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Alemania en alerta: el populismo avanza
La violencia ha dejado de ser anomalía.
En México ya forma parte de la cotidianidad. De hecho, el porcentaje de territorio controlado por el Estado ha ido disminuyendo en los últimos años; la transferencia del territorio llega a manos del crimen organizado.
Ayer, el primer ministro de Eslovaquia Robert Fico fue víctima de un atentado.
En México, la noticia tuvo poca cobertura en los noticieros de la radio durante la tarde. La violencia ha saturado sus agendas.
En algunos casos son las teorías de la conspiración depósitos donde se incuba la violencia. El episodio de Edgar Madison Welch, diciembre de 2016, cogiendo una escopeta desde Carolina del Sur para llegar a Washington y dirigirse a la pizzería Comet con el objetivo de liberar a menores de edad supuestamente secuestrados por un grupo de pederastas encabezados por John Podesta y Hillary Clinton, fue una historia fantástica con la que se comprueba que del mundo virtual se puede viajar a la realidad con rifles y metralletas para asaltar parlamentos, estaciones de trenes o restaurantes.
Tal pareciera que QAnon es tendencia global.
Marjorie Taylor Greene nutre su ideario político con teorías de la conspiración marca QAnon. Ella podría ser la próxima vicepresidenta de Estados Unidos.
En diciembre de 2022 la policía alemana desarticuló a un grupo armado que tenía como objetivo asaltar el Bundestag.
Entre los detenidos hay un aristócrata conocido como el príncipe Heinrich XIII, de 71 años, quien sería uno de los principales responsables de los planes del asalto; exsoldados; y una exdiputada del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
La semana pasada, Franziska Giffet, política berlinesa, fue atacada durante una visita oficial a una biblioteca de Berlín por un hombre que la golpeó con una bolsa que contenía objetos duros.
Pocos días antes, un candidato socialdemócrata a las elecciones europeas, Matthias Ecke, fue brutalmente golpeado por tres individuos mientras colocaba material de propaganda en las calles de Dresde.
Frente a la escalada de la violencia política en Alemania, 30 grandes empresas se han unido para hacer campaña y concienciar, al menos a sus 1.7 millones de empleados, en contra de los movimientos populistas como los es AfD.
El nombre de la campaña es: “Defendemos los valores”. Piden no votar en las próximas elecciones europeas por partidos como Alternativa para Alemania.
Entre las firmas que participan destacan el Deutsche Bank, Deutsche Bahn (empresa de ferrocarriles) y Siemens.
“Los extremistas y racistas están dividiendo a nuestro país y poniendo en peligro nuestra prosperidad”, comentó Ronald Busch, consejero delegado de Siemens.
El populismo avanza súbitamente: QAnon como colono global.