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Arte e Ideas

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Los videojuegos no son arte (pero podrían serlo)

La industria ha crecido tanto en la última década que los diseñadores han llegado a una verdadera maestría visual para entregar al espectador una experiencia cada vez más completa.

Confesión: amo los videojuegos. Es una confesión que no lo es tanto, cualquier persona de mi generación podría decir lo mismo. Crecimos con un Nintendo en casa o gastando el domingo en la maquinita de la esquina. Tenemos la tonadita de Mario Bros. como protector de pantalla mental: cuando intentamos pensar en cualquier otra cosa, aparece (sí, ahí está). No llegaré al extremo de decir que los videojuegos son arte, no lo son porque la exploración estética que sus creadores puedan hacer estará siempre sujeta a su objetivo principal, el juego. Una obra de arte siempre es un trabajo inmanente, pero ésa es otra cuestión.

Adonde quiero llegar es a que la industria del videojuego ha crecido tanto en la última década que los diseñadores han llegado a una verdadera maestría visual que traspasa el mero juego para entregar al espectador una experiencia cada vez más completa. Aunque la mayoría de los juegos quieren ser una especie de simulacro de lo cotidiano trastornado por invasiones extraterrestres, zombies o cualquier otra fantasía violenta, algunos juegos sobresalen por su capacidad para crear otra realidad que responde a sus propias reglas. Aquí una lista de algunos videojuegos visualmente innovadores.

American McGee’s Alice. Éste es un clásico, una adaptación posmoderna de Alicia en el país de las maravillas, donde Alicia es una adolescente recluida en un hospital psiquiátrico. Apareció hace una década pero sigue siendo adorado no sólo por el mundo de los videojuegos, también por le mundo del net.art (el arte creado específicamente para Internet) que considera este juego como un símbolo. El estudio EA ya anunció para el 2011 la esperadísima segunda parte del juego, Alice: Madness Returns.

Katamari Damacy. Sólo un equipo de estudiantes japoneses pudo haber creado algo así. Una aventura en la que un principito tiene por misión viajar a la Tierra para juntar suficiente material para reconstruir la Luna y las estrellas.

Visualmente impactante, esta relectura de la obra de Antoine de Saint-Exupéry fue parte de la revolución que la consola Playstation 2 significó para la industria: los gráficos se volvieron tan extraordinarios que la industria cinematográfica tuvo que volver a traer el 3D para competir.

Grand Theft Auto IV. Lo más cercano que una persona decente puede estar de experimentar la vida de un delincuente. La serie Grand Theft Auto es de por sí un asunto peliagudo, pero su cuarta parte es sobresaliente no sólo por su estilo visual (la atención al detalles es impresionante, la ciudad en la que sucede la historia es Nueva York copiada al dedillo), sino por su capacidad de trasladarnos a la piel de un inmigrante que se ve orillado al bajo mundo. Su narrativa incluye decisiones éticas, no sólo estratégicas.

Grim Fandango.Un juego del que Edward Hopper, el pintor de la nostalgia de las ciudades estadounidenses, se sentiría orgulloso. También Abel Quezada, el padre de la Catrina. Y Howard Hawks, el cineasta que creó el mito de Humphrey Bogart. Una aventura en el mundo de los muertos donde el detective Manny Calavera debe seguir a su amada Meche al más allá. La historia sucede un 2 de noviembre, los homenajes visuales al Día de Muertos son al por mayor. Obra de Tim Schaffer, uno de los diseñadores más interesantes del medio.

KLM

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