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Il Cavalieri deja el hospital
"Dos cosas me quedan de esta experiencia: el odio de unos pocos y el amor de tantos, muchísimos italianos", afirmó el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi.
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Milán.- El jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi, de 73 años, fue dado de alta en el hospital de Milán tras permanecer ingresado cuatro días por una agresión en un mitin e hizo un llamamiento al diálogo, ante el deterioro del clima político en el país.
"Dos cosas me quedan de esta experiencia: el odio de unos pocos y el amor de tantos, muchísimos italianos", afirmó Berlusconi, en un mensaje oficial divulgado por la jefatura del gobierno en el que llama "a una nueva era de diálogo".
"Si lo que ocurrió genera una mayor conciencia de la necesidad de un lenguaje más moderado y honesto en la política italiana, entonces este dolor no ha sido inútil", agregó.
"Algunos representantes de la oposición parecen que han entendido: si se distancian con honestidad de los pocos que fomentan la violencia, entonces se podrá finalmente comenzar una nueva era de diálogo", añadió.
Abandonando el tono conciliador, Berlusconi prometió "seguir adelante con más fuerza y determinación el camino de la libertad" y de "las reformas".
"Buen regreso a casa"
El jefe de gobierno italiano, con el rostro visiblemente hinchado y en parte cubierto por un vendaje, saludó con la mano a unos cincuenta periodistas desde su automóvil.
"Buen regreso a casa" rezaba una banderola colocada en una valla cercana a la entrada de la residencia de Berlusconi cuyas vías de acceso estaban estrechamente vigiladas por la policía.
El primer ministro deberá descansar y "evitar todos los compromisos de carácter público" durante unos 10 o 15 días por orden de su médico, aunque su portavoz Paolo Bonaiuti, quien lo considera "un volcán siempre en erupción" y un trabajador incansable, sostiene que será difícil tenerlo en casa.
El domingo en la noche, al término de un mitin político, Berlusconi fue alcanzado en pleno rostro por un proyectil, una réplica en miniatura de la catedral de Milán, lanzado contra él por un hombre de 42 años en tratamiento desde hace diez años por trastornos mentales.
El diagnóstico después de la agresión dio cuenta de una fractura de la nariz, una herida en el labio superior y dos dientes rotos.
Berlusconi debió pasar cuatro noches en el hospital San Raffaele de Milán (norte) a pesar de un pronóstico inicial que señalaba entre 24 y 36 horas de observación debido, según su médico personal Alberto Zangrillo, a dolores persistentes en el rostro, donde recibió el impacto, y a antiguos problemas cervicales avivados por la agresión.
Desde el primer día, Berlusconi lee los diarios y sigue los debates televisivos, según sus asistentes.
Inclusive se molestó por los análisis hechos en algunos programas televisivos sobre el clima de odio fomentado durante su legislatura y por un sondeo según el cual dos italianos sobre diez apoyan a su agresor se intercambiaron acusaciones como "instigadores morales" de la agresión.
El descubrimiento de una carta bomba la madrugada del miércoles en la Universidad Bocconi de Milán, enviada por un movimiento anarquista, incrementó aun más esos temores.
Mientras tanto, el ingeniero con problemas psíquicos desde los 18 años que agredió a Berlusconi, Massimo Tartaglia, permanece en la cárcel acusado de "lesiones graves y premeditación".