Lectura 3:00 min
Teoría política para toda la familia
El Museo Jumex se convierte en teatro de las guerras ideológicas en tono de comedia para todo público.
Ya acabó la Guerra Fría. Y sin embargo seguimos sin averiguar cuál sistema es más justo, el socialismo o el capitalismo. Sí, el capitalismo salió triunfal, pero, y no hace falta que se los diga a los lectores de El Economista, el ciclo económico nos ha dado tales golpes a últimas fechas que no está mal volver a leer a Marx. Me refiero a Karl, pero tampoco está de más el humor a lo Groucho para entender este entuerto: cómo ser libres, como dice el capitalismo, pero equitativos como quiere el socialismo. ¿Se puede encontrar un punto medio entre ideologías tan enfrentadas?
El artista mexicano Pedro Reyes presenta una verdadera crónica marxiana en el Museo Jumex. Interesado en problematizar el choque constante entre capitalismo y socialismo (y encontrar, acaso, los puntos medios que hay entre ambas ideologías), Reyes hizo lo que le pareció mejor para ilustrar el asunto: una comedia de marionetas.
La obra, coescrita por Reyes, Daniel Rajunov y Fernando Canek, usa prestado un título de Trotsky: La revolución permanente. Está dirigida a un público amplio. Por decirlo de algún modo, es una lección de teoría política para toda la familia.
Tres niños, Mili (de militante ), Mony (capitalista desde el nombre) y Nicodemo ( el pueblo victorioso , en griego) quieren salvar su lugar favorito, una biblioteca pública. Una gran corporación quiere tirarla para construir una gran torre con centro comercial. Cualquier parecido con el asunto del Polyforum Cultural Siqueiros es afortunada coincidencia, afirman los creadores.
Gracias a un microondas mágico que transforma libros en realidad, los niños le pedirán consejo todos los grandes personajes de la economía y la política: Lenin, Stalin y Trotsky; Diego, Frida y Siqueiros; Milton Friedman, Adam Smith y Steve Jobs; Julian Assange y Henry Ford. Todos, a su modo, querían hacer lo que consideraban justo.
Cuando conozcan los puntos de vista de cada uno llegarán a una conclusión: los sueños de justicia también engendran monstruos. La máquina del socialismo puro encarnado por Stalin mató a millones de personas. El capitalismo sin cortapisa ha producido millones de pobres.
La idea trotskista de la revolución permanente, es decir, de un pueblo activo, que alza la voz y un poder obligado ante él a actuar, es el eje de la obra de teatro. Lo más importante, dice Reyes, es que después de divertirse durante la hora que dura la obra, al final el público reflexione y discuta.
Las marionetas nos harán conscientes de los hilos que nos mueven. ¿En qué posición ideológica está usted?