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Ahora, en busca de una hazaña
En el juego de ida de la Copa Libertadores se mostró fiel a su costumbre, con un ritmo más lento al de sus compañeros, incluso apático y tuvo poco contacto con el balón.
Adolfo Bautista es un hombre diferente. En el juego de ida de la Copa Libertadores se mostró fiel a su costumbre, con un ritmo más lento al de sus compañeros, incluso apático y tuvo poco contacto con el balón. Sin embargo, gracias a él y a su anotación, las Chivas continúan con vida en la serie donde se encuentran 2-1 abajo ante el Internacional de Porto Alegre.
Y es que Guadalajara no logró descifrar el enigma llamado Inter, que le robó la posesión del balón al conjunto tapatío, tuvo más aproximaciones a la portería de Luis Ernesto Michel y sólo sufrió en la jugada que puso momentáneamente arriba al Guadalajara.
Luego de que en la primera mitad las Chivas fueran superadas por un conjunto colorado que en ningún momento enseñó la intención de especular e incluso estrelló dos bolas en la meta rojiblanca.
No habían pasado cinco minutos de la segunda final de un equipo en la Libertadores, cuando el arco de los pupilos de José Luis Real se estremeció.
El Inter sorprendió a Guadalajara, gracias a la intervención en el ataque del lateral Kleber Carvalho, quien cruzó a Michel y estrelló el balón en la base del poste derecho.
Los cariocas continuaron con la misma táctica y borraron a las Chivas del encuentro. La posesión del balón era totalmente suya. Los embates pusieron en peligro el arco del Rebaño Sagrado en el minuto 27, cuando Alecsandro mandó el esférico al travesaño del conjunto mexicano.
Sin embargo, las Chivas aprovecharon su única opción de peligro que tuvieron en el primer tiempo y Bofo, quien no había tocado más de 10 veces el esférico, mandó a guardar el balón.
En el tiempo de compensación de la primera mitad, Bautista entró por el centro y contactó con la cabeza un centro de Marco Fabián. Bofo tomó a contra pie y adelantado al arquero Renan Soares, que sólo contemplo como el balón, rebasaba la línea de gol.
El Bofo corrió hacia el centro del campo y todos los rojiblancos le escoltaron para fundirse en un fuerte abrazo. Adolfo, con la tranquilidad que lo caracteriza, sólo mostró su guante blanco a la tribuna.
La felicidad explotó en el Estadio Omnilife, pues a pesar de que su equipo era dominado, tenía una ventaja momentánea. Sin embargo, algo ocurrió en el descanso, pues las Chivas no buscaron ampliar la ventaja y el equipo visitante aprovecho esta condición para seguir atacando al Rebaño Sagrado.
Las Chivas vieron como la ventaja se esfumó en menos de cinco minutos con dos cabezazos de los cariocas. En el 28, el mediocampista Giuliano entro sin marca y sólo le bastó rozar el esférico para superar al guardameta mexicano y tres minutos después, al 31, luego de un recentro central Fabio Cuedes, le ganó la salida a Michel para marcar la voltereta.
Bofo no se mostró expresivo ni cuando puso adelante a Guadalajara ni cuando su meta cayó en dos ocasiones.
Mientras sus compañeros pasaron de la felicidad a la decepción, él continúo con el mismo semblante. Es un hombre diferente, el cual mantiene vivas las esperanzas de las Chivas de ser el primer equipo mexicano que se corona en la Copa Libertadores.