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El narcotráfico es la historia de un asunto económico: Benjamin T. Smith
Uno de los hallazgos del profesor de la universidad de Warwick al estudiar la historia del narcotráfico en México es que la fuerza que motiva a esa actividad es y siempre ha sido económica.
Con la historia de Cruz, un niño nacido en Carácuaro, en el corazón de la Tierra Caliente michoacana, quien nunca quiso formar parte del mundo del narcotráfico, pero pasó de ser halcón a inmigrante indocumentado en Estados Unidos, huyendo de sicarios, y señalado por la justicia estadounidense como un narcotraficante despiadado, psicópata y violento que solo le interesaba drogar a la vulnerable juventud estadounidense y luego echado devuelta a suelo mexicano, el historiador Benjamin T. Smith, inicia la exposición de más de 100 años de historia del narcotráfico en México, con todo y sus mitos, capos, excesos, desgracias y políticas públicas fallidas.
En el libro La droga. La verdadera historia del narcotráfico en México, editado por Debate Penguin Random House, el historiador de la Universidad de Warwick, Reino Unido, expone el empoderamiento de narcotraficantes mexicanos y las responsabilidades de autoridades de México y Estados Unidos en las perniciosas consecuencias de esa actividad.
En entrevista con El Economista, comparte algunos de los hallazgos de esta investigación que lo llevó a revisar alrededor de 30 archivos y realizar más de 50 entrevistas con personajes relacionados con esa actividad, tan ilícita como redituable.
La fuerza que motiva el narcotráfico es y siempre ha sido económica
Refiere que Estados Unidos es una nación que tiene un apetito inmenso y prevalente de narcóticos. Hasta los años noventa del siglo pasado, consumía alrededor de 70% de la cocaína que se producía en el mundo.
La combinación de alta demanda y salarios bajos en México ha generado incentivos enormes para la producción y el tráfico de drogas.
─En los años noventa, para obtener el equivalente al sueldo de un taxista mexicano, un narcotraficante lo que necesitaba hacer era vender una sola planta de mariguana en las calles de Estados Unidos, —señala.
Por eso existe el narcotráfico. Puedes poner a todos los narcotraficantes en la cárcel y no va a terminar, recalca.
Policías y políticos siempre han tratado de beneficiarse.
—Lo que encontré es que en México (y también en Estados Unidos) siempre las autoridades encargadas de atacar el tráfico de drogas escogieron a unos narcotraficantes favoritos, los protegieron y pidieron dinero para su protección.
Durante los años veinte, treinta, y cuarenta, los gobernadores de lugares en la frontera, pero también en donde se cultivaban drogas, como en Sinaloa, utilizaron dinero (y tengo pruebas de eso) para construir escuelas, carreteras y para crecer al Estado Mexicano.
Durante los sesenta, setenta y ochenta, los gobiernos, en especial el federal y particularmente la Policía Federal, utilizó este dinero del narcotráfico, para dar uniformes, para comprar armas, construir estaciones de policías. ¿Y luego qué pasó?
“Durante los 90, algunos narcotraficantes ganaron tanto dinero del mercado de la cocaína que empezaron a tratar de en lugar de solo pagar a las autoridades su protección, empezaron a tratar de tomar control de las redes de protección y empezaron a enfrentar a algunas de las autoridades que estaban controlando las redes de protección.
“Ahora estamos en este mundo donde los llamados carteles, en alianza con los políticos están peleando por el control de las redes de protección y tristemente esas redes de protección no solo involucran a las drogas, sino extorsión, secuestro, tráfico de blancas y otros crímenes”.
El fracaso de las políticas antidrogas
Expone que los mitos en torno al narcotráfico promueven la idea de que las políticas punitivas son una reacción lógica y necesaria ante amenazas reales. Atacan directamente a capos, a los narcotraficantes o a los productores, porque creen que es la forma más eficiente de impedir que la población estadounidense consuma drogas, pero dichas políticas, rara vez se implementan porque sean efectivas.
“En realidad están motivadas por pánicos inventados, por la necesidad burocrática de obtener fondos estatales y porque sirven para encontrar chivos expiatorios. Por eso están diseñadas para atacar a cualquier grupo que sea fácil de ordeñar”.
La implementación de políticas públicas mediante el uso de la fuerza ha ocasionado que aumente la violencia
Explica que, hasta los años setenta, raras veces se recurría a la violencia para resolver disputas entre narcotraficantes. Para eso funcionaban vínculos de sangre y cercanía como las redes de protección estatales que preferían evitar conflictos.
Luego, autoridades nuevas intentaron minar antiguas redes de protección e imponer las propias.
En los últimos 40 años un número creciente de grupos se ha disputado el control de las redes de protección y ya no solo incluye a políticos locales sino federales.
En los últimos 15 años, muchas bandas han tratado de ampliar dichas redes de protección hacia otros negocios, razón por lo cual la violencia se ha extendido.
La otra causa principal de la violencia son las políticas antidrogas que devienen en asesinatos condonados por el Estado, además de dividir las redes del narcotráfico y volver a unos grupos contra otros.
Según el historiador, actualmente hay muchas causas adicionales que explican el aumento frenético de asesinatos en México, como el incremento sustancial de otros delitos, el crecimiento del mercado local de las drogas, el tráfico de armas y el colapso casi absoluto del sistema judicial.
La mayoría de la violencia actual no es causada por pleitos entre narcotraficantes, sino por pleitos entre las autoridades por controlar el dinero que viene del narcotráfico.
—¿Por qué no se ha logrado disminuir la oferta ni la demanda?
—La única manera de disminuir la demanda es construir servicios de salud y de psiquiatría para atender a la gente. En Estados Unidos solo alrededor de 60% de la población tiene acceso a servicios de salud.
Algo similar ocurre en México, donde hay muchos problemas con sus servicios de salud. Hay lugares donde una parte de la población padece severos problemas de adicción incluso a sustancias como el fentanilo.