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JO de Invierno, aventura aventura

El frío intenso se siente en cada una de las extremidades descubiertas, pero la emoción de representar a México en unos Juegos Olímpicos de Invierno es tan cálida que aún a ocho años de distancia, Luis Carrasco siente la adrenalina correr por sus venas.

El trineo está en la meta. El frío intenso se siente en cada una de las extremidades descubiertas, pero la emoción de representar a México en unos Juegos Olímpicos de Invierno es tan cálida que aún a ocho años de distancia, Luis Carrasco siente la adrenalina correr por sus venas.

El Cuaz, como es conocido en el mundo de los deportes extremos, es uno de los 41 atle­tas mexicanos que han participado en una justa invernal como la que inicia el próximo viernes en Vancouver, como atleta, la mejor experiencia que se puede tener es participar en unos Juegos Olímpicos , afirmó Carrasco a El Economista.

Deportista de toda la vida, El Cuaz asistió a los Juegos de Salt Lake City del 2002 y aunque no ganó ninguna medalla, asegura que fue la experiencia más emocionante y atrevida de su vida.

Sin embargo, la participación mexicana en deportes invernales se ha visto mermada por la falta de espacios para practicar este tipo de deportes y por la falta de presupuesto, una temporada completa, que consta de cuatro meses, puede costar entre 10,000 y 15,000 dólares (US45,000 anuales). Muy poca gente puede pagarlos y eso hace que estos deportes no se practiquen tanto , aseguró.

Quizá por ello, para los Juegos de Vancouver 2010, que inician este fin de semana, sólo un representante mexicano estará en la justa, el príncipe Hubertus Von Hohenlohe, quien vivirá su quinta experiencia olímpica.

Y aunque El Cuaz tenía deseos de asistir a la olimpiada, esta vez no logró calificar; no obstante, afirmó que México ha tenido un crecimiento en este tipo de disciplinas, hay más gente que quiere participar, yo estoy aquí en el Distrito Federal, pero hay mucha gente en Guadalajara, otro mexicano que entrena en París, esto está teniendo mucho auge , admitió.

Carrasco reconoció que el apoyo en otros países ha sido fundamental para el desarrollo de estas disciplinas en el país actualmente, los estadounidenses nos han abierto las puertas, nos han dado un costo igual al de los estadounidenses. Un pase que cuesta 250 dólares para que puedas tirar todas las veces que quieras.

Un hispano nos regaló una Van. Otro mexicano nos regaló uniformes, una estadounidense nos prestó su casa, todo eso reduce los costos , confirmó.

El Cuaz ve un futuro muy bueno para los deportes que él practica y si bien no estará esta vez en Vancouver, alberga la esperanza de que en los próximos Juegos, él y otros atletas más puedan representar orgullosos a nuestro país.

csanchez@eleconomista.com.mx

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