Lectura 4:00 min
¿Autorizará Cofepris a laboratorio veterinario para producir la vacuna Patria?
Avimex fabrica vacunas seguras y eficaces pero son para animales, no para seres humanos. Y claramente no son las mismas exigencias. De hecho hay distintos reguladores para uno y otro segmento.
Los productos líderes de Avimex son para cerdos, aves y bovinos e incluso tienen una línea para producción acuática de peces y camarones. Es una empresa con historial y prestigio, sí, pero en 7 décadas sus productos nunca han salido del ámbito veterinario.
Avimex hoy exporta a 30 países una variedad de vacunas y medicamentos para aves y ganado; incluso vende una línea de productos para la industria pesquera y camaronera.
Durante su historial de 70 años la empresa que dirige el MVZ Bernardo Lozano-Dubernard, ha ido cumpliendo requisitos y las normas oficiales aplicables como la NOM-ZOO-003; su planta de producción en Querétaro recibió certificado de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) pero de parte de la autoridad de sanidad animal, Senasica.
Su autoridad reguladora ha sido la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural; ninguna instancia ni autoridad de la Secretaría de Salud ha vigilado las actividades de Avimex.
Si su expertis histórico es en el ámbito veterinario ¿por qué Avimex fue el indicado para desarrollar y fabricar la vacuna antiCovid que el gobierno mexicano apoya? Para el loable objetivo de producir una vacuna pandémica en México había otros laboratorios con más capacidad y experiencia en biológicos. Ahí está el caso de Liomont -de Alfredo Rimoch- que desde hace años se ha venido preparando para producir vacunas; incluso cuenta con área aséptica del más alto nivel regulatorio, la primera en su tipo en América Latina, donde envasó las vacunas AstraZeneca provenientes de Argentina; y hace años ya tenía todo para producir la vacuna de influenza, a no ser porque Sanofi jugó chueco. Otra excelente opción hubiera sido Probiomed -la biofarmacéutica de México adquirida por Sanfer- dirigida por Jaime Uribe, que viene produciendo medicamentos biocomparables desde hace décadas y cuyo enorme potencial biotecnológico no ha sido suficientemente valorado.
Ayer se anunció que la directora general del Conahcyt, Elena Buylla, llevó a las autoridades de regulación sanitaria, encabezadas por el médico Alejandro Svarch, junto con la comisionada de Operación Sanitaria, Bertha Alcalde, y el comisionado de Autorización Sanitaria, Natán Enríquez. Que por cierto, vale señalar que hubo una pequeña gran diferencia en cómo lo informaron Cofepris y Conahcyt. El primero dijo que visitaron la planta donde se desarrolla la vacuna Patria, en tanto que Conahcyt dijo abiertamente que en esa planta ya se fabrica la vacuna. No podría ser -al menos no oficialmente- porque aún no la autorizan, pero es un error de Conahcyt que revela gran descuido.
Ambas instituciones publicaron fotos y fue un acto simbólico -como los que suele manejar el actual gobierno- que podría tomarse como indicio de que los expertos ya están avanzando en el análisis para la autorización de la vacuna tan aplaudida por el presidente López Obrador, pero con muchas incógnitas para la comunidad científica del país. No se ha informado si ya entró a análisis del comité de moléculas nuevas, pero el anuncio de ayer parece preparar a la opinión pública para la autorización.
Si bien dicha inmunización avanzó en las fases de investigación, no ha publicado sobre los resultados finales, y no son pocos los expertos en vacunas del país que la ven con escepticismo, varios especialistas consultados se niegan a hablar abiertamente de Patria.
Es cierto que como país necesitamos ser autosuficientes en vacunas y con Covid quedó evidenciado que es un tema de seguridad nacional. Por ello no se demerita el esfuerzo de sacar una vacuna mexicana, pero si Cofepris la autoriza y el Gobierno la ofrece a la población, ¿cómo superar la desconfianza elemental de que fue fabricada en un laboratorio veterinario sin experiencia en productos de uso humano? En ese escenario lo más probable es que muchos preferirán esperar a pagar por las vacunas Moderna y Pfizer actualizadas y avaladas por los reguladores más exigentes del mundo, y que aquí les están dando largas.