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China, el imperio incómodo del deporte
El gigante oriental ha apostado por abrirse al mundo a través de magnos eventos como las WTA Finals, NBA o Fórmula 1, sin embargo, su reputación sigue perdiendo méritos por temas sociopolíticos.
Para China, el deporte es la mayor vitrina para exponer su poderío ante el mundo. De acuerdo con el portal de la Administración General de Deportes del país asiático, han estipulado un programa 2021-2025 en el que planean construir una industria deportiva de 773,000 millones de dólares “que sea un motor potencial de economía, generador de empleo y área atractiva para la inversión”.
Sin embargo, los problemas sociopolíticos han hecho que la reputación de China se mantenga en el ojo del huracán de las grandes organizaciones deportivas mundiales, acusando graves conflictos de derechos humanos en el interior del país, siendo el más reciente el de la tenista Peng Shuai, quien desde el 2 de noviembre reveló que el exviceprimer ministro, Zhang Gaoli, 40 años mayor que ella y miembro del Partido Comunista, la había obligado a tener relaciones sexuales; desde esa fecha y por 20 días, no se supo nada a nivel global de la deportista y eso reencendió las críticas al gobierno chino.
Serena Williams, Naomi Osaka y Andy Murray fueron algunas de las personalidades del tenis que se pronunciaron por la desaparición de su colega, quien el 22 de noviembre dejó un halo de tranquilidad al reaparecer en una videollamada con Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) para señalar que se encuentra “bien y a salvo en su casa de Beijing”, de acuerdo con una carta que lanzó el propio COI.
La situación alarmó al mundo en un año en el que también han sido constantes las protestas contra la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 por el trato de China a las tribus nómadas de uigures y su represión de las libertades en Hong Kong. Ante ello, la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su país estaba sopesando un boicot diplomático por los abusos de derechos humanos de China, una medida que mantendría a dignatarios estadounidenses, pero no a atletas, fuera del evento.
Desde principios de año, diversos grupos de derechos humanos han pedido a gobiernos internacionales, patrocinadores y deportistas que boicoteen lo que bautizaron como los “juegos del genocidio” en China, algo que cautivó al mundo durante la ceremonia de encendido de la antorcha en Grecia a mediados de octubre, cuando se realizó una manifestación que terminó con la detención de tres activistas por la independencia del Tíbet.
Con el caso de Peng Shuai, la Women’s Tennis Asociation (WTA), máximo referente del tenis femenil mundial, saltó contra China, al grado de considerar seriamente el retirar sus torneos de dicho país: “Seguimos pidiendo pruebas independientes y verificables de que Peng Shuai está a salvo y que su acusación de agresión sexual será investigada de forma exhaustiva, justa y sin censura. De lo contrario, la WTA está preparada para hacer lo correcto”, señaló a CNN, Steve Simon, CEO de la WTA.
Uno de los más grandes eventos de la WTA está justamente vinculado a China al menos hasta 2030: las WTA Finals, que lograron un acuerdo desde 2019 con la ciudad de Shenzhen pero que fue suspendido en los dos últimos años por la pandemia.
China ha sido el foco de la expansión más agresiva de la WTA durante la última década y fue sede de nueve torneos en la temporada 2019 con un total de 30.4 millones de dólares en premios en metálico en oferta. Las Finals de ese año tuvieron un premio récord de 14 millones cuando se jugaron en Shenzhen por primera y única vez (2020 fue cancelado y 2021 fue movido a Guadalajara), además de que la plataforma de transmisión iQiyi es el socio de derechos digitales de la WTA en China y firmó un acuerdo de 10 años por un monto de 120 millones de dólares desde 2017.
Entre el ATP Tour y la WTA Tour, China posee 15 torneos en la actualidad, pero todos fueron cancelados en 2021 debido a la continuidad de la pandemia. Aún así, se encuentra entre los tres mercados con mayor cantidad de eventos junto a Estados Unidos y Australia, lo que certifica su papel en el tenis de élite.
Pero el tenis y los Juegos Olímpicos de Invierno no son los únicos eventos deportivos grandes que se han visto manchados por problemas sociopolíticos de China. Otra ruptura ocurrió con la NBA desde octubre de 2019, cuando la televisión pública de dicho país decidió cortar las transmisiones de la liga más importante de baloncesto a nivel mundial después de que el director general de los Houston Rockets, Daryl Morey, tuiteara: “Lucha por la libertad, apoya a Hong Kong”.
La discrepancia se acentuó de nueva cuenta en octubre de 2021 cuando el jugador de los Boston Celtics, Enes Kanter, calificara al presidente chino, Xi Jinping, de “dictador brutal” en redes sociales, en alusión a sus políticas represivas en el Tíbet, provocando que la plataforma Tencent, encargada de transmitir la NBA en China, dejara de ofrecer los juegos de los Celtics dentro de este territorio asiático.
La NBA aterrizó por primera vez en China en 2004 para recibir un par de duelos de pretemporada en Shangai y Beijing, donde participaron los Sacramento Kings y Houston Rockets. La liga regresó de 2007 a 2010 y de 2012 a 2019 para acumular un total de 25 juegos, la mayor cantidad para un país, aunque nunca se concretó un juego oficial como sí ha ocurrido en Japón y México.
Además de su incursión en el tenis y el basquetbol, China también es poseedora de un Gran Premio de Fórmula 1 desde 2004 y ha extendido su contrato hasta 2025 luego de las cancelaciones de las temporadas 2020 y 2021 por la pandemia. El circuito de Shangai llegó a ser el más costoso de este campeonato con un valor de 240 millones de dólares en su año debut y su naming right ha sido comprado por marcas como Pirelli y Heineken. En otros deportes magnos, China planea albergar el primer Mundial de Clubes de futbol con 24 equipos entre 2022 y 2023, mostrando así también el fuerte de su relación con instituciones como Liberty Media y la FIFA.
kg