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Alicia Bárcena y su tuit incompleto: fueron homicidios
Un tuit es suficiente para conocer el laberinto que une la realidad con la manipulación.
Los surfistas australianos Jake y Calum Robinson, y el estadounidense Carter Rhoad, fueron golpeados y recibieron disparos en la cabeza y luego lanzados a un pozo en el municipio de Ensenada, Baja California.
La reacción de la secretaria de Relaciones Exteriores Alicia Bárcena obedece a una realidad alternativa, donde las palabras que escribe en X, abren la posibilidad de que los tres jóvenes pudieron sufrir un accidente en una lancha perdida en medio del mar; pudieron morir ahogados o sufrir golpes fuertes en la cabeza en medio de una zona rocosa y una tempestad incontrolable.
En efecto, quienes no conozcan lo que verdaderamente les ocurrió a Jake, Calum y Carter, aplaudirían el siguiente mensaje: “Mis sentidas condolencias a las familias de Jake y Callum Robinson de (bandera de Australia) y Jack Carter (bandera de Estados Unidos) por sus trágicos fallecimientos en Baja California. Abrazo solidario a sus padres por tan sensible perdida (sic) y cuenten con el apoyo del @GobiernoMX y la @SRE_mx”.
“Trágicos fallecimientos” se digiere mejor que “homicidios dolosos”.
En el proceso de descivilización que vive México desde hace 18 años, y que en este sexenio se cuantifica en más de 186,000 homicidios, el encubrimiento de la realidad forma parte de la indolencia, en este caso de la funcionaria Alicia Bárcena. No aceptar la realidad es el primer paso para no querer cambiarla. Desde el piso 22 de la torre de cancillería se observa otro México.
La secretaria ofrece apoyo del Gobierno y de la cancillería, sin embargo, el apoyo tuvo que haberse “dado” antes de los homicidios, ofreciendo seguridad al país. Es el Estado el que tiene el monopolio de la fuerza (armas). Los familiares de los tres asesinados no quieren abrazos, piden justicia.
La secretaria Bárcena no se compromete, como parte del Gobierno de López Obrador, a ofrecer justicia en contra de los criminales, como suele ocurrir en todo Estado de Derecho. Ofrece apoyo administrativo: sacar fotocopias de los certificados de defunción; traslados de los féretros y quizá el pago del hospedaje para los familiares de las víctimas.
La política exterior del Gobierno del presidente López Obrador ha sido dogmática y no de Estado. En América Latina las embajadas han sufrido una mutación: ahora son centros de ideologización y ministerios públicos. La embajadora Serur, como ejemplo: “Ecuador no se merece al presidente que tiene”. O la embajada de México en Madrid: mamá de Glas acusando al presidente Noboa.
La política exterior no solo no es de Estado, ahora se ha judicializado. Ya no son los embajadores sus protagonistas, ahora destaca el consultor jurídico de Relaciones Exteriores, Alejando Celorio.
¿Por qué no se usa el lenguaje que describe la realidad?