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Tecnología

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Llegaremos al futuro en vehículos conectados y viviremos en ciudades inteligentes

Cada año la ciudad de Las Vegas recibe a miles de personas de la industria de la tecnología para que emprendan un pequeño viaje hacia el futuro en el que viviremos pronto.

Las Vegas.- La tecnología es imperfecta y es un reflejo de la ingenuidad del ser humano. Durante la feria de tecnología más grande del planeta, el CES –antes Consumer Electronics Show–, se fue la luz, hubo robots que no quisieron funcionar, se vivieron problemas de conectividad. Y los asistentes también fueron testigos de filas interminables, calles repletas de tráfico y servicios que se colapsan por mucha demanda.

Cada año la ciudad de Las Vegas recibe a miles de personas de la industria de la tecnología y a miembros de la prensa internacional para que emprendan un pequeño viaje hacia el futuro en el que viviremos pronto.

Si las profecías tecnológicas se cumplen, en unos años todos nos moveremos en vehículos autónomos que nos permitirán olvidarnos del tráfico para desplazarnos dentro de una ciudad inteligente que aprovecha mejor sus recursos energéticos y creará un espacio en donde los peatones y los autos puedan coexistir de mejores maneras. Manejar se podría convertir en un hobby y sería una actividad que no tendríamos que realizar todos los días.

Tal vez ya no compraremos coches y nos suscribiremos a algún tipo de servicio que nos permita utilizar un auto cuando lo necesitemos y dentro de él podremos ver una película, hacer compras o hasta tomar una siesta en esos largos trayectos. Un gran número de compañías automotrices empezará a desplegar sus nuevos desarrollos de vehículos autónomos a partir del 2020 y ese sólo será el inicio de un camino que no hemos recorrido.

Nuestras casas cada vez estarán más conectadas y poco a poco empezaremos a relegar actividades cotidianas como cortar el pasto del jardín o doblar la ropa a los robots. Esta visión de la tecnología no es tan apocalíptica y aquí los robots no conquistarán a los humanos, ni serán doblegados como en alguna película distópica de Hollywood.  

La tecnología que se hace presente en esta feria abarca todas las áreas de nuestras vidas y aquí podemos ver desde la tecnología de consumo más popular y atractiva, hasta los desarrollos que estarán escondidos en nuestros gadgets. Uno se puede encontrar con pantallas de la más alta definición, los próximos dispositivos móviles que veremos en el mercado, drones, asistentes para el hogar, visores de realidad virtual que cada vez ganan más aceptación en la industria, hasta las aplicaciones de medicina que quieren ayudar a salvar vidas.

Los desarrolladores de estas tecnologías consideran que la automatización de estos procesos nos ayudará a que los humanos tengamos más tiempo libre y que podamos ocupar estos espacios para seguir aprendiendo, pasar más tiempo con la familia o tener la posibilidad de viajar.

Este año, las conversaciones en el CES giraron en torno al desarrollo de las ciudades inteligentes, la inteligencia artificial, los vehículos autónomos, la llegada de las redes 5G –que posibilitarán la implementación de estos nuevos desarrollos–, y los nuevos horizontes que promete la realidad virtual y la realidad aumentada.

El salto que ha dado del CES para dejar de ser una feria solo de tecnología de consumo revela que la industria quiere que dejemos de pensar que estos desarrollos solo nos quieren aislar y en volvernos robots automatizados. Nadie nos está obligando a comprar estos productos y si usted quiere irse a un monte a vivir una vida completamente ascética, no hay ninguna compañía que lo esté impidiendo.

Desde que el humano creó las primeras herramientas para crear fuego, almacenar comida y resguardarnos de la naturaleza, y nos dejamos de preocupar por nuestras necesidades más básicas –recuerde la pirámide de Maslow—, pudimos crear el lenguaje, la cultura, el arte, la filosofía y hasta la música.

El componente humano sigue siendo un elemento que está presente en estos desarrollos tecnológicos y los humanos somos los que estamos impulsando estos cambios. Tal vez algunos de estos desarrollos se quedarán en buenas intenciones y sólo lo veremos en las películas de ciencia ficción. Pero ya lo dijo el doctor Emmett L. Brown, a donde vamos en el futuro, no necesitamos carreteras, nosotros las construiremos y seguirán siendo un reflejo de nuestros propios sueños y muy probablemente sigan siendo tan imperfectas como sus creadores.

antonio.becerril@eleconomista.mx

erp

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