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Opinión

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Campañas descafeinadas, mercados tranquilos

¿Alguien se dio cuenta que las campañas electorales presidenciales ya tienen más de un mes?

La realidad es que han pasado de noche estos primeros 30 y tantos días en los tres aspirantes a gobernar este país deberían aprovechar para hacer llegar sus ideas y propuestas.

Y seguramente pasará lo mismo con los 57 días que le quedan a esta fase del proceso electoral, con todo y los tres debates que vienen.

Seguro que habrá más espacio para la estridencia, pero no mucho campo para las ideas y los planteamientos de cómo abordar los muy serios problemas que heredará México del actual gobierno.

Y justamente una de las principales razones para que no haya lugar para las propuestas es que el panorama político-electoral está dominado por el actual Presidente.

La ley dice una cosa, pero Andrés Manuel López Obrador hace otra y entre todo lo que hace está ubicarse como si fuera uno de los jugadores en el actual proceso electoral.

Tiene una caja de resonancia en campaña y una candidata opositora que se dedica a responder al Presidente. Si llega a deslizarse alguna propuesta queda apabullada por el ruido de Palacio.

Desde la perspectiva de los mercados financieros estamos a 61 días de las elecciones federales más grandes de la historia, donde claramente hay dos proyectos de nación enfrentados, y lo que tenemos es un nivel récord del tipo de cambio.

De un lado, hay muy apetecibles ganancias en pesos mexicanos, que es una moneda de gran liquidez y en un país que conserva su grado de inversión. Es un destino del que se puede salir fácil ante cualquier eventualidad.

Del otro lado hay un impasse que da tiempo a operar esos rendimientos.

Nadie puede en un país que defiende su democracia anticipar resultados, pero lo que sí pueden esperar es que las definiciones lleguen hasta después de que se oficialicen los resultados electorales.

Y es no es solo la proclamación del ganador el día de la votación, sino hasta que se resuelva la última calificación judicial del proceso.

Cuando llegue ese momento y la próxima Presidenta de México pueda sentirse cerca del poder, o incluso ya sentada en la silla presidencial, es cuando vendrán las definiciones para este país.

Cuando Andrés Manuel López Obrador sea historia y no el poder omnipotente que es hoy, entonces sí habrá atención a lo que sucederá con este país.

Entonces sí, cuando la siguiente Presidenta de México plantee si quiere una continuidad ciega o una reconfiguración sensata, ahí podría venir una reacción de los mercados.

Y como prácticamente estamos hablando del último trimestre de este año, ahí sí podría venir un giro de la paz actual a la turbulencia de tener que enfrentar, además, las elecciones de los Estados Unidos y la posibilidad terrible del regreso de Donald Trump.

Ese sí que puede ser un cambio importante en las expectativas del país, porque ya tenemos los traumas previos de cómo el republicano sí es capaz de tomar las peores decisiones en contra de nuestro país.

Pero, por lo pronto, con este espectáculo inadvertido de las candidatas, se puede mantener por algún tiempo más la fiesta del peso fuerte que nutre con ganancias importantes a los que compran deuda gubernamental.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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