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Democracia minimalista
Si votar lo que sea basta para que algo sea considerado como democrático, sin calcular los efectos, entonces estamos en tiempos de democracia minimalista.
Tómese por ejemplo la reforma al poder judicial, es cierto que en 2025 los ciudadanos vamos a votar, pero ¿eso traerá a caso más justicia, más democracia, y por lo tanto más libertad? O ¿será que nos volveremos esclavos de malas decisiones y por lo tanto menos democráticos?
Parece que a la democracia se le han quitado los apellidos y ahora simplemente se encamina a ser llamada democracia a secas, para los cuates. Porque los apellidos se han ido con los formalismos y le han hecho lugar al pragmatismo, que generalmente viene acompañado de deseos de progreso.
Eso es lo que importa ahora en un mundo que ansía desarrollo. De ahí en que la cumbre de las Américas convocada por Biden en Estados Unidos haya sido un fracaso, mientras que la cumbre de China-CELAC en donde México fungió como organizador, fue todo un éxito.
Todo porque mientras nuestro vecino del norte pide cada vez más requisitos para que un país pueda ser considerado como democrático, el gigante asiático lo único que pide es que el país entre dentro de sus intereses y no le tiembla la mano al poner el dinero sobre la mesa.
El comunismo chino luce amable cuando trae dinero y por eso, pronto la democracia liberal podría tan sólo ser un recuerdo que no le quita el sueño a nadie, porque seguiremos siendo democráticos mientras votemos lo que sea. Total, en la democracia minimalista lo que define a la democracia es el voto. ¿Para qué? Quién sabe.
Los valores universales propagados por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial parecen ir en declive junto con sus instituciones, el mundo ya cambió y ahora se divide entre varias potencias como si fuera un pastel, en donde cada trozo se ofrece a una cultura.
Si es cultura democrática, autoritaria, o del surrealismo trasnochado, las elecciones lo revelan. Eso de que cada país tiene el gobierno que se merece no es mentira. Todos llegaron por el voto después de todo y esto duele más en los casos de Nicaragua o Venezuela.
El péndulo de cada sociedad está en donde está esa sociedad. Más claro ni el agua, y sobre avisos no hay engaños. Sobretodo cuando en el mundo está de vuelta la retórica del siglo XIX y ahora a los liberales se les quiere llamar conservadores. Cada vez que alguien menciona algo así, me da la impresión de que no tardará en aparecerse caminando por ahí La Corregidora.
Así de simples están nuestros tiempos, mientras que los valores que sostienen la democracia adquieren un nuevo significado porque siempre han estado vivos y responden a sus tiempos.
¿De qué hablaría Alexis de Tocqueville si tuviera que escribir su clásico en estos tiempos? ¿Seguiría relacionando democracia con libertad? ¿Se daría cuenta que América es un continente y no sólo un país?
La democracia en América, sin duda, se ha vuelto minimalista en el Siglo XXI.
¿Menos es más?
El último en salir, apague la luz.
@StephanieHenaro