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¿Campaña contra México desde los mercados?
Si vemos el comportamiento de los mercados financieros mexicanos, está claro que se descuenta que el gobierno entrante será responsable en el manejo macroeconómico y congruente con las medidas que preserven la estabilidad. De lo contrario, ya estaríamos en el caos.
Claro que en el momento mismo que noten lo contrario, saldrán despavoridos de las posiciones mexicanas y entonces vendrá una depreciación cambiaria, una baja drástica en el precio de las acciones y una venta masiva de instrumentos de deuda mexicanos.
Si eso llegara a suceder no será producto de una campaña financiera contra México en los mercados, como se dice ahora con ese discurso propio de la izquierda, orquestada para frustrar la cuarta transformación.
El mundo no es en este momento un lecho de rosas y hay factores de incertidumbre que pueden afectar las percepciones de riesgo y con ello la preferencia por quedarse en un país como México.
Los chinos parecen haber encontrado en la venta de bonos del Tesoro de Estados Unidos una forma de responder a las agresiones comerciales de Donald Trump. El efecto es una alteración en las tasas de interés con impacto global.
Si bien ya tenemos y festejamos el final de las conversaciones para concretar el acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá (al que una encuesta entre el pueblo bueno arrojó que llamaremos T-MEC), lo cierto es que está lejos de ser una realidad.
Nada menos el propio Donald Trump volvió a amenazar la relación comercial con México por el tema de la caravana de centroamericanos. Como no queriendo dijo que para él es más importante la seguridad fronteriza que el T-MEC. Súmele presiones a los mercados que no son parte de ninguna campaña contra el nuevo gobierno.
Y está el largo rosario de los factores internos que pueden afectar el desempeño económico y financiero del país.
Ya se les ve espantados a los futuros funcionarios públicos con el rumbo que ha tomado su famosa consulta del aeropuerto. El tema que debió quedarse en el terreno de lo técnico, se ha convertido en una bandera para aquellos grupos que están sentados a la extrema izquierda del patriarca.
Si en ese ejercicio partidista que planean para la próxima semana gana Santa Lucía, pueden esperar un turbulento inicio de sexenio en los mercados financieros.
Los mercados ciertamente van a reaccionar negativamente, no sólo por la carga fiscal que implica tener que pagar 100,000 millones de pesos en indemnizaciones más las demandas que se acumulen, sino por la pésima señal de desconfianza que mandan antes de empezar a gobernar.
Después de eso, los mercados estarán más que atentos a las sorpresas que pudiera guardar el Paquete Económico del 2019, en el entendido de que la decisión del aeropuerto marcaría las verdaderas intenciones del gobierno que viene.
Está claro que la siguiente administración va a tomar la economía con algunos alfileres, como la baja producción petrolera, la elevada deuda pública, los precios elevados de los energéticos y las presiones inflacionarias.
Temas que no son focos rojos, pero que requieren de un manejo impecable y muy pulcro de la política fiscal y monetaria.
Pero si lo que demuestran es que al desorden interno y externo le pueden sumar el caos, no se tratará de ninguna campaña en contra de México desde los mercados, simplemente será el instinto de supervivencia de los capitales.