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Capital Humano

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Claves para vivir y manejar el éxito con inteligencia emocional

La llegada de las redes sociales ha puesto aún más en el centro de la vida de las personas la popularidad como factor clave del éxito. Ahora esperamos mucha más exposición y reconocimiento, aunque venga de extraños.

Foto: Shutterstock

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Nos han enseñado desde pequeños que el éxito es la consecuencia de llegar a la cúspide personal y profesional, que todo ser humano debe alcanzarlo para lograr la plenitud y felicidad, y que está relacionado con la prosperidad económica, la fama y la fortuna. Sin embargo, ¿sabías que hay personas que a pesar de haber alcanzado este nivel económico o de triunfo no están satisfechas con su vida y que además —me atrevería a decir— les ha sido imposible sobrevivir a él?

Ejemplos de personajes que a pesar de sus logros no han sido plenos ni felices hay varios. Michael Jackson, Whitney Houston, Amy Winehouse, Avicci, entre otros, son personas que no fueron capaces de utilizar la inteligencia emocional para lidiar con el éxito. Desafortunadamente en la actualidad, niños y adultos están en búsqueda del éxito como una forma de alcanzar la felicidad y hacen lo que sea para destacar; youtubers o tiktokers que han arriesgado la vida y han muerto en el intento de tener más seguidores a través de hazañas peligrosas son sólo un ejemplo de ello.

La llegada de las redes sociales ha puesto aún más en el centro de la vida de las personas la popularidad como factor clave del éxito. Antes bastaba con la popularidad en la escuela o el reconocimiento en el trabajo para considerarse exitoso, ahora esperamos mucha más exposición y más reconocimiento, aunque venga de extraños.

Pero, ¿qué es el éxito? La Real Academia Española lo define como, “el resultado feliz de un negocio, actuación, etc.”.

Para el filósofo Ralph W. Emerson, “el éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad en disfrutar lo que se obtiene”. Por su parte, Peter Ducker “lo define como necesidad de estar en constante actividad y moverse con riesgo. Detrás del éxito hay una decisión valiente”. Estos autores definen el éxito como la capacidad de tenerlo y disfrutarlo como si se tratase de éxito financiero = felicidad.

Por otro lado, tenemos a autores como Winston Churchill y Velentín Fuster que lo definen “como la capacidad emocional de una persona de vivir en plenitud en su ambiente”.

¿Es entonces el éxito la capacidad financiera y la fama o es la plenitud personal? La realidad es que el éxito tiene dos caras de la misma moneda:

  • Éxito extrínseco. Generalmente es visto como la capacidad que tiene una persona a nivel financiero, o por la fama o el poder que tienen sobre otras personas, es decir, son considerados “celebridades”. Un común denominador de este tipo de éxito es que son  logros superficiales. El nivel de satisfacción que genera en las personas es efímero o momentáneo, no permanece en el tiempo; se le valora al principio y luego pasa a ser parte de la vida.
  • Éxito intrínseco. Está vinculado al lado emocional de una persona y con sus fortalezas de carácter. Con el desarrollo de una vida más plena y estable, con la capacidad de compartir con otros ese estado de fluidez.

Culturalmente hablando, la sociedad actual y los medios de comunicación nos han enseñado a idealizar el éxito extrínseco como un sinónimo de felicidad y muchas personas están dispuestas a arriesgarse o hacer lo que sea para conseguirlo, aunque esto conlleve caer en conductas mal sanas. De hecho, aquéllos que no suelen mostrar bienestar económico o fama ante la sociedad, no son considerados exitosos, aun cuando todo en su vida este equilibrado. Por otro lado, la persona que suele mostrarse económicamente potente, aun sabiendo que tiene un sinnúmero de problemas emocionales o de adicciones, suele ser admirado, es aplaudido y además se le toleran ese tipo de comportamientos.

La gente que ha alcanzado el éxito extrínseco y tiene dinero y fama, aun con este nivel, es muy probable que no se sienta 100% satisfecha, porque su nivel de satisfacción depende del reconocimiento social y la popularidad que le otorgan otros".

Los que alcanzan la plenitud a través del éxito intrínseco tienen regularmente un propósito personal y una visión de sí mismo madura, estable y no dependen de ninguna aceptación social.

Dependiendo del tipo de éxito que tengas, puedes tener o no un propósito de vida. Además de qué la fama y la fortuna pueden ser una clave detonante de malos hábitos personales y profesionales que te pueden llevar a situaciones graves como las adicciones o, en casos críticos, el suicidio. De ahí la importancia de la inteligencia emocional para poder controlar de forma efectiva el éxito profesional o personal.

Los 4 cuadrantes del éxito

  1. Éxito extrínseco bajo y éxito intrínseco bajo. La persona no tiene un propósito de vida, no hay motivación en la parte personal o profesional, no está satisfecha con su trabajo o actividades, tampoco hay reconocimiento por parte de grupo de apoyo (amigos o familia), comunidad o sociedad.
  2. Éxito extrínseco alto y éxito intrínseco bajo. La persona tiene reconocimiento de grupo de apoyo (amigos o familia), comunidad o sociedad. Su situación financiera puede ser de bonanza o estable, sin embargo a pesar de tener fama y fortuna no está conforme consigo misma; la falta de un propósito la mantiene insatisfecha, no siente plenitud y en muchas ocasiones la sustituye con hábitos no saludables.
  3. Éxito extrínseco bajo y éxito intrínseco alto. La persona tiene un propósito de vida, está motivada en la parte personal o profesional, vive su éxito de forma íntima, sin que haya aprobación por parte de la sociedad. No requiere ser considerada exitosa, ya que se sabe exitosa y se muestra así ante su círculo cercano. Su motivación es hacer felices a los demás
  4. Éxito extrínseco alto y éxito intrínseco alto. La persona tiene un propósito de vida, está motivada en la parte personal o profesional, su trabajo o actividades la apasionan. Encuentra plenitud en el camino y eso es exitoso, ya que no ve una meta como el fin, pues disfruta el trayecto. Tiene reconocimiento por parte de grupo de apoyo (amigos o familia), comunidad o sociedad, la consideran un modelo a seguir por la congruencia en los valores que guían su conducta.

Cómo el mundo del éxito está cargado de fuertes presiones externas, se requiere tener un alto nivel de inteligencia emocional para no caer ante la tentación y la presión social.

La inteligencia emocional y el éxito

Como su nombre lo indica, esta habilidad implica el uso inteligente de las emociones. Es decir, de forma intencional hacemos que nuestras emociones trabajen para nosotros, utilizándolas con el fin de que nos ayuden a guiar nuestro comportamiento y alcancemos la meta que nos proponemos. No se busca la aprobación externa, ya que se cuenta con un fuerte auto concepto que no requiere aprobación o aplausos.

La capacidad de reconocer cómo te sientes, permite comprenderte mejor a ti mismo, controlar de forma inteligente tus actos y, en consecuencia, comprender mejor a los demás.

Hay dimensiones que te permiten entender cómo mantener en control tus conductas.

Para esto, hay 5 dimensiones de la inteligencia emocional:

» 1. Autoconciencia

  • Consciencia emocional
  • Autoevaluación realista
  • Autoconfianza

» 2. Automotivación

  • Motivación al logro
  • Compromiso
  • Iniciativa
  • Optimismo

» 3. Autorregulación

  • Autocontrol
  • Confiabilidad
  • Diligencia
  • Adaptabilidad
  • Innovación

» 4. Consciencia social

  • Empatía
  • Orientación al servicio
  • Desarrollo de personas
  • Integración de la diversidad
  • Consciencia organizacional

» 5. Habilidad social

  • Creación y fortalecimiento de tus redes sociales
  • Capacidad de influencia y persuasión

Cada una de estas dimensiones nos ayuda mantener un equilibrio personal. Éstas pueden mejorarse o entrenarse, así que una vez que identifiques cuál es la que puede ayudar con tú propósito, la puedes desarrollar.

Top Voice de LinkedIn. Consultora experta en transformación de competencias y conductas humanas, desarrollo organizacional y cambio de cultura laboral.

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