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Opinión

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Año de rendir cuentas

Con el inicio de este 2024, entramos al último tramo del gobierno del presidente López Obrador, que concluye formalmente el 30 de septiembre. Son nueve meses los que restan a la actual administración para poder cumplir con las promesas que asumió y que ha venido presumiendo de manera prematura, por decir lo menos. En la experiencia histórica, sabemos que en realidad le quedan cerca de seis meses efectivos para que ejerza el poder. Así ha ocurrido con todos los presidentes anteriores, y a pesar de la fuerza y popularidad del actual presidente, a partir del 3 de junio, cuando ya sepamos quién fue la candidata que salió victoriosa en las urnas en la jornada electoral del domingo 2 de junio, es altamente probable que atestigüemos de nueva cuenta ese período durante el que cohabitan el poder del presidente saliente, que se diluye rápidamente en las semanas siguientes, y el poder vitaminado de quien le sucederá en el cargo.

Mientras llega ese momento, el presidente tiene seis meses para cumplir sus promesas de manera efectiva. Es decir, que entregue sus megaproyectos funcionando cabalmente y con la certeza de que tendrán viabilidad. Porque inaugurar obras que aún no están plenamente concluidas y sobre las que no existe claridad para asegurar que se mantengan funcionando plenamente al menor costo posible para los contribuyentes, es un acto irresponsable que lo confirmaría simplemente como un presidente populista que no tuvo empacho en heredarle una pesada carga a los contribuyentes.

Ahí está el caso del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) inaugurado en marzo de 2022, año para el que sus propios directivos anunciaron que esperaban cerrar con un total de 2.4 millones de pasajeros transportados. Al cierre de noviembre de 2023 no habían logrado siquiera llegar a la meta fijada para diciembre de 2022. Según datos publicados en el portal del AIFA, entre enero y noviembre de 2023, apenas dos millones 354,000 pasajeros habían sido transportados en vuelos con origen o destino en el AIFA. En cuanto a número de operaciones, aún con el empuje artificial del decreto por el que las operaciones de carga fueron trasladados obligatoriamente del NAICM al AIFA, en noviembre de 2023 se reportaron 2,025 operaciones en total, frente a 30,136 que reportó el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para ese mismo mes.

Es decir, el aeropuerto supuestamente “solución” para aliviar la congestión de operaciones del AICM, está muy lejos de acreditar su supuesta utilidad a casi dos años de haber iniciado operaciones. Así que ante el notorio e insuficiente avance para mejorar su penetración en el volumen de operaciones mensuales en el área metropolitana de la Ciudad de México, es evidente que los contribuyentes están teniendo que financiar los malos resultados, que se explican por haber iniciado un proyecto de ese tamaño sin haber estudiado seriamente el problema que según se pretendía atender.

En la misma tesitura se encuentra la refinería de Dos Bocas, que fue inaugurada por el presidente López Obrador el 1 de julio de 2022, y que luego se anunció que en julio de 2023 había iniciado –en supuesta fase de prueba– la producción de gasolinas, que en noviembre de 2023 estaría produciendo al 50% de su capacidad  y que entre diciembre de 2023 y enero de 2024, es decir, ya en este mes, estaría produciendo a capacidad plena. En este contexto no se puede omitir la forma presuntuosa en que el presidente y la entonces secretaria de Energía, hoy precandidata de Morena a gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, destacaban que no había proyecto similar que se hubiera construido en tan poco tiempo. Quizá es esa forma atropellada de haber iniciado la construcción de la refinería lo que los tiene ahora estancados para poder echar a andar de manera efectiva ese monstruo que además ya se excedió en más del doble del presupuesto original. Otra vez, ante la deficitaria operación de Pemex, los contribuyentes son quienes absorben el costo de las malas decisiones.

Todavía falta conocer el desenlace operativo y financiero del Tren Maya, pero pinta igual o peor que los otros dos proyectos citados. ¿Quién pagará los platos rotos en junio cuando el presidente tenga que reconocer que sus proyectos están muy lejos de cumplir lo que se prometió y que su costo es mucho mayor?

*El autor es economista

X: @GerardoFloresR

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