Lectura 4:00 min
El desafío para el presupuesto al campo es hacer más con menos
Los cuatro programas estratégicos contarán con un presupuesto global de 20,500 millones de pesos.
Para el ejercicio presupuestal del 2019, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) contará con un presupuesto de 65,434.9 millones de pesos, (el menor en 11 años), con el cual se buscará atender a los pequeños y medianos productores, dar acompañamiento a la agricultura comercial, brindar atención a sanidades y comercialización.
Dentro del presupuesto destacan cuatro programas estratégicos que abonarán al propósito de alcanzar autosuficiencia alimentaria en productos básicos; además de programas sustantivos que atenderán otros sectores, entre los que se encuentran: Producción para el Bienestar, Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos, Crédito Ganadero a la Palabra y Fertilizantes.
En entrevista para El Economista, Leticia López Zepeda, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), indicó que más allá de que en este año se aprobó un presupuesto menor al reportado el año pasado, lo importante es ver cómo se implementa.
“En la ANEC siempre hemos estado más preocupados en saber cómo se usa el dinero asignado que por el monto, en ejercicios anteriores había un presupuesto mayor, pero la mayor parte del recurso se destinó a los grandes productores”, denunció.
“Lo preocupante de presupuestos anteriores es que se abandonó al campo, los indicadores de pobreza son contundentes, los recursos no se usaron para buscar un mayor desarrollo productivo, social, económico y ambiental”.
López Zepeda señaló que un presupuesto bien aplicado y distribuido de manera directa rendirá mejores frutos y llegará a los que realmente necesitan ser apoyados; sin embargo, agregó que la parte que si les preocupa son los apoyos complementarios.
“Los apoyos complementarios de estos apoyos directos, en el caso de Desarrollo Rural las reglas están confusas, reproducen viejos esquemas, es un programa de asistencia técnica controlado por el estado, entonces mientras que por un lado se da el apoyo directo al productor, por otro lado, el gobierno va a tener una red de extorsionistas con viejos modelos neoliberales”.
Estudio
De acuerdo con Fundar, Centro de Análisis e Investigación, la primera impresión que brinda el Presupuesto 2019 es positiva, ya que observan una mayor diversificación de los recursos entre los programas presupuestarios; diferente del año anterior en que se concentraban básicamente en dos programas que, juntos, sumaban 45% del total del presupuesto del Ramo 8: Fomento a la Agricultura (23%) y Apoyos a la Pequeña Agricultura (22%).
“Se crearon cinco programas presupuestarios que podrían estar dirigidos a la agricultura campesina; juntos suman 44.3% del total del presupuesto: 1) Producción para el Bienestar (15.7%), 2) Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos (10.5%), 3) Agromercados Sociales y Sustentables (9.4%), 4) Crédito Ganadero a la Palabra (7%) y 5) Fertilizantes (1.7%)”, indica.
“Sin embargo, precisamos conocer las características de estos programas (y los subcomponentes que los conforman) para poder identificar la población beneficiaria, los requisitos para acceder a estos apoyos, sus reglas de operación, su distribución geográfica, entre otros elementos, y así conocer en cierta medida el grado de progresividad de los programas de subsidios del nuevo gobierno”.
Otra opinión acerca del presupuesto que se señala en el documento es que están modificando programas que históricamente tenían uso clientelar o eran de carácter regresivo.
Finalmente, Fundar recomienda realmente enfocar los cinco nuevos programas de reciente creación y que estén enfocados a la agricultura campesina de pequeña escala, pues históricamente este tipo de apoyo ha estado dirigido a las grandes empresas agroexportadoras, lo que es muy regresivo en este sentido.
Agregan que los lineamientos del Programa de Fertilizantes deben considerar el impacto ambiental de este tipo de insumos para la agricultura, pues presentan alta toxicidad para el medio ambiente y para las personas.
“Acorde a la nueva política, se esperarían insumos y prácticas agroecológicas, muy necesarios para la conservación y mitigación de los daños causados al medio ambiente y a las comunidades y se esperaría que la temática del uso sustentable de los recursos naturales y del buen manejo de los residuos agrícolas esté presente en la nueva política de desarrollo rural”, concluye.