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Política

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México llega a la COP26, en Glasgow, con “paracaídas climático”

Especialistas reclaman que lo usa para frenar el aterrizaje de sus compromisos de contribuir en la lucha contra el calentamiento global. Sus metas y políticas climáticas son “altamente insuficientes” pues son inconsistentes con cualquier interpretación de una contribución equitativa y conducen a un aumento, en lugar de una disminución de las emisiones y eso envía señales negativas a la comunidad internacional de que no toma en serio su compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, establecidos en el Acuerdo de París.

México arriba a la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Cambio Climático, COP26, ─que inicia hoy en Glasgow, Escocia─, con un paquete de contribuciones determinadas nacionalmente para contrarrestar el calentamiento global, frenado y reducido. Además, lo hace desplegando un “paracaídas climático” para ir frenando al aterrizar sus compromisos contraídos ante el mundo, plantean especialistas en el tema.

En diciembre de 2020, México publicó sus Compromisos Determinados Nacionalmente (NDC, por sus siglas en inglés), en los que se compromete a reducir 22% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y 51% las de carbono negro, al 2030, respecto al escenario tendencial, es decir, la trayectoria que seguiría el país en la liberación de ese tipo de contaminantes, de no hacer algo para disminuirla, conocida como business-as-usual (BUA).

El problema es que se trata de lo mismo a lo que se había comprometido en 2015, situación que fue y sigue siendo fuertemente criticada en el país y en el mundo, pues, además de que no presentó un compromiso más ambicioso, ajustó ligeramente al alza la línea de base de emisiones.

Concretamente, en las NDC presentadas en 2015, México expuso que si no hiciera algo por bajar los niveles de emisión de GEI, en 2030 emitiría 973 millones de toneladas de bióxido de carbono equivalente (CO2e) y en las NDC de 2020 indicó que serían 991 millones de toneladas.

Organizaciones sociales que tienen como causa la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático, subrayan que mantener estas metas es contrario al principio de progresividad establecido en el Acuerdo de París y no va en línea con la ruta de emisiones decrecientes que es urgente establecer.

Las metas y políticas climáticas de México son “altamente insuficientes: Limate Action Tracker

El Climate Action Tracker consideró que las metas y políticas climáticas de México son “altamente insuficientes” pues son inconsistentes con cualquier interpretación de una contribución equitativa y conducen a un aumento, en lugar de una disminución, de las emisiones, con la excepción de la meta de NDC condicional de México, que aproximadamente estabiliza las emisiones en niveles de hoy.

“Esto envía señales negativas a la comunidad internacional de que México no toma en serio su compromiso de reducir las emisiones de GEI de acuerdo con los objetivos climáticos del Acuerdo de París”, recalca.

Incluso, refiere que “si todos los países siguieran el enfoque de México, el calentamiento global podría alcanzar más de 3 y hasta 4 grados Celsius”.

La intención del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los dos grados Celsius, por encima de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1.5 grados.

Climate Action Tracker refiere que la decisión de favorecer la generación de combustibles fósiles sobre la energía renovable, coloca a México en un camino que es aún más inconsistente con los pasos necesarios para alcanzar el límite de 1.5 grados Celsius. Sus planes para el sector eléctrico, especialmente la decisión de seguir invirtiendo en carbón, contrastan marcadamente con lo que se requiere para alcanzar el límite de 1.5 grados Celsius.

Expone que la NDC actualizada también es menos transparente que la presentación original de 2015, lo que dificulta la evaluación del nivel de ambición.

En la NDC original de 2015, México incluyó un desglose sectorial del BAU, así como un desglose de la contribución de cada sector para lograr la meta incondicional. El NDC actualizado solo contiene el desglose sectorial del BAU. El BAU revisado informa cifras ligeramente más bajas en 2030 para los sectores de transporte, energía y petróleo y gas, mientras que proyecta emisiones más altas para 2030 para los sectores de agricultura, industria y desechos.

Por su parte el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía de Estados Unidos alertó que si se aprueba la reforma eléctrica planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador al Congreso, se dispararían las emisiones de carbono en el país hasta en 65%, así como los costos de la electricidad. Su argumento es que con los cambios propuestos habría menos generación de electricidad a través de fuentes renovables de energía. Calcula que aumentarían las emisiones de carbono entre 26 y 65 por ciento.

El mensaje de México es que va a hacer lo que pueda, con los recursos que tiene y a su propio ritmo: Simone Lucatello

Para el profesor investigador del Instituto Mora, Simone Lucatello, doctor en Análisis y Gobernanza del Desarrollo Sustentable, lo presentado por México en sus NDC actualizadas se reduce a plantear que el país va a hacer lo que pueda, con los recursos que tiene y a su propio ritmo, esperando a lo que van a hacer los demás países.

Desde su perspectiva, se trata de un retroceso muy claro en la política climática del país, con una reducción de las ambiciones de manera brutal en torno a lo que México puede hacer.

Dijo que México, al igual que otros países, lo que está haciendo es desplegar “paracaídas climáticos”, que es una manera de ir frenando en sus compromisos. Es una manera de decir sí estoy, pero voy aterrizando de lo que tengo. Mexico abrió el paracaídas de escusas para postergar la acción climática.

El reconocido especialista, quien ahora realiza una estancia en Alemania, recordó que México llevaba la batuta en la materia en América Latina, pero ahora va con el freno de mano tiradísimo. Por eso es muy importante saber con qué postura se va a presentar en Glasgow, sobre todo porque hay poca transparencia en las posiciones asumidas por el país.

En su opinión, si bien México no ha mostrado una postura de salirse del Acuerdo de París, en los hechos manifiesta: estoy consciente, pero lo voy a hacer como puedo y con mis tiempos.

Expuso que sería preocupante que México asumiera la actitud de si no me dan dinero lo voy a cumplir.

Para Iniciativa Climática México (ICM), lo relevante es que México debe frenar de inmediato sus emisiones de gases de efecto invernadero, alcanzar un pico de emisiones esta década e iniciar una descarbonización acelerada en todos los sectores y la generación de electricidad, así como detener por completo la deforestación y hoy no lo está haciendo.

En tanto, para el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), el ajuste de la trayectoria en las NDC actualizadas de México presentadas ante el Acuerdo de París fue una de las causas por las que el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito suspendió, de manera definitiva, el pasado 1 de octubre, los actos de ejecución de la Revisión de las NDC 2020 de México, a partir de un amparo promovido por Greenpeace.

De hecho, esta última organización, en el amparo presentado el 9 de marzo de 2021, exigió tres medidas de suspensión. Una para evitar la emisión adicional de 14 millones de toneladas de CO2e; otra para que no se elimine el pico de emisiones de GEI estipulado para el año 2026 y, la tercera, para que no se descarte la meta de reducción del 50% para el 2050, que anularía el horizonte de mitigación a mediano y largo plazo.

En respuesta, el Tribunal Colegiado modificó lo solicitado por la organización civil y concedió la suspensión definitiva, con el efecto de suspender los actos de ejecución de la Revisión de las NDC 2020 y en su lugar continúan rigiendo los términos previstos en las de 2015.

WRI subraya que si bien hay algunos avances y la tasa de crecimiento anual de las emisiones en México se ha ido desacelerando, ni el ritmo ni las metas establecidas orientan al país hacia las emisiones netas cero.

México no llega en un buen momento, dice Andrés Flores

El director de Energía y Cambio Climático de WRI México, Andrés Flores, consideró qué México no llega en un buen momento a la COP26, sobre todo con lo qué está pasando en el sector energético y el estancamiento en otros temas que tienen que ver con protección ambiental.

Dijo que la buena noticia es que con la visita a México del representante especial del presidente de Estados Unidos Joe Biden para la agenda del Cambio Climático, John Kerry, el tema se está poniendo de nuevo en la mesa y eso hace guardar la esperanza de que las cosas retornen al buen camino, en términos de descarbonización de la economía mexicana y que el país pueda presentar, al menos una buena señal política, a través de un compromiso en favor de una meta mayor para la reducción de emisiones.

Desde su perspectiva, el gobierno mexicano ha sido políticamente correcto sobre el tema, pero en los hechos existe preocupación, particularmente por los NCD presentados en 2015 y en 2020.

Hay metas, hay discurso, pero a estas alturas lo que se espera es más acción y demostrar que se están haciendo cosas, más que plasmar compromisos. Ya no estamos en el momento de los discursos, el tiempo se termina, remarcó.

Asimismo indicó que México, al ser entre el doceavo y treceavo mayor emisor del mundo, se espera que tenga un liderazgo en esta agenda y es de los países que más se espera por el tamaño de sus economías.

El especialista subrayó que el meollo del asunto es la congruencia que exponga el gobierno federal sobre el tema, ya que, por una parte, México ha asumido compromisos en favor de la lucha contra el calentamiento global y los ha colocado en ley, pero, por otro, no estamos en vías de cumplimiento, además de que en los últimos años se han implementado políticas públicas que entran en contradicción directa con esos compromisos. 

Particularmente hay preocupación por lo que pueda ocurrir en el sector eléctrico, con la propuesta de reforma en la materia que se discute en el Congreso, con la cual se le cierra la puerta a la competencia en el sector, lo que, si bien puede o no ayudar a la transición energética, en los hechos se le está dando prioridad a la generación de electricidad mediante el uso de combustibles fósiles, abundó.

En su opinión se trata de decisiones basadas más en ideología y de índole político, que en favor del medio ambiente, con el argumento de que el objetivo es lograr la autosuficiencia energética, cuando las renovables pueden contribuir también a ello y se les relega.

Lo que se espera es que México se enfoque en cumplir sus compromisos: Erika Montes

Por su parte, la especialista en derecho ambiental y catedrática de la Universidad La Salle, Erika Montes González, expuso que lo que se espera es que México enfoque sus políticas públicas como las reforma en materia energética a la generación de electricidad a través del energías renovables como la solar y eólica, para alinearnos al cumplimento de los compromisos adquiridos ante el Acuerdo de París, así como a la inercia mundial de mirar hacia ese tipo de energías.

Indicó que, una vez que cada país exponga ante la comunidad internacional sus contribuciones nacionalmente determinadas, se conocerá si vamos en el camino correcto o no para alcanzar las metas mundiales. Para Montes González, en México se cuenta con la infraestructura y la legislación y el compromiso adquirido, por lo que ahora lo que se espera es que se cumplan las metas.

Impera la incertidumbre en torno a la COP26

A partir de hoy y hasta el próximo 12 de noviembre, se celebra en Glasgow, Reino Unido, la Conferencia de las Partes 26 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. En esta reunión se continuará con las negociaciones de los temas pendientes relacionados  con la implementación del Acuerdo de París firmado en 2015.

Para Simone Lucatello, en ninguna COP como esta ha habido tanta incertidumbre de lo que van a exponer los países, porque, por un lado, existe la expectativa de que sea una reunión histórica, pero por otro lado, muchos países asisten con ambiciones muy bajas. Bajo el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas, los países pueden esquivar sus compromisos.

El especialista expuso que las preguntas clave a responderse en esa reunión son, entre otras:

  • ¿Para cuándo nos comprometemos realmente a reducir las emisiones, ya con compromisos casi vinculantes?
  • ¿Cuáles son los costos y quién los va a pagar?
  • ¿Qué va a pasar si los países no quieren aportar para que se realice la transición?,
  • ¿Qué va a pasar con la justicia climática?, porque hoy ya se tiene gente que está padeciendo los estragos del cambio climático.
  • ¿Quién va a ser responsable de la vulnerabilidad de esas personas?

En tanto Andrés Flores manifestó que en la COP26 los temas a seguir son el del incremento de la ambición de las metas de reducción de emisiones. Muchos países ya están en esa ruta, pero estamos lejos de estar en la ruta de limitar el calentamiento global a no más de 2 grados Celsius. Asociado a ello, lo interesante es ver cómo los países desarrollados van a apoyar a las naciones en desarrollo para que hagan su parte.

Flores recordó que hay una meta —que era para 2020—, muy clara de movilizar al menos 100,000 millones de dólares cada año para eso, a la cual no se ha llegado. Sin embargo, Estados Unidos ha dicho ya que va a duplicar su contribución a arriba de 11,000 millones de dólares al año.

El especialista comentó que otros temas a los que habrá de darles seguimiento son los de adaptación, sobre todo porque cada vez más seguido se resienten las consecuencias del cambio climático y no se tienen los recursos para la resiliencia, particularmente en los países más pobres.

En tanto, Erika Montes, comentó que lo relevante es ver cómo se han bajado los niveles de emisiones, qué acciones han tomado los países y ver si están alineadas al Acuerdo de París.

Recalcó que el tiempo apremia, el tiempo nos ha alcanzado y que es necesario que los planes de reactivación económica postpandemia se alineen a los compromisos adquiridos para contribuir a la lucha contra el calentamiento global.

Mientras las delegaciones inician los trabajos de la COP26 en tierras escocesas los informes sobre la brecha de Emisiones 2021 muestran que los nuevos compromisos climáticos nacionales, combinados con otras medidas de mitigación, ponen al mundo en camino de un aumento de la temperatura global de 2.7 grados Celsius para fines de siglo. Eso está muy por encima de lo estimado en el Acuerdo de París y conduciría a cambios catastróficos en el clima de la Tierra.

Para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados este siglo y seguir con los objetivos del acuerdo, el mundo necesita reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años. Una cosa es incontrovertible, la casa se calienta y no hay a dónde ir.

diego.badillo@eleconomista.mx

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Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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