesgos de cancelación del TLCAN, hasta el incremento de 150 puntos base por parte del Banxico; sin olvidar la alta volatilidad del tipo de cambio, el comienzo de las campañas presidenciales en nuestro país y los elevados niveles de inflación

Por lo tanto, hubo efectos negativos que golpearon al sector y, con base exclusivamente en los precios de las emisoras, sí podríamos hablar de un “año perdido”.

Muestra de lo anterior es que, por ejemplo, si un inversionista hubiera comprado las cuatro acciones de mayor capitalización del sector y las hubiera mantenido todo el año (sin contar a Banco del Bajío, que solo cotizó la mitad del año), habría recibido un rendimiento de -1% vs un 8% que dio el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), claramente no hubiese sido la mejor inversión.

No obstante, un análisis más robusto del sector, que no se enfoque únicamente en los precios de mercado, sino en la situación financiera, nos diría que no fue un año perdido.

Las cifras recientemente publicadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), a noviembre del 2017, muestran que el sector aumentó en términos anuales, 9% la cartera total. Este incremento, aunque atractivo pues es uno de los sectores que más crece, decepcionó al mercado que esperaba un alza similar a la observada en el 2016, cercana a 15 por ciento.

Estamos hablando de un crecimiento relativamente sano, sin un deterioro notable en los fundamentos, pues el índice de capitalización se ubica en 16 vs 15% respecto al 2016 y la morosidad está en 2.2 vs 2.3% en el mismo periodo. Lo que estos números nos indican es que los bancos se han mantenido prudentes y no han sacrificado la calidad de su cartera con tal de aumentar el volumen.

Viendo hacia adelante, no nos queda duda de que el crecimiento del sector retomará las tasas cercanas a 15%, posiblemente no sea este 2018, pues podría resultar ser un año de mucha volatilidad, pero en el mediano plazo es indudable.

Esta hipótesis está soportada con las cifras de penetración y acceso financiero que tenemos en el país y que al compararlas con nuestros pares internacionales muestran un muy importante rezago.

El indicador más usado para penetración financiera, que mide el crédito doméstico al sector privado como porcentaje del PIB, muestra que México tiene un nivel de 33%, contra un promedio mundial de 60% y contra otros países comparables como Brasil o Chile con 68 y 11%, respectivamente.

Posiblemente el punto más relevante del análisis financiero se encuentra en los resultados presentados por las instituciones. Las cifras de las CNBV reportan un aumento de casi 28% en el resultado neto, comparado con un crecimiento de 8% en el 2016.

La razón detrás de estos números se encuentra principalmente en los movimientos de las tasas de interés, pues el sistema bancario mexicano presenta una alta sensibilidad a los movimientos de política monetaria, pues gran parte de la cartera está pactada a tasa variable y la participación de depósitos sin costo es alta.

Lo anterior significa que a lo largo de este 2018, seguiremos observando aumentos en la rentabilidad de las instituciones financieras, pues se prevé que la Fed aumente hasta dos o tres veces su tasa de referencia y el Banco de México posiblemente actuará de manera simétrica.

El hecho de que los bancos presenten resultados positivos es importante, no sólo para los inversionistas, sino para la población en general, pues en muchos casos estos resultados fortalecen la capitalización de las instituciones y las blindan ante problemas de liquidez, protegiendo de esta manera los depósitos de los ahorradores.

No podemos hablar de un año perdido para el sector financiero, pues sigue creciendo a tasas interesantes y muestra indicadores de calidad muy saludables.

Adicionalmente, los resultados que presentó en el año fueron muy positivos y las perspectivas permanecen inclinadas hacia esta dirección, incluso ante el panorama adverso que se prevé para este año.

Claro que será un año complicado, pero confiamos en la solidez y fortaleza de nuestro sistema financiero.

*Martín Hernández es analista sr. de Financieras en Interacción Casa de Bolsa.

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