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El deporte no desampara a los refugiados

El deporte nunca ha desamparado al mundo cuando lo necesita; la actual crisis es un ejemplo, pero hay otras historias con las que se han solidarizado.

La crisis que viven el Medio Oriente, África y Europa ha tocado al deporte a nivel mundial. La imagen de un niño en brazos que murió luego de naufragar en un barco para huir de la guerra en Siria ha logrado conmover no sólo a la humanidad, sino al mundo del deporte en general.

Según la ONU, se calcula que más de 44 millones de personas (la cifra más elevada desde mediados de la década de 1990) han tenido que abandonar sus hogares por conflictos violentos; y de ellos, más de 11 millones se han refugiado en otros países. Los niños y jóvenes sufren especialmente las consecuencias de esos desplazamientos forzados.

Apenas el fin de semana, el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció que creará un fondo de 2 millones de dólares para ayudar a los refugiados de esas regiones, especialmente de Europa.

Con esta terrible crisis en el Medio Oriente, África y Europa, el deporte y el movimiento olímpico quieren ayudar para llevar ayuda humanitaria a los refugiados , dijo el viernes el presidente del COI, Thomas Bach.

En tanto que el equipo Real Madrid decidió donar 1 millón de euros en apoyo a los refugiados que serán acogidos en España, mientras que Bayern Múnich dará la misma cantidad para aquellos sirios que se refugien en Alemania.

Del mismo modo, el Borussia Mönchengladbach respondió a la iniciativa de Porto para donar un euro por cada boleto vendido para los refugiados en sus partidos de la Champions League.

Sin embargo, no es la primera ocasión que el deporte se une para apoyar esta causa. El COI ha estado muy consciente de los problemas sociales y, en especial, de la guerra en Europa y Medio Oriente.

El organismo que rige el deporte olímpico a nivel mundial tiene vínculos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión de Refugiados de la ONU, por lo que ya ha tenido acciones específicas para apoyar en la problemática.

Una de las estrategias que han tenido en conjunto la ONU y el COI es la llamada Dar es Ganar, con la que se recolectaron 100,000 prendas de ropa deportiva sin usar donadas por los atletas, entre las que había algunas diseñadas por Stella McCartney.

Las prendas no acabarán con el sufrimiento de los refugiados que han perdido sus hogares y a sus seres queridos. Pero recibir donaciones directas y personales de los mejores deportistas del mundo es una señal de que hay gente que se preocupa por ellos y no los olvidan. El apoyo les dará esperanza , aseguraba Roland Schilling, representante de la Agencia de la ONU para los refugiados.

Del mismo modo, Jacques Rogge, ex presidente del COI, quien ahora forma parte de la comisión de la ONU para los jóvenes refugiados y el deporte, ha buscado promover la construcción de un complejo juvenil en el campo de refugiados de Azraq en Jordania.

El complejo se construirá con financiamiento del COI y estará formado por instalaciones y equipamiento para practicar diversos deportes, incluyendo futbol, basquetbol, voleibol y tenis.

Un significado especial

Para muchos atletas, la guerra y la migración tienen significados especiales. Por ejemplo, el basquetbolista Luol Deng huyó de Sudán cuando era un niño y vivió en un campo de refugiados en Egipto antes de llegar a Inglaterra. Deng es ahora una estrella del Miami Heat de la NBA.

De la misma manera, Lopez Lomong es un atleta que nació en Sudán; es uno de los Niños Perdidos que huyeron con tan sólo 16 años. Ahora tiene la nacionalidad norteamericana y ha brillado en los 5,000 metros. De hecho fue uno de los abanderados de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Por su parte, el corredor Elkin Serna, un desplazado interno de Colombia, tuvo que huir de Antioquia por amenazas de grupos ilegales que se disputaban en la zona. Es un atleta paralímpico que ganó la primera medalla de plata de Colombia en los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008.

Así, las donaciones de dinero, ropa, y la preocupación por que los jóvenes y niños refugiados tengan un lugar para practicar el deporte, parecen ser una inyección de moral enorme y, sobre todo, una señal de que el mundo se preocupa por ellos.

cristina.sanchez@eleconomista.mx

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